Tomado del: El Periódico El Alajuelense / 26 junio al 09 julio 1998
Algunos usábamos zapatos y otros jugaban a pata pelada
A fines de la década de los años cuarenta y principios de los cincuenta, casi en el fondo de un enorme guayabal, donde también existían varios gigantescos higuerones, se encontraba un charral que, gracias al esfuerzo de un hombre dedicado a formas futbolistas, don Onofre Lobo, fue transformado en una humilde plaza, para que el equipo La Percha entrenara.
Este fue el primer antecedente de lo que es hoy la Asociación Deportiva Ramonense, fundada en abril de 1953, por el profesor Domingo Borja Pagés, español que llegó a nuestro cantón para dejar un equipo de futbol.
Donde se encontraba esa plaza se encuentra hoy el Estadio Municipal, abierto al público en el mes de agosto de 1954, un año después de fundada la A.D.R.
Ahí, por las tardes, nos reuníamos los vecinos para jugar la mejenga que se iniciaba a eso de las dos de la tarde y terminaba a las seis, ya que algunos debían de rezar el rosario a las siete de la noche, antes que el compañero Johnny Poyola Villegas diera las ocho con el repique de las ánimas, en la Catedral.
Los Chicos de la Cancha, Mario Lobo “Marión”, Poncho Arguedas, Trino Ledezma, Adrián Lobo, Chu Chu Ulate, Tulio y Pachico “Caca de Mono”, Tista Céspedes, Marco “Clavo” Mora, Álvaro “Pata de Pollo”, Nica Ledezma, Luis Chacón, Luis Alberto Arguedas, los Gamboa, Tacho, Chepe, Javier, Orlando Campos el popular Conchitas los Culicuncos, Julio Blanco y Antonio, el chino Carrillo, Juan y Jorge Vargas, Juancho Céspedes, Eduardo “Catato” Sandoval y Vico su hermano, Los Fonseca, Arturo, Fulvio, Alejo, José Luis y Gerardo, eran terribles con la bola.
Además, estaban: Arcadio Lobo “Panza de Hule”, el Negro Miguel, Fernando Arguedas y Fernando “El negro” Chacón, que era mejor montando a caballo, igual que Asdrúbal Villalobos, Lulo Méndez, Eduardo Rojas, Miguel y el Chino Chacón, Fernando “Chombo Méndez”, Memo Vindas, Juanchito Chacón también el arquero Turique Chacón, Marito Ramírez, a quien le gustaba más la política, Oscar y sus hermanos, los Caca Rala y los Fernández, Joselito y Fabio.
Algunos usábamos zapatos y otros jugaban a pata pelada, estos últimos reventaban nuestras bolas. Fueron muy pocos los que jugaron en la primera división del futbol nacional, entre ellos, Luis Chacón, el ingeniero del balón y el recio defensa central Alfonso “Poncho Arguedas”.
Hoy existe otra plaza La Sabana, junto al Estadio. Pero no es igual, a pesar de que juegan muchos hijos y nietos de los viejos jugadores de la mejenga.
Enérgica, segura de sí misma, atrevida y amante de la aventura, dominada por el elemento fuego, nació a mediados del siglo diecinueve. El lunar de sangre que la chiquita tenía en la frente al nacer, era un presagio de tragedia, vaticinó la comadrona. Fuerte y decidida, desde que empezó a caminar dio muestras de una voluntad de hierro. La llamaron Juana y a falta de su hermano mayor muerto al nacer, se convirtió en la compañera inseparable de Juan, su padre. Era su mano derecha en los quehaceres de la finca. Montaba a horcajadas, arreaba el ganado y juntos recogían la cosecha de temporada.
La única fotografía de Juana Bastos Alfaro que se conoce. Aquí con la familia de su hijo José María Quesada Bastos y nuera Perfecta Alpízar. La foto es de alrededor de 1929 tomada en su casa en Chaparral, Concepción, San Ramón.
A los 17 años conoció a José María, se enamoraron y poco tiempo después del primer encuentro, se casaron. Ella, acostumbrada al trabajo duro, era la pareja ideal de aquel aventurero, que se perdió buscándose a sí mismo. En esa aventura que es el matrimonio, Juana sufrió muchas pérdidas que marcaron para siempre su carácter indómito.
A principios de los años ochenta del siglo diecinueve, siguiendo a su marido, se internaron en las inexploradas llanuras de San Carlos, en busca de la tierra prometida. Hijo mayor de un colonizador, José María soñaba con colonizar esos parajes y expandir la frontera agrícola. Juana amaba a ese hombre y perdió la cabeza siguiéndole en su locura. Dejó Buenos Aires y se fue a vivir, con una catizumba de chiquillos, en el pie de monte de lo que hoy es Ciudad Quesada. Cuando José María salía en busca de provisiones al Valle de Los Palmares, Juana se quedaba sola, con sus hijos pequeños. Por las noches, para defenderse de las fieras y las serpientes que merodeaban en busca de comida, encendía una fogata con la poca leña seca que lograba reunir. La lluvia perenne de esos parajes boscosos, inundaban el rancho de agua, mosquitos, ranas y todo tipo de alimañas.
Uno de esos días en que José María andaba en la villa, Juana mandó a su hija Victoria de doce años a buscar leña. Recogiendo ramas secas, la niña no se percató que camuflada en las raíces de un árbol se escondía una terciopelo. Haló una rama y con ella la letal serpiente que la mordió en un brazo. Pálida, llorosa y tambaleante Victoria regresó al rancho. Juana la acostó en un camastro y le hizo un torniquete, con la esperanza de detener el potente veneno, que empezaba a hacer estragos en el cuerpo de la niña. Pasó la noche en vela, mientras su hija se consumía en una agonía lenta y dolorosa. Al amanecer se percató que Victoria estaba muerta y el grito de dolor que salió de su garganta, hizo retumbar el bosque y huir a los animales. Había perdido cuatro hijos pequeños. No pudo más con aquel infierno verde, cogió a sus hijos, sus chuicas y regresó a Buenos Aires.
Poco tiempo después de que ella dejara el rancho en San Carlos, José María enfermó. No se sabe muy bien de qué, algunos dicen que de fiebre amarilla. Al mismo tiempo enfermaron Juan Bastos, su padre y Andrés, su hermano, quienes habían sido cómplices de las aventuras de su marido. Al término de tres días, los tres hombres más importantes de su vida habían muerto.
Después de la muerte de José María, tuvo que entregar las tierras que él había denunciado en San Carlos, a uno de sus acreedores y se quedó sola, con siete hijos pequeños y una finca. Enloqueció de dolor, cogió sus hijos y sus trastes y se fue a vivir a Chaparral, un lugar recóndito, poblado de fantasmas, un caserío escondido en las montañas del Occidente.
Cuentan que recorría la finca llorando y lamentándose:
– ¡Yo quiero ver a mi marido, yo quiero ver a mi marido! –
Un día José María se le apareció en el potrero, le habló y fue entonces que recobró la cordura y pudo seguir con su vida. Tenía que terminar de criar a los hijos que quedaron pequeños. Comenzó a trabajar la finca. Cultivaba café, tabaco, caña de azúcar y todo lo que fuera necesario para el comercio y el sostén de su familia.
Viajaba con bueyes al mercado de la Villa de San Ramón, a vender sus productos. Enyugaba los bueyes, seleccionaba y empacaba los productos y cargaba la carreta. Salía los jueves por la tarde, cuchillo al cinto, sombrero y botas. Bajo la tenue luz de una carbura, recorría los siete kilómetros que separan Chaparral del mercado de la Villa. Allí estaría en la madrugada vendiendo y comprando. Fue la primera mujer boyera de San Ramón.
Después de la merca regresaba a su casa con su carreta cargada de provisiones: fósforos, candelas, harina, canfín y Ascaryl, aquel potente lombricida que prometía alejar de sus hijos pequeños, la amenza de esos parásitos asesinos, que ya le habían arrebatado dos hijos. En el camino de regreso, cuando pasaba frente a la cantina del pueblo, los boyeros la llamaban:
– Juana, vení, tomate un trago con nosotros -.
– Traémelo aquí -, respondía.
Se detenía y de pie junto a su carreta esperaba por el trago. Alguno de los boyeros, compañero de caminos, salía con medio vaso de guaro y se lo ofrecía. Ella lo recibía agradecida, lo saboreaba despacio, deleitándose sorbo a sorbo, respirando profundo para que el licor calentara sus venas. Devolvía el vaso y sin entrar a la cantina, seguía su camino. Así como le gustaba el guaro, le gustaba el baile. Algunas noches, ponía a uno de sus nietos a maniobrar su vitrola y a la luz de los candiles, bailaba hasta el cansancio.
Ya octogenaria, con ochenta y seis años, la Reina de Bastos decidió que era hora de irse, de morirse, que ya no tenía nada mas que hacer en este mundo. Había cumplido con creces los mandatos de su familia. Se había casado, había parido catorce hijos y viuda, había terminado de criar siete, conduciendo a su familia con mano de hierro. Estaba cansada de tanta demanda.
Una tarde se sentó en su vieja mecedora de madera en el corredor de su casa, pidió a su hijo Manuel que le trajera un trago de guaro, lo saboreó lentamente, calentando la garganta, mientras se balanceaba escuchando una melodía en la vitrola. Cerró los ojos como si meditara y se fue en busca de su marido, para reclamarle una vez más el por qué la había dejado sola.
Recordando a don AQUILEO ORLICH ZAMORA, a 42 años de su fallecimiento.
Ramón Rafael Aquileo Orlich Zamora, nació en San Ramón el 6 de agosto de 1889, en el hogar que formaron Francisco Orlich Ziz y Francisca Zamora Salazar. Fueron sus hermanos: José Ricardo –padre de don Francisco ¨Chico¨ Orlich B.-, Nicolás, Romano, Francisco –quien falleció en Europa-, María Ramona –conocida como Mariquita-, Josefina, Amalia y Mercedes.
Siendo un niño, fue enviado a estudiar a Europa, donde transcurrió su infancia y adolescencia en un centro educativo de jesuitas, localizado en El Tirol, Austria. Allí aprendió el idioma alemán y desarrolló gran habilidad para la matemática. De regreso a San Ramón, a raíz de la amenaza que representaba la Primera Guerra Mundial, se dedicó a la agricultura y al comercio. El 16 de agosto de 1920, contrajo matrimonio con Blanca Ramírez Solano. De esta unión nacerían: Mercedes María, Renato Antonio, Yolanda, Blanca Antonieta, María Isabel y Rolando. Precisamente a causa del nacimiento de su último hijo, doña Blanca falleció un 13 de octubre de 1929 en San Rafael, a los 36 años de edad; había sido maestra y se distinguió como costurera, en especial por la confección de vestidos de novia.
ALZAMIENTO CONTRA LOS TINOCO
A raíz del golpe de estado dado por los hermanos Federico y Joaquín Tinoco al gobierno de Alfredo González Flores a inicios de 1917, San Ramón se convirtió en un foco anti-tinoquista, respondiendo de inmediato al llamado de Rogelio Fernández Güell, con la organización de una fuerza de 200 hombres. Esto provocó la persecución de ramonenses por parte de Rafael Solórzano, nuevo jefe político de la dictadura. La familia Orlich estaba en la mira pues Nicolás, hermano de Aquileo, era diputado de González Flores.
Eduardo Oconitrillo en su libro Los Tinoco (1979), dejó consignados los recuerdos de don Aquileo Orlich en un extenso relato sobre estos acontecimientos históricos. Cuenta que él solía viajar a San José por sus negocios y que allá conoció al señor José Raventós, español que conspiraba contra los Tinoco. Raventós le pidió ser el contacto con San Ramón y más tarde lo enviaría donde Alfredo Volio, líder político contra los Tinoco. El 19 de febrero de 1918 fueron detenidos Nicolás Orlich, Juan Alfaro y Lolo Esquivel por gestar un presunto plan revolucionario, pero fueron liberados por orden de Federico Tinoco a instancias de don Aquileo. Sin embargo, esto exacerbó el descontento de los ramonenses, que tres días después se sublevaron. Nicolás Orlich vino de su finca a dar aviso a los líderes del centro: Benjamín Salas, Aristides Montero, Juan María Quesada y Roberto Castro, carpintero que se había dedicado a elaborar cartuchos de dinamita a escondidas. Por la tarde, Lorenzo (Lencho) Carvajal, Vitalino Fallas y Juan M. Quesada capturaron al jefe político quien quedó bajo la custodia de don Federico Salas, director de la escuela de varones, Teresa Ruiz de Salas y María Cambronero de Mora.
Entraron a San Ramón a caballo los vecinos de Piedades Sur y don Aquileo por Calle Zamora con los rafaeleños vivando la revolución. Un tercer grupo al mando de Manuel Espinoza Quirós, ocuparon el telégrafo y el Resguardo, incautando las armas y municiones que allí había. Tomaron el Palacio Municipal que era un edificio de dos pisos. El diputado Rafael Rodríguez Salas levantó tribuna en el parque contra la tiranía tinoquista.Un grupo al mando de Lencho Carvajal tomó Palmares y otro en que iban Aristides Montero, Eliseo Durán y Juan Rafael Mora Rojas, hicieron lo mismo en Naranjo, en la madrugada del 23 de febrero. A pesar de ello, no había noticias del levantamiento en el resto del país y la ciudad de San Ramón se quedó sola en esta intentona. La tiranía envió 400 hombres armados y a las once de la noche de ese mismo día entraron a la ciudad realizando saqueos y atropellos. Don Aquileo se retiró a su finca y los demás líderes a Los Ángeles, La Balsa y las llanuras de San Carlos; los que se acogieron a la amnistía fueron posteriormente hechos presos y enviados al cuartel de Alajuela.En su monografía histórica sobre San Ramón, Trino Echavarría también cita entre los dirigentes antitinoquistas ramonenses, a los hermanos Nicolás, Romano y Aquileo Orlich Zamora.
VIDA POLÍTICA Y APORTE COMUNAL
Don Aquileo fue diputado en dos cuatrienios que ocuparon los siguientes periodos: 1926-28, 1928-30, 1934-36 y 1936-38. El cuatrienio 1930-34 lo perdió por pocos votos con el presbítero Juan Vicente Solís. Su primera postulación se dio en papeleta independiente y la segunda en asocio con Jorge Volio, con quien tuvo gran amistad.
La Biblioteca Pública ramonense, cuyo origen se remonta al 4 julio de 1879, por iniciativa de Julián Volio, tuvo varias etapas en su historia. De acuerdo con Trino Echavarría, en sus inicios contaba con 1500 volúmenes y era atendida por José Castro Bustamante, director del Colegio Horacio Mann. La segunda fue la de la Escuela Central en 1912 y ésta debió ser fundada nuevamente en 1926, luego de la destrucción del terremoto del 4 de marzo de 1924. Ello fue posible gracias a las gestiones del entonces diputado Aquileo Orlich Zamora; su primer bibliotecario fue el señor Julio Lobo y posteriormente el propio señor Echavarría.
Otra obra que se debió reconstruir a causa del terremoto fue la cárcel, lo cual se logró por iniciativa también del señor Orlich. Fue miembro de la Junta de Protección Social en San Ramón y con dos colaboradoras –enfermeras- salía a solicitar en los negocios sábanas, telas y otros implementos para el hospital. Siendo diputado, obtuvo los fondos y reunió a los vecinos de Piedades Sur y El Salvador, para la construcción de dos puentes en dicha localidad, uno de ellos el de Sardinal. También consiguió los permisos de operación de avionetas que traían el correo y los periódicos en el antiguo campo de aterrizaje, que en la década de 1930 se localizó al sur de la ciudad de San Ramón.
Después de 40 años de haber vivido en el Viejo Continente, don Aquileo tuvo la oportunidad de regresar a Europa con su hermana Mariquita (María Ramona) con el objeto de visitar la tumba de su madre Francisca, sepultada en la ciudad de Gorizia, Italia -ubicada al noreste de la bota italiana-, ya que durante un viaje anterior de sus padres, se dio el infortunio de que ella muriera lejos de su tierra natal.
Don Aquileo fue por muchos años presidente del Centro de Cultura Social; se caracterizó por su gran sentido del humor y plática amena que le granjeó muchas amistades. Era común observarlo, en sus últimos años de vida, conversando animadamente con sus contertulios en el parque ramonense. Falleció a los 91 años de edad el 16 de abril de 1980.Agradecemos a su hija, doña Yolanda Orlich Ramírez, la información y fotografíias suministradas para la elaboración de esta publicación.
El pueblo de El Socorro es uno de esos pueblitos que muy pocos en San Ramón han sacado el rato para ir a conocer. Se ubica entre el río Victoria y Cerro del Azahar en el distrito de Piedades Sur. Por su altura y abundante bosque nuboso, es una zona fresca y llena de verde. Su historia y crecimiento está muy apegada al desarrollo minero y ganadero del San Ramón de siglo XIX.
Este artículo de investigación presenta una reseña histórica de los inicios, fundación y consolidación del pueblo de El Socorro. Las fuentes de información son varias: entrevistas a residentes, artículos arbitrados y documentos del Archivo Nacional de Costa Rica. Si usted es de apellido Carranza, Campos, Vázquez, Rodríguez, Villalobos, Montes, Anchía, Zúniga, Ramírez, Retana, o Alvarado; muy probable tenga una conexión con el pueblo de El Socorro, donde la montaña se junta con el cielo.
Presencia precolombina
Varios grupos indígenas se llegaron a instalar en El Socorro tal como lo demuestra evidencia encontrada en varias fincas del lugar. Aunque no se tiene mucha información al respecto, si se puede afirmar que eran grupos pequeños debido al volumen de evidencia encontrada (entierros y fragmentos precolombinos). La evidencia encontrada en varias excavaciones informales muestra que estos primeros residentes de estas montañas sabían trabajar con oro o lo intercambiaban con otros grupos (Rodríguez Alvarado 2021). Además se han encontrado objetos precolombinos de jade. Interesante es hacer nota que los únicos yacimientos de jade en el continente Americano están en Guatemala, lo cual demuestra que a través de muchos años este mineral llegó hasta el Socorro, muy probable a través de muchos intercambios entre varias generaciones de residentes precolombinos.
Migración a Piedades Sur
Antes de 1857 no hay información sobre los primeros colonos y la colonización del distrito de Piedades Sur. En el año de 1857 el señor Pío Villalobos hace uno de los primeros denuncios en lo que hoy es Piedades Sur, específicamente en el lugar conocido como Potrerillos. Este denuncio era muy extenso, más de 150 kilómetros cuadrados (ANCR 2021). Otro que le siguió el paso a Pío fue Ramón Zamora quién en 1858 denuncio varios terrenos y se los adjudicó a José Zamora, Juan de Jesús Rodríguez, Indalecio Chaves y Rafael Carbonero. Pasaron varios años después de estos denuncios iniciales de Villalobos y Zamora y fue hasta el año 1875 donde se empieza de nuevo a denunciar más terrenos en esta zona de San Ramón (ANCR 2021). Eran los tiempos en que el gobierno central de Costa Rica así como los municipios promovían los denuncios en lugares como Piedades Sur para iniciar el desarrollo económico de la región. Aparte de tierras para cultivar, aprovechamiento forestal y cría de ganado, la zona de Piedades Sur era atractivo por los yacimentos de oro, plata y cal que se sabía existían. Muchos pioneros denunciaban terrenos pero también lo hacían empresas foráneas que querían aprovechar estos yacimientos de minerales de forma más industrializada.
En Potrerillos de Piedades Sur y según la información del Archivo Nacional, se hicieron una larga lista de denuncios. Es muy probable que Potrerillos incluyera a lugares como Buena Vista o El Socorro. Otro lugar donde se hicieron muchos denuncios se conocía como Las Alacenas, lugar donde hoy es El Salvador. Esta lista muestra una gran mayoría de los denuncios que se hicieron en el distrito de Piedades Sur entre 1857 y 1912 (no se incluyen todos los denuncios).
1857. Pío Villalobos. Los Potrerillos, 10 caballerías.
1858. Ramón Zamora, 9 caballerías
1875. Juan María Quesada. Terreno en Potrerillos
1877. Cleto y Pablo Varela Chavarría, 10 caballerías
1886. Pioquinto Quesada Zeledón y José Alvarado. En Las Alacenas.
1886. Juan Varela Chavarría. 314 hectáreas
1887. Juan Herrera Quesada. 500 hectáreas en Las Alacenas.
1887. Lorenzo Sancho Ruíz y Nicéforo y Eustaquio Sancho Quesada. Terreno en Potrerillos y Buena Vista.
1888. Luis Mena Jiménez y Rafael Jiménez Garbanzo. Un terreno baldío
1888. Mercedes Campos Luna. Denuncia de mina de piedra de cal
1889. Emeterio Gamboa Pérez. Mina de oro y plata al norte del río Barranca y al oeste de Potrerillos
1889. Eugenia Arrieta Trejos.
1889. Rafael Elizondo Solís. Mina de oro y plata.
1889. José Araya Barrantes. Denuncio de baldío a orillas del río Barranca
1889. José Antonio Valenciano Arroyo. Denuncio en Las Alacenas
1890. Apolinar y José Antonio Valenciano Arroyo, Juan Gómez y Ramón Montero. Denuncio en Las Alacenas
1890. Compañía Boston. Mina Entre los ríos Barranca y Quebrada de Potrerillos
1894. Floripe Anchía Quesada. Terreno en Potrerillos
1895. Floripe Anchía Quesada
1895. Victorino y Pioquinto Quesada Zeledón. Mina de oro en cerro Pelón en Potrerillos
1895. Toribio y Miguel Carranza Monge. Terreno en Potrerillos
1895. José María Carranza y Sosa. Terreno en Potrerillos
1896. Simón Anchía Quesada, Floripe Anchía Quesada, Custodio Anchía Quesada. Minas de oro cada uno en el Cedral.
1896. Floripe Anchía y Quesada. 150 hectáreas en Potrerillos
1896. Luis Castaing Alfaro y Rafael Herrera Faut. Varios terrenos.
1896. José Araya Barrantes. Varios denuncios de terrenos.
1896. Ramón Leitón Montero. Terreno
1896. Carmen Solano Alfaro. Terreno de 500 hectáreas
1896. Ramón Matamoros Rodríguez. Varios terrenos.
1896. Lorenzo Sancho y Ruíz. Potrerillos y Buena Vista.
1896. Rafael Jiménez Garbanzo y Luis Mena Jiménez. Terreno.
1896. Domingo Alvarado Castro, Rafael Rodríguez Villalobos, por sí y su hijo. En Alacenas.
1896. Valeriano Miranda Camacho y Julián Jiménez Rojas. Varios terrenos.
1897. Nazario Castro Calderón. 500 hectáreas luego cedido a José Guadalupe Jiménez Castillo
1899- Manuel y Vicente Cruz y Avila, Rafael Cruz y Solórzano y José Alvarado Vega. Terreno baldío en el Salvador
1899. Jesús Anchía Quesada. Veta de oro y plata .
1899. Pedro de Jesús y Juan Morera y Lorenzo Cambronero Chaves. Mina de oro en San Francisco.
1901. Custodio Anchía Quesada y Floripe Anchía Quesada. 67 hectáreas
1901. Francisco María Fuentes Quirós. Dos minas de oro.
1903. Ramón Villalobos Araya, José Juan Martínez Gálvez, José Aguilar Fernández y Joaquín Monge Esquivel. Veta mineral de oro en El Salvador
1905. Pioquinto Quesada Zeledón. Mina de oro y plata.
1906. Ramón Villegas Arguedas, Juan Villegas Varela y otros. 148 hectáreas en Potrerillos
1907. Jesús Carranza Oses. Deslinde y amojanamiento de finca en Potrerillos
1908. Simón Anchía Carranza y Marcelino Rodríguez Murillo. Mino de oro y plata
1909. José Varela Chavarría y Marcelino Varela Porras. Denuncio de 150 hectáreas cada uno
1911. José Valenciano Arroyo, Jesús Cruz y Avila y otros. Tres vetas de oro en El Salvador
1911. José Villalobos Valerio y otros. Dos vetas de oro en San Antonio.
1912. Ambrosio Salas Benavides, Juan María Quesada González, Enrique Núñez Alfaro, Francisco Salas Álvarez y Rosendo Esquivel Maroto. Siete vetas de oro en Cedral
Estos denuncios son importantes para establecer en la línea del tiempo los apellidos y familias que llegaron a fundar y desarrollar el distrito de Piedades Sur a partir de 1857. Hubieron años donde se hizo una gran cantidad de denuncios como en 1896. Como data curioso, muchos de los denunciantes marcaban sus denuncios usando piedras enormes (mojones) que enterraban de forma vertical. Hoy se en día aun se pueden ver algunos de estos mojones en el pueblo de Potrerillos y en el centro de Piedades Sur, específicamente al frente de la delegación de la guardia rural.
Igual que muchos pioneros hicieron sus denuncios de forma oficial, una gran cantidad de gente llegó a la zona y tomó posesión de terrenos baldíos o incluso dentro de los denuncios oficiales pero nunca se dieron a la tarea de oficialmente hacer el trámite. Es casi imposible saber cuantos y quiénes procedieron a tomar tierra de forma no oficial.
La cantidad de personas que se vinieron a radicar a Piedades Sur es notaria para el año 1889, donde los vecinos hacen una solicitud oficial para obtener permiso para formar el cementerio. Para el año 1904, se tiene información censal de que los caseríos de Piedades Sur eran San Miguel, San Francisco, y Las Alacenas (hoy El Salvador) según Noriega (1904). En ese entonces, el distrito tenía apenas 1,443 habitantes. La primera mención de la población del caserío del Socorro se da en el censo de 1927.
Los inicios de El Socorro
No se tiene información de la fecha en que fue fundado El Socorro de Piedades Sur. Es muy probable que el caserío del Socorro nació como tal a la vera del camino que comunicaba Zapotal con Piedades Sur entre 1910 y 1920. Este camino aun existe y nace en el lugar que se le conoce como La Laguna. Desde este punto, el camino se enrumba hacia el norte buscando el pie del Cerro del Azahar y desde ahí desciende vertiginosamente hasta el río Victoria, donde luego continua por los cerros pelones hasta terminar en San Antonio de Zapotal. Este camino era la única vía de comunicación entre San Ramón y Zapotal hasta la mitad del siglo XX.
Según varios documentos en el Archivo Nacional sobre denuncios y otros trámites con fecha entre 1892 y 1912, las referencias a Zapotal indicaban que se ubicaba en el distrito de Esparta, Miramar o San Ramón. Por ejemplo, en un denuncio hecho por los señores José María Solís Rodríguez, Juan Rodríguez Méndez y Francisco y Salvador Zamora Bustamante en 1892 se menciona a Zapotal y se indica que era parte de Esparta. Este denuncio era de 8000 hectáreas, 2000 para cada denunciante. En 1909 los señores Pedro Flores, Trinidad Badilla, Florentino y Rafael Cordero y Emilio Salas solicitan que la compañía Bella Vista los indemnice por mejoras que le hicieron a un terreno que pasó a ser parte de la compañía. En este documento se indica que dicho terreno está en el Zapotal de Miramar. Por último, en el año 1912 los señores Isaías Alpízar Cordero y Gerardo Alpízar Retana denuncian una veta de oro en el Zapotal, en la cabecera del río San Pedro de San Ramón.
Este desarrollo económico basado en denuncios de fincas y minas que se empezó a dar en Zapotal a partir de 1892 fue quizás el motivador para que se hiciera una vía de comunicación entre Piedades Sur y Zapotal. Esta vía sería alterna a la salida que había hacia Esparza en ese momento. El trazado del camino refleja lo complicado que era transitar entre los dos pueblos y muy probable, toda la zona de El Socorro era una densa montaña, casi impenetrable. Este camino se usó por varios años solo para comunicar a Zapotal con Piedades Sur hasta que entre 1910 y 1920 ya hay algunos residentes se empezaron a ubicar a lo largo del camino, específicamente en el lugar donde se localizó el primer caserío de El Socorro, justo donde uno de los afluentes del río Piedras cruza por primera vez el camino viejo a Zapotal.
El plano que se muestra en la Figura 1 pertenece a una propiedad de José María Carranza Sosa que le vende a su hijo Toribio Carranza Monge en el año 1874. Este plano se ha girado 90 grados para alinearlo con el punto cardinal Norte y poder ubicar algunos de los elementos que hoy en día aun existen. Primero, el terreno de 75 manzanas se encuentra limitado al norte por el camino que comunica a San Ramón con Potrerillos. Nótese que la dirección a San Ramón y a Potrerillos está etiquetada en el mapa. Por el sur, el límite es el río Piedras y al este con la Quebrada Cedral. El río Piedras nace de tres afluentes principales que cruzan todos el camino del alto a El Socorro. Uno de estos afluentes se etiquetó en el plano de Carranza como Quebrada Cedral, pero hoy en día se no tiene registro. La ubicación en el plano del camino con dirección a San Ramón (Este) y a Potrerillos (Sur) y del río Piedras, sirve para concluir que está finca estaba ubicada en algún lugar a lo largo del camino del alto a El Socorro.
La Figura 2 muestra un segmento de un mapa del distrito de Piedades Sur del año 1951 donde se muestra el río Piedras en azul y en amarillo el área donde se ubicaría está finca de José María Carranza Sosa.
Otros elementos del plano de José María Carranza de 1874 muestra límites al este con José Anchía, al norte con el señor Nieves Montes y al sur con el señor Manuel Mora. Nótese también que la escala está en varas y hay otros puntos de referencia que corresponden a árboles: Inra Blanco, Asca, Cuerillo, Aguacatillo, y Murta Colorado. También se puede apreciar que al este se ubican tres estructuras (posiblemente viviendas) entre el camino a Potrerillos y la Quebrada Cedral. Esta última observación es importante para creer que ya para la década de 1870 habían algunos residentes a lo largo del camino, específicamente por el sector de Potrerillos y el camino del alto a El Socorro.
Otro dato importante que queda claro de este plano es que en 1874 el nombre o el caserío de El Socorro aun no existía. La primera vez que se menciona El Socorro es una partida eclesiástica del año 1918 donde se declara que el señor Santos Ramírez Solís (1838-1918) fallece en El Socorro. En documentos legales en posesión del Archivo Nacional, no fue sino hasta 1921 que se menciona El Socorro en una demanda que le pone Francisco Madrigal Rodríguez al señor Calixto Rodríguez Cordero (Archivo Nacional código: CR-AN-AH-MG, signatura inicial: 023426). Es importante también indicar que desde la década de 1850 hasta mediados de 1885, toda la zona de lo que hoy se conoce como Piedades Sur se le conocía primero como Potrerillos. A partir de 1875 van apareciendo otros nombres como Piedades Sur, San Miguel, Las Alacenas (hoy El Salvador), El Cedral, Cola de Gallo y Buena Vista.
Pero, ¿qué sabemos de las personas que aparecen en este plano de 1874? José María Carranza Sosa (1809-x) y su esposa Josefa Monge Molina (1831-1891) eran originarios de San Miguel de Escazú. A inicios de la década de 1870 esta pareja emigra a San Ramón en el distrito de Piedades Sur junto con Toribio Carranza Sosa (1836-1902) y su esposa María Eduviges Marín (1830-1880). Toribio era hermano de José María. Quizás estas dos familias fueron las primeros que habitaron esta zona junto con Nieves Montes, quién era casado con una hija de José María Carranza Sosa. Nieves y su esposa María se habían casado en Escazú en 1861 y también migraron a esta zona de Piedades Sur junto con José María y Toribio.
En el plano de la Figura 1 de 1874 se muestra un camino que va a donde Nieves Montes. En el año 1944 Balbanero, hijo de Nieves y María, muere en la Palma, que es un caserío cerca del Bureal. Esto ayuda explicar que el camino que se indica en el plano de la Figura 1 es muy probable el camino que iba hacia el Bureal y la Palma desde la calle del alto de El Socorro.
En el plano de la Figura 1 también se indica el nombre de José Anchía, quien tenía un terreno en el límite este de la finca de José María Carranza Sosa. José Anchía (1858-x) era hijo de Simón Anchía Anchía (1835-1905) y Josefa Quesada (1849-1883). José casó con Gertrudis Carranza Monge, hija de José María Carranza Sosa y Josefa Monge Molina. Simón y Josefa vivían también en Escazú. José, su hijo, emigra a San Ramón a principios de 1870. Luego sus padres emigrarían también a mediados de 1880. A parte de José Anchía Quesada, sus hermanos Floripe, Jesús, Simón y Custodio también migraron a la zona de Piedades Sur desde Escazú y adquirieron terrenos en el sector de Potrerillos, además de un denuncio de una mina de oro en el sector de Cedral en los años 1895, 1896 y 1901.
Aparece también el nombre de Manuel Mora en el plano de la Figura 1 en el límite sur. Este puede ser Manuel Mora Aguilar (1810-1892) casado con Rosalía Rodríguez Solórzano. Manuel murió en San Ramón centro pero no se tiene evidencia de que hubiera vivido en la propiedad que se muestra en el plano de la Figura 1.
Basado en la información del plano en la Figura 1, se podría concluir que las primeras familias que llegaron a tener terreno y quizás vivir a lo largo de la calle del alto de El Socorro a inicios de la década de 1870 fueron las familias de José María Carranza Sosa, Toribio Carranza Sosa, Nieves Montes, y José Anchía Quesada. La información incluida en el plano de la Figura 1 es importante para respaldar esta tesis. Estas mismas personas también aparecen como contribuyentes para la construcción de un puente en la Quebrada del Estero en el camino a los Potrerillos en una gaceta del gobierno de Costa Rica del año 1888, como se aprecia en la Figura 3.
A parte de las personas que se indican en el plano de 1874, en la década de 1910 el señor Cristóbal Ramírez Méndez llegó a vivir por el sector de la Laguna (cruce de calle a Potrerillos con la calle del alto de El Socorro). Se sabe que vivía ahí porque una de sus hijas, de nombre Teodolinda, fallece en 1915 a los 15 años y se declara como lugar de muerte la Laguna, Piedades Sur en el acta de defunción. Cristóbal venía de Esparza y aparece como dueño de una finca en el año 1944 que colindaba con las fincas de Monseñor Juan Vicente Solís. Ver Figura 4.
Nace el pueblo de El Socorro
Seguido de estas primeras familias fundadores que se asentaron entre 1870 a 1910, el señor José Calixto Rodríguez Cordero (1873-1957) llegó a la zona entre 1915-1920 (Rodríguez Alvarado 2021). y se instaló a la vera del camino que ya existía hasta Zapotal. José Calixto se atrevió a tomar posesión de una gran cantidad de terreno que llegaba desde el alto de El Socorro hasta el río Victoria. No existe prueba documental que indique exactamente dónde o cuanto terreno Calixto habría tomado. Como se indicó anteriormente, mucha gente tomó terrenos sin hacer el denuncio correspondiente.
Así como Calixto, llegaron también para esos años las familias de Antonio Retana Cervantes (1869-1958), Ramón Emilio Villalobos Jiménez (1909-x), Rubén Ramírez Méndez (1877-x), Francisco Madrigal Rodríguez (1895-x), Heliodoro Orozco Méndez (1897-x), Juan María Evangelista Loría Zarate (1892-x), Celso Varela Méndez (1875-x), Telésforo Campos Hidalgo (1872-x) y Pedro Alvarado Cambronero. Todas estos jefes de familia se instalaron a lo largo del camino del alto de El Socorro, excepto Telésforo y Celso quienes vivían por el camino del bajo a El Socorro. Algunos compraron a otros que ya habían denunciado, y otros simplemente tomaron posesión de algún terreno baldío para instalarse. Este fue el caso de Pedro Alvarado Cambronero y su esposa María Rosa Sinforosa Loría Zarate (1880-x), quienes vivían en un lote que era parte de la finca propiedad de Adam Calvo, vecino de San José.
Hacia el final de la década de 1920 ya había al menos una docena de familias asentadas a la vera del camino de lo que sería el primer sitio del pueblo de El Socorro. Además ya en la finca de la familia de Luis Vásquez Vargas existía un aserradero que le daba servicio a los vecinos y además se aprovechaba la madera de esa finca para ir a vender a San Ramón y San José (Vásquez Arias 2021).
El mapa en la Figura 5 muestra la ubicación aproximada de la iglesia, aserradero, plaza de fútbol y las viviendas de las familias fundadoras de El Socorro entre 1930 a 1940 (Rodríguez Alvarado 2021, Zúñiga Retana 2021, Vásquez Arias 2021). La siguiente lista corresponde a la numeración en el mapa de la Figura 5 de la ubicación de las familias, iglesia, aserradero y plaza de futbol de ese entonces.
Primera Iglesia del Socorro. Construida alrededor de 1930 por Evangelista Loría. Estaba en la finca de Adán Calvo, quién era vecino de San José. Calvo dona un terreno de aproximadamente media manzana para la Iglesia.
Antonio Retana Cervantes (1869-1958) c.1895.c María Jiménez Jiménez (x-1954 Cartago)
María Rosa Sinforosa Loría Zarate (1880-x) c.1901.c Pedro Alvarado Cambronero. Alejandro Carranza Anchía y su familia vivieron aquí también una vez que se fue Pedro Alvarado Cambronero y su familia.
Luis Gonzaga del Perpetuo Socorro Vásquez Vargas (1911-x) c.1929.c Gregoria Arias Brenes
Martina Zarate y sus hijas Manuela, María y Marta. Martina fue la madre de Evangelista Loría.
Mundo Ramírez Ramírez. Vivió sólo con un hijo que luego tuvo un accidente tapando frijoles en El Bajo Chassoul y murió.
Amable Primitiva Trinidad del Socorro (1905-1980) cc Lupadio Alvarado Loría
Telésforo Campos Hidalgo (1872-x) c.1914.c María Adilia Barrantes Hernández. En esta casa se dieron clases mientras se lograba construir una escuela.
Juana Otilia Retana Jiménez (1907-x) c.1926.c Otoniel Ramírez Mena
Ramón Emilio Villalobos Jiménez (1909-x) c.1934.c Oliva Camacho Araya
Rubén Ramírez Méndez (1877-x) c.1896.c Ana Mena Jiménez (1885-1925)
Juan María Evangelista Loría Zarate (San Ramón 1892-x) c.1926.c Arabela Méndez Lara
Aserradero de Luis Vásquez Vargas
Jacova Alejandra del Socorro Alvarado Loría (1907-x) c.1926.c. Eloy Ramírez Mena
Plaza de fútbol de El Socorro
La vida en el barrio de El Socorro no era la más sencilla. El clima era frío y la lejanía relativa del comercio, oficinas del gobierno, y centro religiosos lo hacía aun más complicado. De vez en cuando se hacían conflictos entre los vecinos. En 1916 Evangelista Loría Zarate, quién era Juez de Paz en Piedades Sur, sufrió una agresión por parte de Francisco Madrigal Méndez (ANCR 1924 Código: CR-AN-AH-CSJ-EXPJ Signatura inicial: 001208). El 18 Enero de ese año, Francisco venía a caballo y borracho y de pronto empezó a insultar enfrente de la casa de Rafaela Carranza, quién era madre soltera. Los vecinos Cristóbal Ramírez y Heliodoro Orozco oyeron el escándalo desde sus casas y vinieron a ver que sucedía. Eran como las 8 de la noche. En ese momento llegó también Evangelista y como autoridad, le pidió a Francisco que se calmara pero el licor y su bravura lo dominaron. Francisco sacó su cruceta y le fue encima a Evangelista que sólo atinó a correr por su vida. El atentado terminó en el juzgado de San Ramón y Francisco fue condenado por intento de agresión a la autoridad. Curioso es que para 1916 aun no se usaba el nombre de El Socorro sino de El Zapotal, según consta en el archivo de este caso.
Otro ejemplo de conflictos entre vecinos se dio en 1921 cuando Calixto Rodríguez Ruíz y Francisco Madrigal Méndez tuvieron un conflicto que terminó en la corte (ANCR 1921 Código: CR-AN-AH-CSJ-EXPJU, Signatura inicial: 001998). Dos hijos de Calixto, Alfredo y Clodomiro, tuvieron una discusión con Francisco el Domingo 8 de Mayo de 1921 por la tarde que terminó con la intervención de Calixto quién hirió en la mano a Francisco con su machete. En ese tiempo Otoniel Ramírez era Juez de Paz y Heliodoro Orozco el Comisario de El Socorro. Nótese que en este litigio ya se usaba el nombre de El Socorro. Otoniel y Heliodoro vivían cerca de la casa de Francisco y cuando se hicieron presentes ya los hechos habían ocurrido. Calixto y sus hijos negaron los cargos en primera instancia, pero luego Calixto cambió su declaración y se declaró culpable. Calixto agregó que actúo de esa forma para defender a sus hijos y que el conflicto realmente se dio porque en la casa de Francisco Madrigal se vendía licor clandestino a los vecinos y los que pasaban para Zapotal. Calixto agregó que este negocio ilegal causaba muchos problemas entre los vecinos y los pasantes y que estaba cansado de la situación. Al final el juez sentenció a Calixto a 21 días de cárcel, pagar los daños ocasionados y entregar el arma con que ocasionó la herida. La Figura 6 muestra la ficha personal que el juzgado elaboró con los rasgos de Calixto.
El primer templo
Como se aprecia en la Figura 5 ya para 1930 y con al menos 12 familias asentadas y un aserradero, los residentes decidieron que era tiempo para la construcción de la primera iglesia. El constructor de este templo fue el señor Evangelista Loría Zarate (1892-x) quién recibió ayuda de los vecinos para este proyecto. El sitio donde se ubica este templo fue en un terreno plano justo donde cruza el camino el afluente principal del río Piedras. Se cree que este terreno fue donado por el señor Adam Calvo, quién era residente de San José y dueño de esa finca donde estuvo este primer templo. La iglesia era pequeña, de una sola nave y orientada hacia el oeste. La madera que se usó fue de comenegro (Rodríguez Alvarado 2021). El piso era de madera. El templo y la comunidad se consagró a la virgen de El Socorro y se encargó una imagen de la virgen tallada en madera que hoy aún se conserva en el templo actual. Alrededor de la iglesia había jardines con flores de hortensias, pacayas, camelias y gladiolas. Incluso se construyó una calzada de piedra al frente de la iglesia que aun hoy se puede ver. La Figura 7 muestra el templo original en la localización actual.
El camino frente a este primer templo era plano y recto. En este camino se hacían carreras de cinta cuando la comunidad organizaba turnos. Las comidas que se ofrecían eran picadillo de arracache, estofado y frescos de sirope con pan blanco a 0.05 pesos (Zúñiga Retana 2021). En esos tiempos el padre de Piedades Sur era Juan Vicente Solís Fernández, quién también tenía una finca en El Socorro. El tenía su finca y casa al otro lado de la montaña, justo donde hoy están las polleras de Pineda. Ahí también estaba la primera plaza de fútbol, ya que es un terreno plano y bastante grande (Zúñiga Retana 2021). El padre Juan Vicente llegó a ser promovido a Monseñor. Hoy la escuela de Piedades Sur lleva su nombre.
Con el tiempo los vecinos quienes vivían alrededor de la iglesia empezaron a mudarse por varias razones al punto que el templo se quedó solo. Una de las razones principales fue el clima de este lugar que era terriblemente frío y lluvioso. Se cree que a principios de 1940 se decidió que lo mejor era mover el templo también donde se habían relocalizado la mayoría de los vecinos. Este nuevo lugar estaba ubicado a 2 kilómetros siguiendo el camino a Zapotal del sitio original, al pie de la finca de Adam Calvo. El señor Wenceslao Zúñiga, quién había llegado de Zapotal en la década de 1930, fue quién donó el terreno donde se relocalizó el templo católico. Este lugar era más abrigado y más protegido de las inclemencias del tiempo que el primer sitio. La Figura 7 muestra una fotografía de la iglesia ya en su segunda ubicación. Esta fotografía es de finales de la década de 1970.
Escuela, plaza de fútbol, y pulpería
Después de la relocalización de la iglesia a inicios de la década de 1940, se procedió a la construcción de la escuela de El Socorro. Esta fue construida por el señor Mardoqueo Montero (Rodríguez Alvarado 2021) en un terreno donado por el señor Rubén Ramírez. Mardoqueo después de terminar la escuela se quedó en El Socorro y se casó con Virginia Campos Barrantes, hija de Telésforo Campos y Adilia Barrantes. Se estima que a los inicios habían más de 30 estudiantes (Rodríguez Ramírez 2021).
El primer maestro fue José Joaquín Jiménez, originario de El Salvador y le decían Piquín (Rodríguez Alvarado 2021). Otros maestros que pasaron por esta Escuela fueron Rodrigo Ulate, Victor Manuel badilla, Rigoberto Salazar Múñoz, Cecilia Araya, Juven Cambronero Castro y la niña Lucía quiénes estuvieron entre 1960 y 1980 trabajando en esta Escuela.
Entre los años 1974-1978, durante el gobierno de Daniel Oduber, autoridades del gobierno visitaron el pueblo de El Socorro. La Figura 8 muestra lo difícil que era el camino para llegar a El Socorro. Las Figuras 9 y 10 muestran estas visitas así como miembros de la comunidad. Como se aprecia en estas gráficas, había una buena cantidad de niños atendiendo la Escuela. Desafortunadamente, la población estudiantil bajó a niveles insostenibles a principios de la década de 1980 y se tuvo que cerrar la escuela por varios años hasta que de nuevo hubo suficiente población infantil para abrir la escuela de nuevo. Durante estos años que la Escuela de El Socorro estuvo cerrada, varios niños hacían el viaje a caballo o a pie hasta la escuela de Potrerillos para poder recibir educación básica.
En la década de 1970 también se trasladó la plaza de futbol al lugar donde está hoy, en el cruce del camino del bajo con el del alto. Este terreno fue comprado por los vecinos al señor José Ángel Campos Barrantes por 25 colones.
Ya para 1950 también se abrió la primera pulpería que perteneció al señor Nelson Carranza quién la tuvo por varios años. Luego pasó a manos del señor Miguel Mejías. La pulpería estaba al lado del camino y junto a la escuela, estratégicamente colocada para asistir a los viajeros de Zapotal.
Desarrollo económico
Durante la época que se fundó El Socorro, en la década de 1920, la principal actividad económica era el aserrío de madera y la plantación y cosecha de caña de azúcar para producción de dulce. El señor Clodomiro Rodríguez Ruíz, hijo de Calixto Rodríguez Cordero, entregaba dulce todas las semanas en Esparta. Sus hijos salían los días Viernes para entregar el producto y duran unas 8 horas a caballo. El señor Lupario Alvarado Carranza también producía mucho dulce en su trapiche ubicado por el camino del Alto y lo entregaba en San Ramón. También como se indicó antes, la familia de Luis Vázquez tenía su aserradero por la calle del Alto en la década de 1940 donde producían para madera para vender en San José.
También existían los empresarios ganaderos como el señor Virgilio Carvajal y Monseñor Juan Vicente Solís que tenían bastante extensión de terreno y se dedicaban a la cría de ganado de engorde en sus fincas. Sus fincas que tenían en El Socorro eran básicamente un 60% del área ubicado entre los caminos del Alto y el del Bajo.
El pueblo de El Socorro organizaba turnos que incluían carreras de cintas, partidos de fútbol, cacería y corridas de toros. Los dueños de ganado del lugar prestaban sus animales para que se llevara a cabo el espectáculo taurino que atraía gente de muchos lados. Las comidas típicas preparadas en la cocina eran muy perseguidas por los visitantes y los mismo vecinos. Estas festividades eran muy importantes para generar ingresos a la asociación de desarrollo del El Socorro.
A principios de la década del 2000 varios vecinos empezaron a introducir el cultivo del café como una alternativa al ganado. Los primeros cafetales se empezaron a cultivar por el río Victoria y han sido muy exitosos. Este cultivo se expandió también por el camino viejo que conduce al alto de El Socorro. Además la familia Zuñiga Retana ha logrado desarrollar micro-empresas basadas en la producción de leche y artículos naturales de salud y belleza. El proyecto de artículos de salud y belleza ha tenido mucha acogida por tener características orgánicas y homeopáticas. Inclusive hasta se desarrolló y presentó en un reportaje en televisión a nivel nacional.
También algunos empresarios han desarrollado varias granjas de engorde de gallinas. Dos están localizadas en el camino viejo al El Socorro. Otra se encuentra ubicada en la que solía ser la finca de Telésforo Campos. Estos desarrollos agroindustriales han servido para proveer de empleo a algunas personas de la zona pero su impacto más bien continua siendo perjudicial al ambiente por el consumo masivo de agua y la contaminación propia de esta agroindustria.
A través de los años la población de El Socorro ha continuado disminuyendo ya que muchos no encuentran oportunidades de desarrollo económico y han tenido que emigrar a otras zonas del país. De hecho, al año 2021 la Escuela sólo tiene 5 alumnos.
Genealogías de algunas de las familias fundadores de El Socorro
Este documento en formato PDF presenta la genealogía básica de algunas de las familias fundadores de El Socorro. Incluye también algunas fotografías. Se incluyen las siguientes familias:
-David Zúñiga Sanchez (1882-) c.1905.c Josefa Morera Castro (1885-x)