Por Henry Quesada Pineda y Javier Villalobos Pineda
El presente trabajo se realizó gracias al esfuerzo de muchas personas interesadas en documentar el origen de los Pineda de San Ramón.
La información aquí presentada se recopiló utilizando las siguientes técnicas: entrevistas, análisis de partidas de bautismo, matrimonio, y defunción. Además se utilizaron documentos legales depositados en el Archivo Nacional de Costa Rica y los protocolos coloniales de Costa Rica. Se utilizaron también artículos en revistas de genealogía y libros de historia para validar la información en algunos casos. Muchas de las personas entrevistadas aportaron una gran cantidad de fotografías de las distintas generaciones de Pineda. Por último se hicieron visitas de campo a los principales lugares históricos donde los Pineda residieron desde su llegada a Atenas alrededor de 1835.
En la mayoría de los casos la información anecdótica no tiene respaldo documental pero se logró recoger anécdotas e historias similares de diferentes entrevistados sirviendo esto para validar los datos.
Orígenes de Josefa Pineda (1822-1870).
Una gran mayoría de los Pineda ramonenses son descendientes de Josefa Pineda (1822-1870). Documentación existente indica que Josefa era de origen Salvadoreño, vivió en Atenas, y nunca se casó pero tuvo un solo hijo varón llamado Matilde (1837-1903).
La historia del origen de Josefa ha sido contada por cuatro generaciones. Félix Quirós Pineda (Quesada 2019), tataranieto de Josefa, relata que los padres de Josefa eran un matrimonio judío de Israel que emigró a España. Esta pareja eran considerados patriarcas o rabinos pero en España no los aceptaron y los mandaron al nuevo mundo, específicamente a Guatemala. Al momento de llegar a Guatemala, el matrimonio tenía cuatro hijos: tres niñas y un niño. Las niñas crecieron y una de ellas, Josefa, se enamoró de un nativo de origen Maya y le mandó una carta a sus padres indicándoles que se marchaba con el nativo. Sin embargo, el nativo la abandonó y ella al estar embarazada decidió no regresar con su familia e irse a El Salvador. El embarazo de Josefa era algo que su familia no perdonaría por lo que decidió hacer vida por su propia cuenta. Una vez en El Salvador Josefa, embarazada, tomó un bote que hacía servicio de cabotaje entre El Salvador, Costa Rica, Panamá y Perú; quedándose en Costa Rica.
La evidencia documental más cercana que se ha podido encontrar relacionada con esta esta historia es sobre la familia de Juan de Labayru de Azara y su esposa Josefa Pineda quienes emigraron a Guatemala en 1786 provenientes de Cádiz con sus cuatro hijas Tadea, Rafaela, Estefania y Joaquina y su hijo Manuel (AGI 2019). La Figura 1 muestra el registro de embarque de la familia Labayru Pineda.
Una hipótesis es que Josefa pudo haber sido hija o nieta de una de las niños Labayru Pineda. La familia Labayru Pineda era de origen Vasco y militar. Como se puede ver en el documento de embarque (Figura 1), Juan de Labayru de Azara era Capitán de Artillería. Al buscar registros puntuales de esta familia en Guatemala sólo se pudo encontrar que Rafaela se casó con Pedro de Ariza Rubio (Azcona Pastor 2014) y que Tadea se casó con Francisco Arze y que tuvieron un hijo llamado Joaquín que a su vez se casó con Dolores Palomo en 1818 en el Espíritu Santo, Quezaltenango, Guatemala (Family Search 2019b).
Según Azcona Pastor (2014), hubieran alrededor de unas 30 familias Vascas que emigraron a las Indias y específicamente a Centro América, la mayoría a Guatemala. Estas familias de origen Vasco formaron alianzas y círculos de poder a través de negocios y matrimonios entre sus hijos de manera que se pudiera mantener el acceso de los Vascos al poder por varias generaciones. Los Vascos llegaron a controlar las asambleas religiosas, gobiernos locales, asociaciones culturales y el poder judicial.
Como se puede ver en la partida de defunción de Josefa en la Figura 2, ella muere adulta y soltera. En la transcripción de esta partida tomada del sitio www.familysearch.org, se transcribe la edad de Josefa al morir como de 98 años pero se cree hay un error de transcripción o indexación. Si esto fuera así, Josefa hubiera tenido 65 años cuando nació Matilde. Haciendo un análisis de la taquigrafía de este documento se puede ver claramente que la interpretación de la palabra que se transcribió como noventa (en rojo en la Figura 2) realmente no corresponde a esta palabra. Alternativamente al comparar los trazos del escritor de otras letras (v, c, u y r específicamente) existentes en el mismo documento se puede ver que en realidad parecer ser cuarenta en lugar de noventa. Haciendo esta corrección, entonces Josefa murió a los 48 años, naciendo en 1822. Es decir, Josefa tuvo a Matilde a los 15 años de edad.
Tampoco se ha encontrado evidencia documental de la inmigración de Josefa Pineda a Costa Rica. Tampoco si lo hizo sola, con algún familiar, las fechas, o el modo de transporte. La versión anecdótica de Félix Quirós Pineda indica que ella lo hizo vía marítima, sola y estando embarazada. Sin embargo la señora Hilda Chavarría Agüero (Quesada 2019a) indica que Matilde, hijo de Josefa, “venía de otro país junto con la familia López”. Estos llegaron a Atenas y empezaron a hacer denuncios principalmente en lo que hoy se conoce como San José Norte y alrededor de la calle Vainilla en Atenas. Desafortunadamente no se han encontrado registros del nacimiento de Matilde que ayuden a esclarecer el lugar donde nació.
En el Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR 1832) existe documentación sobre inmigraciones desde el Salvador a Costa Rica. Por ejemplo, en 1832 se registró el arribo de 12 Salvadoreños a Puntarenas:
Con pasaporte:
- José Carmen Salazar y su hijo
- Benito Benavente y su esposa
- Feliz Zapata
- José María Meléndez
- Juan Bautista Hondo
Sin pasaporte:
- Manuel Revelo, Teniente General de las Tropas
- Mariano Quezada
- Juan Córdoba y críado
- Mariano (José) Campos, exdiputado de la asamblea de El Salvador
- Vicente Villaseñor, Jefe Político del Departamento
- Rafael Barahona
- Tomas Fernández
Interesante es resaltar que Vicente Villaseñor fue quién en 1842 haría el famoso pacto del Jocote con Francisco Morazán en Alajuela. Villaseñor fue enviado por Braulio Carrillo con 700 hombres a repeler a Morazán que había desembarcado en Caldera y venía a derrocar a Carrillo pero al final el general Villaseñor termina uniéndose a Morazán. Así fue entonces proclamado Morazán como jefe de estado (Creedman 1991).
Dos hipótesis se pueden formular para justificar la llegada de Salvadoreños a Costa Rica. Una es que entre 1830 y 1840 El Salvador se encontraba en medio de dos guerras civiles y esto pudo ocasionar que Josefa huyera de estas tragedias, junto con otros salvadoreños. Los salvadoreños que arribaron a Costa Rica en 1832 y cuyos nombres se muestran en la Figura 3, parece ser que vinieron escapando de este conflicto. La segunda hipótesis es que en 1842 el general Francisco Morazán llegó a Costa Rica con 500 soldados Salvadoreños con el propósito de derrocar a Braulio Carrillo y Josefa pudo haber sido parte del grupo como ayudante o cocinera. Claro, con esta segunda hipótesis ya Matilde tendría al menos 5 o 6 años pero encaja con la versión de Hilda Chavarría Agüero, quién dice que Matilde venía de otro país.
Sobre la vida de Josefa en Costa Rica no hay muchos registros. Uno en particular indica que una mujer llamada Josefa Pineda tuvo una niña quién murió al nacer en 1841 en Alajuela (Family Search 2019). Si esta fuera la madre de Matilde, tendría entonces 19 años cuando esta niña nació.
Matilde Pineda (1837-1903)
Sobre Matilde, el hijo natural de Josefa, no hay registros de la partida de bautismo por lo que no se sabe donde nació Matilde. Pero si se tiene la partida de defunción de Matilde quién muere en 1903 y se indica que tenía 66 años al morir. Además en esta partida se indica que la madre de Matilde era Josefa, de origen salvadoreño. Ver Figura 4. Este registro es clave para demostrar la maternidad y origen de Josefa.
Matilde se casó con Petronila Trejos González (1845-1915). Su descendencia fue: José Gonzalo de la Asunción (1871-), Feliz Alberto de Jesús (1873-1948), Ysabel Silvina (1875-1941), Elena de la Natividad (1877-1944), Manuela de Jesús Ester (1879-), Ramona Pascuala de la Natividad (1883-), Juana Etelvina de los Ángeles (1885-), José Miguel Seledonio (1887-), María Matilde Delfina (1890-), María Joaquina (1891-), María Isabel Amalia –Mariquita- (1893-) y Rafael María (1895-).
Matilde fue soldado en la guerra de 1856 contra los Filibusteros a la edad de 19 años. Según la Revista del Archivo Nacional (1945) Matilde le vendió sus boletos de paga como soldado a Francisco María Fuentes por tres pesos. Ver Figura 5. En el mismo artículo se aclara que había incertidumbre entre los exsoldados por la falta de fondos del gobierno después de la guerra, por lo tanto mucho soldados terminaron vendiendo estos boletos a mitad de precio a intermediarios. En este caso Fuentes se dedicó a especular con estos billetes y compró un total de 98 billetes por un monto de 477.20 pesos.
Matilde participó en actividades municipales. Fue parte de la Juntas de Instrucción como miembro propietario del distrito 3 de Atenas, según se publicó en la Gaceta del 19 de Enero de 1897. Aquí se puede ver este nombramiento en la página 51.
Matilde y Petronila eran dueños de un sesteo o estación de descanso para los viajeros en mula y carreteros que viajaban entre Atenas y San Ramón. Ahí mismo vivían con su familia. Este sesteo estaba ubicado en San José Norte de Atenas en la Puebla, en calle Vainilla (Quesada 2019).
El camino principal entre San José y Puntarenas existió desde el siglo XV y pasaba por Atenas y de ahí a Desmonte, San Mateo, Orotina y Esparza. Sin embargo y con la colonización del valle de los Palmares entre 1830 y 1850 se abrió otro camino hacia lo que luego sería San Ramón saliendo de Atenas y es posible que a lo largo de esta ruta también hubo sesteos para el descanso de los viajeros. El camino se utilizó aun más con la llegada del ferrocarril al Pacífico a finales del siglo XIX. La estación del tren No. 19 en Río Grande fue el punto de llegada de las exportaciones de café de Palmarés y San Ramón y asimismo, los productos que llegaban del extranjero salían de esta estación hacia el Valle de los Palmares (Rodríguez Sancho 2014).
La Figura 6 muestra un mapa de Costa Rica a finales de la década de 1880 con los principales caminos que existían en ese entonces. En este mapa se puede apreciar que entre Atenas y San Ramón ya existía un camino de carretas.
Según relato de Felix Quirós Pineda (Quesada 2019), el sesteo de Matilde era atendido por las hijas de Matilde. Por una peseta (25 centavos) le daban al huésped alimentación para él y sus animales. En el sesteo había trapiche, vendían rosquete, melcochas, sobado y perico. La alimentación incluía frijoles majados, queso, huevo frito, bizcocho, rosquete, tamal, pan casero, chorreadas, puros, café o aguadulce. Además le daban una carga de comida a los bueyes para que comieran de camino. Como se puede ver era una familia muy trabajadora. Las hijas de Matilde enyugaban bueyes, sacaban achiote, ensillaban caballos, trabajaban en el trapiche, sembraban caña, maíz, y café. Eran muy valientes. En ese entonces, la ropa se enjuagaba, se ponía al sol y se la ponían al otro día. No había jabón. Eran tiempos en que habían niguas, totolates, y alepates.
En el libro “Cubaces Tiernos en Abril” del tres veces expresidente de Costa Rica Jose Figueres Ferrer se menciona el sesteo de las Pineda. La madre de Figueres por su edad no podía viajar a caballo pero si en carreta, y este sesteo era usado para tomar un descanso en ruta a San Ramón (Figueres Ferrer 1977).
La señora Hilda Chavarría Arguello (Quesada 2019a), relata con vivos detalles este sesteo, la casa de las Pineda y las actividades que ahí se realizaban todos los días. Doña Hilda decía que era el sesteo donde “paraban los ramonenses”. Era un caserón largo, grande con corredores de piedra. Había un gran galerón donde estaba el trapiche, el área de descanso y la casa donde se crío la familia de Matilde. A un costado de la propiedad había un gran árbol de Higuerón que se convirtió junto con el trapiche, en uno de los símbolos más vistosos del sesteo.
La finca donde estaba el sesteo de “las Pinedas” es hoy propiedad de la familia Arroyo. José Pineda Trejos, hijo mayor de Matilde, la vendió al señor Adilio Arroyo. Hoy en día viven en la finca Pipo Arroyo, nieto de Adilio, y su madre. La propiedad es de 110 hectáreas y las coordenadas donde estaba el sesteo de los Pineda son 10°00’30.2″N 84°23’52.9″W. El punto rojo en la Figura 7 muestra la propiedad. Quedan apenas los restos de las bases del galerón del trapiche (Ver Figura 8).
Según la sucesión de Matilde Pineda y Petronila Trejos (ANCR 1925), la familia tenía tres fincas colindantes en San José de Atenas y en una de estas estaba el sesteo (ver Figura 9). Las tres fincas juntas median aproximadamente 25 manzanas. Son las siguientes:
- Num. 18351, tomo 290, folio 181, asiento 1. Qué es terreno de caña, plátano y pasto con una casa que es actualmente de madera, techada con teja y un galerón para trapiche. Cita en Barrio San José de Atenas.
- Num. 6024, tomo 95, folio 455, asiento 1. Terreno de superficie llana y laderosa
- Num. 25301, tomo 482, folio 278, asiento 1. Terreno de superficie plana cultivada de pastos en parte y el resto dedicado a la agricultura.
En el mismo sucesorio se indican otras propiedades que pertenecían a Matilde Pineda y Petronila Trejos (Ver Figura 9):
- Num. 9669, tomo 149, folio 255, asiento 1. Restrojo y montes en Santa Eulalia de Atenas
- Num. 9670, tomo 149, folio 257, asiento 1. Terreno inculto cita en Santa Eulalia de Atenas
Según la sucesión estas dos fincas medían juntas 42.5 manzanas. Adicionalmente esta otra finca propiedad de Matilde y Pretronila estaba también incluida en el sucesorio:
- Num. 25311, tomo 482, folio 278, asiento 1. Terreno de superficie plana, cultivado de pastos en parte y el resto de agricultura, cita en Santa Eulalia de Atenas
Un dato curioso que apareció en la Gaceta de 1870 indica que Matilde fue multado con un colón por ir montado en la carreta (Gaceta 1870). Ver Figura 3, No. 69. Ya para ese entonces el gobierno había pasado como ley que los conductores de carretas no podían subirse a la carreta al conducir. Esto para evitar accidentes. Solía pasar que después de ir a dejar café a Puntarenas o Limón, a la vuelta los conductores se embriagaban.
Existe también en el Archivo Nacional el testamento de Matilde y Petronila (ANCR 1903) y un documento sobre la sucesión de Matilde y Petronila de 1925 (CÓDIGO: CR-AN-AH-CSJ-EXPJU y SIGNATURA: 003410). La transcripción del testamento es la siguiente:
Número ciento cuarenta y siete. Ante mi Vinicio Alvarado Lépiz notario público con oficina en la Villa de Atenas y en tránsito en el barrio de San José de la misma Villa presentes los señores don Matilde Pineda único apellido agricultor y doña Petronila Trejos González de oficios domésticos ambos casados mayores de edad y de este vecindario a quiénes conozco y doy fe están legal moralmente capaces para testar dijeron: que otorgan su testamento de acuerdo con las siguientes disposiciones: Primera: declaramos que somos cónyuges y de las demás calidades atrás dichas. Segunda: Declaramos por nuestros bienes todos los que a nuestra muerte aparezcan legalmente pertenecernos. Tercera: Declaramos por nuestras deudas igualmente lo que a nuestra muerte aparezcamos deber. Cuarta: Declaramos por nuestros único y universal heredero al cónyuge sobreviviente. Quinta: Nombramos para primer albacea a nuestro hijo José Pineda Trejos soltero, mayor de edad agricultor y de nuestro mismo vecindario y para segundo el cónyuge sobreviviente. Sexta: Dejamos a juicio de nuestro albacea los gastos de funeral y entierro. Sétima: Mandamos que a un año después de la fecha de la muerte de cualquiera de ambos se den cincuenta colones para la construcción de la nueva iglesia de Atenas y veinticinco colones para la hechura del nuevo cementerio, advirtiendo que si a la fecha del pago de estas sumas no se han principiado los trabajos en las obras dichas, se depositen las sumas referidas a juicio del albacea, en lugar seguro o los coloque a interés con buena garantía y en este caso se guarden estas sumas junto con sus intereses para las construcciones ya mencionadas el día que se principien los trabajos. Octava: Mandamos que se distribuyan a juicio de nuestro albacea, veinticinco colones entre los pobres vergonzantes. Cobro doce colones por este trabajo y no extiendo testimonio por manifestar los interesados que no lo desean siendo esta escritura por mi a los testantes a virtud de comunión suya la aprobaron todo ante los testigos instrumentales Manuel Barrantes Barquero casado, Liborio Zuñiga Ramírez viudo ambos de este vecindario y Juan Mata Meneses casado vecino de Grecia todos agricultores y mayores de edad a quienes conozco con capacidad legal para serlo. Firmo con los testigos y el testador Matilde Pineda; no lo hace la testadora Pretronila Trejos por manifestar que nos sabe en el barrio de San José de Atenas a las nueve y media de la noche del día primero de mayo de mil novecientos tres.
Un aspecto interesante de este documento que en ningún momento los testadores hablan de como se repartirían los bienes a sus hijos. Esto pudo haber si la razón de que en 1916 (ANCR 1925) se abriera una mortual para decidir sobre los bienes de Matilde y Petronila.
Félix Pineda Trejos (1873-1948)
Nació en Atenas en 1873 y se casó con María de la Trinidad Arias Vargas (1873-) en 1891 en Alajuela. Su casa estuvo al lado de la casa de su padre Matilde en San José Norte en la calle Vainilla en Atenas donde estaba el sesteo llamado de las Pineda. Sus hijos fueron: Lidia (1892), José Victor Francisco (1894-), Juan Rafael María (1896-). Vicente Juvenal Francisco María (1899-), Tomás Luis de las Piedades (1900-1969), (Coya) Maclovia (1903-), María Catalina (1905-), (Cheva) María Eusebia de los Ángeles (1907-), (Tino) Clementino Serapio Lorenzo del Rosario (1909-), Justa Adela (1912-1914) y (Nina) María Adela Rosalina del Carmen (1917-).
Según Emilio Pineda González (Quesada 2019b) Félix era un hombre de carácter fuerte e inflexible. Tanto que su hijo Rafael María al cumplir 16 años se fue de la casa y no volvió hasta 40 años después. Otros hijos varones como Luis y Tino se llevaban bien con Félix aunque la relación era basada en seguir instrucciones y trabajo de campo fuerte (Quesada 2019).
Cerca del año 1900, Félix empezó a tener problemas con la familia López en San José Norte de Atenas, donde vivían ambas familias. Aparentemente unos cerdos de Félix se metieron a la propiedad de los López e hicieron unos daños. Aunque Félix ofreció pagar los daños, los problemas no pararon ahí y en un momento determinado alguno de los López disparó contra Félix hiriéndolo en la cabeza. Esto sucedió el 10 de Febrero de 1901. La herida no fue mortal y Félix se pudo recuperar. Félix y su padre, Matilde, presentaron la denuncia respectiva contra los señores Wenceslao, Manuel López y Nazario Mora. En las gacetas médicas de Junio y Agosto de 1901 los médicos Lachner Sandoval y Fonseca Calvo comisionados por una Junta de Gobierno, presentaron el reporte de las heridas de Félix Pineda causadas por el impacto de bala. Aquí se puede ver el acta presentada por los médicos y una ampliación de la misma ( Picado y Lachner Sandoval 1901a and 1901b).
Después de que Félix se recuperó, la familia convence a Félix de lo que mejor es mudarse a otro lugar para evitar más tragedias y así, la familia de Félix y María se muda a San Ramón, probablemente alrededor de 1915 (Quesada 2019).
Al irse Félix para San Ramón, decide también venderle sus derechos en la sucesión de la mortual de sus padres al señor Juan Campos Morera. Se indica en este documento que Félix vende estos derechos en 600 colones y además los materiales de su casa en 200 colones al señor Campos Morera. Esta casa se indica en la sucesión que era de madera y medía 13 metros de frente y 11 de fondo (ANCR 1925).
En San Ramón, Félix compra una propiedad de 28 manzanas en Santiago de San Ramón, detrás de la Iglesia (Quesada 2019b y Quesada 2019c). En esta propiedad, Félix construyó Félix su casa que tenía forma de L o escuadra, con un corredor a lo largo de todo el perímetro de la parte frontal (Figura 5). La cocina estaba en el lado largo de la estructura con un pozo en el centro, el fogón hacia una pared de la cocina, y en diagonal, un molendero grande para preparar alimentos. La cocina tenía una ventana circular sin vidrio del lado del corredor que se usaba para ver quien pasaba a caballo o en carreta. Seguido de la cocina en la misma sección, estaba la sala, y seguido en la esquina el cuarto principal de la casa. En la otra sección estaban las habitaciones secundarias que sólo tenía entrada por el corredor. El piso de la casa era de tierra que mantenían bien apelmazado. El techo era de tejas a dos aguas. Las paredes eran de madera y se pintaban de arcilla blanca al igual que el fogón (Quesada 2019c). Detrás de la casa había dos estructuras. A la izquierda a 10 metros de la casa, había una galera donde mantenían a los terneros y detrás de la casa otra estructura que servía de bodega para granos, bananos, verduras y leña. El frente de la casa se usaba para estacionar carretas y caballos.
Félix y su esposa María tenían un terreno en Aguas Agrías, por Jesús María. Posiblemente este terreno fue una herencia que le dejaron a María sus padres. Este terreno lo usaba Félix para tapar frijoles, haciendo la caminata desde Santiago con dos a tres peones, su hijo Luis y su hija Catalina, la cual ayudaba con la preparación de alimentos. Estos viajes a Aguas Agrías podían durar hasta una semana, teniendo que dormir en ramadas en lugares abiertos donde habían muchos peligros como las serpientes terciopelo (Quesada 2019b).
Los últimos años de vida de Félix los pasó en compañía de su hija Cheva y su nieta Dinora en su casa en Santiago de San Ramón. Cheva nunca se casó pero adoptó a Dinora ya que su madre murió en el parto. Los hijos de Luis Pineda Arias, hijo de Félix y María, le llevaban el diario todas las semanas. Dentro de sus gustos más particulares era fumar. Además del diario semanal, le llevaban a Félix unos 100 puros por semana.
La bala incrustada en el cráneo parece que interfería con el comportamiento de Félix. A veces se mostraba muy callado y tímido. En ocasiones cuando se iba al cafetal a trabajar dejaba olvidados sus zapatos o las herramientas y mandaba a alguno de sus hijos a buscarlos. Cuando los nietos lo visitan, era uno de los pocos momentos de felicidad para Félix. Cortaba caña y la pelaba usando la rodilla como apoyo, partía los pedacitos y los repartía. Cosechaba naranjas y las pelaba perfectamente con un cuchillo y les hacía la tapita, listas para chuparse el jugo. Cosechaba vainicas y maíz y los empacaba usando tiras de hoja de itabo para mandarlo a sus nueras. Según Dinora Pineda Núnez (Quesada 2019c) cuando nacía algún animal de granja, Félix se los regalaba a sus nietos. Dinora recuerda una ternerita muy linda que Félix le regaló y la bautizó con el nombre de Bartola.
Félix vivió en San Ramón cerca de 33 años y murió en 1948 a la edad de 75 años. Ver Figura 12. Falleció en el hospital Nicolás Orlich de San Ramón que estaba donde hoy está el Instituto Julio Acosta García, en medio de la revolución costarricense que puso en el poder a José Figueres Ferrer. Su entierro fue complicado debido al conflicto militar que había en ese entonces (Quesada 2019b).
Lidia Pineda Arias (1892-)
Lidia fue la hija mayor de Félix y María. Su nacimiento se registró en Alajuela. Lidia se casó con José Porras Sibaja (1888-) en 1913 Alajuela (ver Figura 7). Sus hijos fueron: Luis Antonio del Carmen (1914-), Ramón Ernesto Elpidio (1916-), Jovita Ana María del Rosario (1917-), Ramón Custodio de Jesús (1918-), Jose Samuel Ahías (1919-), Luis Ofortunado del Socorro (1921-), Tobías Socorro (1922-), Amelia Rosalina de Jesús (1924-), María Marta Adelina (1925-), Victor Manuel de las Piedades (1927-), Rafaela Cecilia (1928-), Francisco Napoleón Hernán (1929-), María Teresa de Jesús (1933-) y Ema.
Inicialmente Lidia y su esposo José vivían en Río Jesús. Lidia era morena y de contextura gruesa. Lidia murió después de que nació Ema y su esposa José Porras se fue para Guanacaste con todos los hijos pero no le fue muy bien y tuvo que regresar a San Ramón muy pobre (Quesada 2019).
José Porras era de Atenas, un hombre muy valiente. Cuentan que se iba para la montaña de San Ramón con sólo un hacha y regresaba a la 1 de la tarde con con 6 o 8 cabos de hacha hechas de lagarto colorado que luego los vendía por 1 colón en el mercado de San Ramón. Siempre anduvo descalzo pero se cree que calzaba como 46 (Quesada 2019).
Sus hijas Ema y Teresa vivieron con su tío Tino en Santiago de San Ramón después de morir Lidia. Ema vive actualmente en Palmares con unos sobrinos, Ema nunca se casó.
(Victor) José Victor Francisco Pineda Arias. (1894-)
Casado con Olivia Núnez Alvarado (1899-) en 1915 en San Ramón, hijos fueron: María Adilia (1916-), Emerita María de las Piedades (1917-1917), Emérita Ramona Dilia (1918-), Ramona Jobita del Socorro (1921-), Juan María del Rosario (1920-1930), Germán Pedro Trinidad (1923-), José Joaquín de las Piedades (1925-), Elisa del Carmen Pineda (1926-), Dulcina María Francisca (1928-), Victor Manuel Francisco (1929-), Orlando José de la Trinidad (1931-), Oki María del Carmen (1933-) y Dinora (1937-).
Victor fue un emprendedor que por circunstancias de la vida tuvo que hacer su capital tres veces. Primero como comerciante donde era dueño de prácticamente toda la manzana donde está hoy la parada de Buses de San Ramón. Según Emilio Pineda Gónzalez (Quesada 2019b), los días Martes era el día de mercado en San Ramón y Victor prácticamente lo cambio a Viernes. El primer camión que llegó a San Ramón con mercadería fue para el negocio de Victor Pineda. Además del comercio, Victor tenía también una fábrica de candelas (Quesada 2019c). Según Adrian Pineda Chávez (Quesada 2019d), Victor salía los martes a repartir mercadería a Palmares y Naranjo y regresaba los Viernes.
Cuando muere su esposa Olivia, Victor cayó en depresión y alchoholismo que lo llevó prácticamente a la bancarrota. Su hija Dinora era una bebé y Victor empieza a buscar entre los vecinos a alguna familia que se hiciera cargo de ella. Después de tres intentos, Dinora termina viviendo con Cheva, hermana de Victor. Él se muda a Montezuma, Puntarenas con sus hijos pequeños donde empieza de nuevo a hacer un segundo capital a través de agricultura y ganadería. Sin embargo algunos vecinos lo denuncian por maltrato a sus hijos y el PANI interviene.
Cuenta su nieta Heidy Araya Pineda (Quesada 2019e) que el PANI fue hasta Moctezuma a recoger a los niños pequeños y nada puede hacer Victor que desde la playa venía como sus hijos eran transportados en bote hasta la lancha que hacía el recorrido entre Montezuma y Puntarenas. Esto incide en que Victor de nuevo pierda su enfoque y llega a perder sus propiedades en Montezuma. Victor sin embargo no se da por vencido y gracias a más trabajo, logra de nuevo hacerse de propiedades en la zona sur de Costa Rica.
Victor Pineda Arias fue un hombre muy trabajador y con una visión de negocios que muy pocos tenían a principios del siglo XX en San Ramón.
Fue su socio en su etapa de comerciante su hermano Luis Pineda. Cuando Victor parte a Montezuma sumido en depresión y tristeza por la muerte de Oliva su esposa, deja como responsable del comercio a Luis. Sin embargo, algunos de sus empleados se aprovecharon de la situación y el comercio se empezó a caer. Victor culpó a Luis de la caída del negocio y se enemistaron amargamente, incluidas amenazas de muerte (Quesada 2019e). No fue sino hasta el mismo día de su muerte que Victor se reconcilió con Luis, en un acto de humildad y perdón humano que muy pocos habían visto (Quesada 2019b).
Juan Rafael María Pineda Arias (1896-1948)
Juan Rafael María se marchó de su hogar aproximadamente a los 16 años. No soportó el trato que le daba su padre Félix y decidió irse de la casa a muy temprana edad.
Estuvo primero trabajando en la bananera en Limón y luego se fue a Panamá a trabajar en la zona del Canal. Ahí obtuvo su nacionalidad estadounidense. Luego inició carrera militar participando en la segunda guerra Mundial como transportista de municiones. Rafael María fue una persona aventurera que estuvo en muchos lugares del mundo, aprendiendo varios idiomas.
Durante su exilio de 40 años, nunca tuvo comunicación con sus padres excepto con su hermana Catalina. Después de 40 años de vida fuera de Costa Rica decide regresar a buscar a sus padres pero estos ya habían fallecido lo que lo hizo entrar en depresión y alcoholismo hasta que fallece.
Muere en San José en 1948. Tiempo después un hijo aparente de Rafael María de nacionalidad panameña viene con su propia familia a buscar a su padre pero se entera que esté ya había fallecido (Quesada 2019 y Quesada 2019b).
Vicente Juvenal Francisco María Pineda Arias (1899-)
Juvenal fue bautizado en Atenas y se casó con María (Urania) Chávez Villalobos (1903-) en 1926 en San Ramón. Los padrinos fueron Luis y Catalina Pineda Arias, hermanos de Juvenal que en ese entonces estaban solteros (Figura 9). Sus hijos fueron: Aurora Gregoria de Jesús (1927-), Enar Josefa de Jesús (1928-), Sergio de José de Jesús (1928-1929) y Francisca (-1942).
Juvenal Vivió en Río Jesús pero luego se fue a vivir a Pérez Zeledón desde muy temprano y se convirtió en comerciante. Era un hombre aventurero que decidió irse de San Ramón una vez que se casó. En ese entonces era muy difícil el transporte y la comunicación y por estas razones se supo muy poco de Juvenal y su familia una vez que se fueron para Pérez Zeledón (Quesada 2019).
Tomas Luis de las Piedades Pineda Arias (1900-1987)
Luis nació en barrio San José en Atenas. Se casó con Ana María González Fernández (1905-) en 1931 en San Ramón, ver Figura 10. Tuvo los siguientes hijos: Teresa, María Eugenia, Félix, Noemy, Ana Isabel, Doris, Miriam, Magda, Arnoldo, Roy, Sonia y Emilio.
Luis nació en Atenas pero luego se mudó a San Ramón con su padre Félix. Luis le encantaban los bueyes. Una vez en Atenas había un señor que presumía mucho de su yunta de bueyes. Un día alguien le preguntó al señor que cuánto valían los bueyes, y el señor respondió: ”2 onzas y media”. Esto equivalía al peso en oro. Estas monedas estaban certificadas por el banco. Luis, quién era un jovencito en ese entonces, escuchó lo que el señor cobraba y Luis le dijo al señor: “yo se les compró”. Luis fue a la casa a buscar el oro y le compró los bueyes. El dueño de los bueyes no le quedó otro remedio que vender los bueyes, tenía que cumplir su palabra. En otra ocasión Luis consiguió prestados 5000 pesos de Gerardo Badilla. Como garantía del préstamo Luis se arrancó un pelo del bigote y se lo dio a Gerardo y lo envolvió en un papel como garantía. Cuando Luis le pagó la deuda, Gerardo le devolvió el pelo del bigote. En ese entonces la palabra valía por encima de cualquier documento (Quesada 2019b).
Luis no sabía leer ni escribir, tampoco conocía de matemáticas básicas. Sus hijos lo enseñaron cuando ya era adulto y desarrolló una afición grande para la lectura. Compraba libros para él y para sus hijos. En una ocasión Luis se fue a San José a comprarle los útiles de la escuela a Teresa, su hija. Ahí le compró una pluma en oro, pero desafortunadamente la pluma se la robaron en la Escuela (Quesada 2019b).
Luis se llevaba muy bien con Tino, su hermano. Le tenía un cariño muy especial y en muchas ocasiones lo tenía que regañar. Tino era un hombre de carácter fuerte, muy bravo; pero siempre fue muy apegado a Luis quien fue su consejero. La familia de Luis también le tenía mucho cariño a Tino. Duración la revolución de 1948, Luis y Tino fueron muy cercanos colaboradores de Chico Orlich y José Figueres. En la reseña de Tino Pineda Arias se profundiza más esta relación. A Luis también le gustaba mucho ir a pasear donde su hermana Nina en Montezuma. Para llegar ahí, tenían que tomar una lancha desde Puntarenas hasta la playa de Montezuma. En una ocasión Luis hizo el viaje donde Nina con su hijo Emilio. Al llegar a Montezuma el transbordo a la playa desde la lancha se hacía en un bote pequeño. Ese día el oleaje estaba muy bravo y la lancha volcó con todos los pasajeros. Luis llevaba unas alforjas que le sirvieron de flotador y agarró bien a Emilio y lograron salir a la playa ya que Luis era muy buen nadador. Lamentablemente uno de los pasajeros no aparecía. Los encargados de la lancha lo buscaron por horas pero al encontrarlo era demasiado tarde, ya había fallecido. Después del incidente Luis y Emilio llegaron a una pulpería pequeña aledaña al lugar. El dueño de la pulpería le dijo a Luis: “¿y por qué no se viene para acá? Todo eso que usted vé atrás de la pulpería está libre, cójalo, cójalo”. Y la respuesta de Luis después de haber presenciado el accidente en el bote fue: “ni loco” (Quesada 2019b).
Luis Pineda tuvo una pulpería al frente del Palacio Municipal, en la cuadra donde está hoy en día la parada de San Ramón. Antes de esto, Luis fue socio de Victor, su hermano, en el comercio que estaba en la misma cuadra, aunque después tuvieron desacuerdos sobre este negocio como se explicó anteriormente. Luego la familia de Luis se pasa a vivir donde estuvo la pulpería de Hernán Vázquez.
La descendencia de Luis ha tenido tuvo mucha influencia en la sociedad de San Ramón de la segunda mitad del siglo XX. Por ejemplo, su hija Miriam se convirtió en una de las más prominentes historiadoras de la zona de Occidente. Su hijo Emilio tuvo varios cargos públicos en administración educativa en Palmares, San Ramón y San Carlos. Magda trabajó por muchos años como asistente administrativa en el Colegio Patriarca San José. Félix fue empleado de la Municipalidad de San Ramón por muchos años.
(Coya) Maclovia (1903-) Pineda Arias.
Coya fue bautizada en Atenas y se casó con Carlos Barrantes Quirós en 1920 en San Ramón. Sus hijos fueron: José María del Socorro (1921-), María Clemencia del Socorro (1923-), Luis Carlos del Socorro (1924-), María Aurelia del Socorro (1926-), Ramona Marina del Rosario (1928-), José Ramón Julian (1930-), Carmen Lidia del Socorro (1938-), Francisco Tobías (1941-), Gilda Marta del Socorro (1943-) y Adrián Bolívar de la Trinidad (1945-).
Coya era una mujer de contextura baja. Su padre Félix no quería que Coya se casará con Carlos porque él ya tenía 40 años pero al final se casaron. Aun así, Félix les dio un terreno en Santiago para que pudieran hacer su casa. Carlos era un hombre pobre pero muy valiente y decidió vender el terreno donde vivían para irse a Guanacaste a buscar fortuna pero no les fue muy bien y se regresaron a San Ramón. Después Coya y su familia vivieron en Santiago muy cerca de la carretera a Puntarenas. Finalmente estuvieron viviendo en San Ramón por el lado de emergencias del hospital de San Ramón.
Coya y Catalina tenían una relación muy cercana. Catalina y su esposo Rufino le prestaban vacas para ordeñar a Coya. Y cuando Catalina tuvo sus trillizos, Coya se fue a vivir con Catalina para ayudarle a lactar a los niños hasta que Catalina ya pudo hacerlo por su propia cuenta.
Coya murió primero que Carlos cuando vivían en San Ramón, fue algo inesperado. Después de morir Coya, Carlos siempre iba a Santiago a pie desde San Ramón a comer donde Cheva o Tino pero un día murió al ser atropellado en la carretera de Puntarenas durante su caminata.
María Aurelia y Ramona Marina, hijas de Coya y Carlos, se hicieron monjas. María Aurelia actualmente vive en el hogar de ancianos en Alajuela. Y Ramona Marina quién vivió en Venezuela por muchos años, ya vive en Costa Rica, es una mujer muy inteligente (Quirós Pineda 2019). Adrián fue profesor en la Universidad de Costa Rica pero terminó suicidándose en el cerro del Tremedal. El hijo de María Clemencia del Socorro, Carlos (1956-), vive por el cerro de la Muerte y trabaja en acuacultura. Carlos fue hijo de Victor Quirós Ugalde pero su padre no le dio sus apellidos (Quesada 2019f).
(Nina) María Adela Rosalina del Carmen (1917-) Pineda Arias.
Nina se casó con Mario Steller y tuvo los siguientes hijos: María Cecilia del Socorro (1939-), Alicia María del Socorro (1942-), Mario Luis del Carmen (1943-), Bettina María del Carmen (1945-), Elizabeth María (1947-), Felix Francisco (1950-), Carlos Alberto de la Trinidad (1955-), Leonardo Antonio de la Trinidad (1959-) y Juan Diego Francisco (1962-).
Nina se mudó con su familia a Montezuma, a la zona de las Delicias. Su esposo Mario Steller le pidió prestado a Luis, hermano de Nina, 2000 colones para mudarse ahí. En esos tiempos la gente que llegaba a esa zona tenía la opción de reclamar tierras libre o hacer denuncios. Mario hizo varios denuncios y pronto tuvo una gran finca en la zona. Además, cuando llego a Montezuma tuvo la suerte de que lo nombraron policía. En este trabajo le pagaban 30 colones por día. Por las mañanas se dedicaba a su finca y por las tardes se ponía el uniforme y su cuchillo de reglamento. Mario le daba cuatro vueltas a la pulpería por las tardes y este trabajo le ayudó mucho a hacer su finca. Sembraba arroz, tiquizque, maíz, ñampí y ganado (Quesada 2019b).
Mario y Nina se separaron y Nina terminó viviendo en Atenas, actualmente en un terreno dónde hoy está ubicado el Pali (Quesada 2019f).
María Catalina Pineda Arias (1905-)
Catalina se casó con Rufino Quirós Paniagua (1900-) en 1927 en San Ramón. Tuvieron los siguientes hijos: Francisco Rodrigo Eli (1929-), Lidia Elena Francisca (1930-), María Teresa de Jesús (1934-), Rafael Abraham de Jesús (1935-), Delia Marta (1932-1936), Ruperto de Jesús Daniel (1939-), Raul Miguel (1939-), Rogelio Antonio (1939-), María Cristina (1940-), José Bolívar de Jesús (1942-), Mercedes Francisca (1943-), Virginia Bernarda (1944-), Emilio Francisco (1946-), Félix Marcelino (1949-) y Ana Catalina (1950-).
Catalina y Rufino llegaron a ser dueños de mucha tierra. Entre San Ramón y Esparza eran dueños de más 300 hectáreas. También tenían otra propiedad en Guanacaste que Rufino y Catalina fueron formando a través de muchas compras. Rufino se iba al banco a pedir prestado y Catalina lo fiaba. Llegó el momento que llegó a tener más de 700 hectáreas. Luego le dio mucho de esta tierra a algunos de sus hijos pero no lo supieron administrar y se fue perdiendo. Catalina era una mujer muy dulce, que tenía un lugar especial en el corazón de su papá Félix y sus hermanos. Con el tiempo se convirtió en la preferida de todos y siempre fue muy visitada por sus hermanos y sobrinos. Catalina fue la única que tenía comunicación a través de cartas con su hermano Juan Rafael María. Catalina además era la preferida de su padre Félix para que lo acompañara a tapar frijoles a la finca de Agua Agría en Jesús María.
Catalina tuvo trillizos en 1939, los primeros que se tiene registro en Costa Rica que sobrevivieron hasta ser adultos. Cuentan que cuando nacieron no dio tiempo de ir a buscar la partera y fue su esposo Rufino que tuvo que atender el parto de los dos primeros. Obviamente ella no sabía que estaba embarazada de trillizos.
La casa de habitación de Catalina y Rufino en Esparza estaba ubicado a un 1 km de la carretera interamericana, lo cual era problemático para salir o entrar por lo difícil del terreno. Para llegar a la casa había que cruzar un río. En este mismo río fue que una hija de Catalina y Rufino murió al ahogarse cuando jugaba con sus hermanos. Esta finca fue por muchos años la fuente de hojas de palma para celebrar el Domingo de ramos de Semana Santa en San Ramón y otras comunidades aledañas. En los últimos años de Catalina y Rufino decidieron mover su casa de habitación más cerca de la carretera, con la finalidad de poder salir o entrar más fácilmente.
(Cheva) María Eusebia de los Ángeles Pineda Arias (1907-2007)
La tía Cheva nunca se casó. Según cuenta su hija adoptiva Dinora Pineda Núñez (Quesada 2019c) anteriormente se tenía por costumbre que la hija que se quedaba soltera debía quedarse así para cuidar a sus papás. Aunque esto es sólo una teoría, Cheva siguió su vida soltera. Cuando muere la madre de Dinora, Cheva decidí adoptarla. Antes de que Dinora llegará a ser la hija adoptiva de Cheva otras dos madres intentaron adoptarla pero al estar estás embarazadas decidieron que era difícil y la regresaron con su papá. Cheva dedicó su vida a criar a Dinora. Su amor por las plantas ornamentales fue también una pasión de toda su vida. La casa de su padre Félix estaba adornada de helechos y bailarinas, eran sus preferidas (Quesada 2019b).
Cuando la propiedad de Félix Pineda Trejos se vende, Cheva y Dinora tienen que salir de la casa y buscar donde vivir. El señor Cecilio Quesada les da un lote y una vivienda muy humilde para vivir. En medio de la pobreza, Cheva y Dinora forman una familia muy unida. Las cogidas de café sirven para producir dinero suficiente para vivir todo el año. Dinora termina el cuarto grado de la Escuela primaria y es elegida por los maestros para continuar a sacar el sexto. Ya desde muy joven Dinora demostró un excelente perfil para el aprendizaje y la educación. En ocasiones que los maestros no llegaban, Dinora tomaba su lugar y organizaba los estudiantes para no perder clase. Al terminar la escuela primaria, Cheva le consigue a Dinora una beca de estudio en el Colegio de Monjas Sión que estaba en San José. Con mucho sacrificio, Cheva hace el viaje a San José (costaba 2 colones) y convence a las monjas administradores del Colegio que acepten y le den beca de estudio a Dinora y esta se va a San José a terminar el Colegio. Dinora se gradúa y logra certificarse como docente con mucho sacrificio.
Dinora trabajó como maestra y Directora en la Escuela de Santiago. También en el Burial de Piedades Sur y en San Pedro. A San Pedro tenía que hacer el recorrido a pie desde Santiago por los cerros y veradas todos los días. También trabajó en Limón y el Valle de la Estrella por 10 años. Cheva siempre estuvo al lado de Dinora y se fue a vivir con ella cuando estuvo en Limón como maestra. Dinora siempre ha tenido un aprecio muy grande por la cultura afro-descendiente y su tiempo en Limón le sirvió para fortalecer este aprecio y dedicación a enseñar a niños afrodescendientes.
La relación de Cheva con su padre Félix Pineda Trejos fue complicada. Félix fue una persona con desequilibrio mental el cual se atribuía a la bala encrustada en su cráneo. Hablaba muy poco, y cuando lo hacía hablaba solo. Nunca contó nada de su ascendencia. Según Dinora, hubo ocasiones en que Félix repentinamente se volvía violento y tomaba un machete simulando que se defendía de alguien. La gente que lo veía en este trance, le tenía mucho miedo. En una ocasión le tiro el machete a Cheva cuando ella sacaba agua del pozo. Esto obligó a Cheva a irse a vivir y trabajar en oficios domésticos en San Ramón donde Pepe Valenciano por un tiempo, pero luego volvió a la casa de su padre Félix.
Cheva también vivió en Heredia y terminó sus días en Ciruelas, Alajuela a los 100 años en una propiedad de los suegros de Dinora. Cheva dejó en Dinora su mejor legado. Dedicó su vida a crearle oportunidad a Dinora para que saliera adelante. Cheva es quizás el mejor ejemplo de las mujeres Pineda, representando con orgullo el sacrificio y trabajo de su bisabuela Josefa Pineda y de sus tías que trabajaban sesteo de las Pineda en San José Norte en Atenas.
(Tino) Clementino Serapio Lorenzo del Rosario Pineda Arias (1909-1969)
Muy parecido a su padre, Tino tenía un carácter fuerte. Se casó con Irma Ramona del Rosario Quirós Ugalde (1912-2011) y tuvo los siguientes hijos: Braulio Sixto del Socorro (1938-), Luz Mery Marta (1939-), Jenny Isabel del Socorro (1940-), Juan Félix Angel (1941-1966), Claudio del Socorro (1944-), Maria Esther (1946-1947), María Esther (1949-), Eladio Gerardo, Eraida del Socorro (1951-), María Cecilia del Socorro (1952-) y Sergio del Rosario (1954-).
Braulio, Félix y Claudio murieron de forma trágica siendo ya adultos en accidentes. Tino e Irma vivieron en Santiago. Su primera casa estuvo a unos 300 metros al norte de la iglesia de Santiago. Luego se pasaron al frente de la escuela de Santiago. Cuando Tino murió en 1969, Irma decide irse a vivir a Desamparados en San José. Las propiedades las compró su hermano Ignacio Quirós Ugalde.
Tino fue conocido en Santiago y San Ramón como un hombre duro para las peleas. Decían que “donde Tino ponía el puño ahí no nacía pelo”.
Su carácter y firmeza le sirvieron para conectarse y hacer amistad con personajes políticos ramonenses de la época como José Figueres Ferrer y (Chico) Francisco Orlich. Cuentan que Tino era la mano derecha de Chico durante los eventos de la guerra de 1948.
El día que los miembros del partido de gobierno del Dr. Calderón Guardia (conocidos como mariachis) fueron derrotados en San Ramón, Tino Pineda fue el que ayudó a Chico Orlich a entrar a San Ramón sin que fuera visto. Los que apoyaban al Dr. Calderón Guardia tenían control de los principales edificios de San Ramón como el palacio Municipal y la Iglesia. Mucha gente tuvo que salir de San Ramón por las amenazas de fusilamiento. Tino y Chico junto con un grupo pequeño de hombres usaron las cloacas de San Ramón para llegar hasta la casa de Luis Pineda, hermano de Tino, que estaba a un costado del Parque de San Ramón. Ahí esperaron hasta las 4 am de la mañana cuando don Chico dio la orden de atacar. Empezaron los disparos y los aliados del Dr. Calderón Guardia respondieron con una metralleta en una de las torres de la iglesia que los opositores le decían “la tartamuda”. Los mariachis no tenían idea de cuantos hombres estaban con Chico Orlich y como era oscuro empezaron a salir de los edificios y huyeron.
Durante los días anteriores a la caída del régimen de Calderón Guardia, Tino Pineda fue el encargado de transmitir mensajes falsos para hacer creer a los aliados del Dr. Calderon Guardia que habían reclutado hasta 5000 hombres y que se escondían en varios lugares de San Ramón. La estrategia funcionó y los mariachis se rindieron fácil el día que los aliados entraron por las cloacas a San Ramón liderados por Tino Pineda (Pineda González 2019).
Tino tuvo una muy buena relación con su padre Félix. Así como su padre, Tino fue un amante de la agricultura. A pesar de su carácter fuerte y sus problemas de alcoholismo, Tino era muy querido en Santiago y San Ramón.
Fue conocido como un hombre dedicado a la agricultura de hortalizas, como el tomate. Debido a esto se cree que murió de cáncer producto de los agroquímicos que aplicaba el 4 de Octubre de 1969 en la Clínica Bíblica (Pineda Quirós 2019). Antes de morir, Tino también sufrió de tuberculosis y estuvo internado por dos años en el Sanatorio Durán en Cartago.
Referencias
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- ANCR. 1903. CÓDIGO: CR-AN-AH-PROTO-PROTONOT. SIGNATURA: 3281, TOMO: 68, FOLIO: 147, ESCRITURA: 01/05/1903
- ANCR. 1925. CÓDIGO: CR-AN-AH-CSJ-EXPJU, SGNATURA: 003410. TEMA: Expediente de juicio de sucesión de Petronila Trejos González y matilde pineda. Cónyuges. ENTIDAD O PERSONA QUE PRODUJO EL DOCUMENTO: Juzgado Civil de Alajuela. FECHA INICIAL: 1925-10-30
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- Quesada, H. 2019a. Entrevista a Hilda Chavarria Arguello. Calle Vainilla, San José Norte, Atenas.
- Quesada, H. 2019b. Entrevista a Emilio Pineda Gónzalez. Palmares Centro, Palmares.
- Quesada, H. 2019c. Entrevista a Dinora Pineda Núnez. Ciruelas, Alajuela
- Quesada, H. 2019d. Entrevista a Adrián Pineda Chávez. Paseo Colón, San José.
- Quesada, H. 2019e. Entrevista a Heidy Araya Pineda. San Ramón, Alajuela
- Quesada, H. 2019f. Entrevista a Cecilia Pineda Quiros. San Ramón, Alajuela
- Revista del Archivo Nacional. 1945. No. 11-12: 594-597
- Rodríguez Sancho, J. 2014. LOS BOYEROS EN EL NOROCCIDENTE DEL VALLE CENTRAL DE COSTA RICA ENTRE LOS SIGLOS XIX Y XX. Diálogos: Revista Electrónica de Historia. Octubre.
Apéndice: Descendencia de Josefa Pineda y su hijo natural Matilde.
Descendencia de Josefa Pineda (1772-1870):
- Matilde (1837-1903) casó con Petronila Trejos González
- Hija que murió al nacer (1841-) en Alajuela. No se menciona padre.
Descendencia de Matilde Pineda (1837-1903) y Petronila Trejos González (1845-1915):
- José Gonzalo de la Asunción (1871-) casó
en segundas nupcias con Emilia González campos viuda en 1930 en Atenas.
- Edwin Francisco (1930-) nació en Atenas
- Antonio
- Feliz Alberto de Jesús (1873-) casó con María de la Trinidad Arias Vargas (1873-) en 1891 en Alajuela. Hijos:
- Lidia (1892-) casó con José Porras Sibaja (1888-) en 1913 en San Ramón
- José Victor Francisco (1894-), bautizado en Atenas. Casado con Olivia Núñez.
- Vicente Juvenal Francisco María (1899-), bautizado en Atenas casó con María Chávez Villalobos (1903-) en 1926 en San Ramón
- Tomas Luis de las Piedades (1900-) casó con Ana María González Fernández (1911-) en 1931 en San Ramón.
- (Coya) Maclovia (1903-) bautizada en Atenas, se casó con Carlos Barrantes Quirós en 1920 en San Ramón, que atropelló un carro en la entrada de Santiago.
- María Catalina (1905-), bautizada en Atenas. Casó con Rufino Quirós Paniagua (1900-) en San Ramón en 1927.
- (Cheva) María Eusebia de los Angeles (1907). Nunca se casó.
- Clementino Serapio Lorenzo del Rosario (1909-) casó con Irma Quirós Ugalde (1912-2010)
- Justa Adela (1912-1914), bautizada y sepultada en Atenas.
- (Nina) María Adela Rosalina del Carmen (1917-) casó con Mario Steller, bautizada en San Ramón. Vivía en Cóbano, eran dueños de mucha tierra.
- Juan Rafael María (1896-)
- Ysabel Silvina Pineda (1875-1941) casó con Juan Campos Mora (1867-) en 1893 Alajuela. Hijos:
- Federico Félix María (1900-) bautizado en Atenas
- María Silvina (1895-1896), bautizada y enterrada en San Rafael de Atenas
- José Napoleón Arístides de las Piedades (1898-), bautizado en San Rafael de Atenas. Casó con Zenaida Soto en 1927 en Alajuela
- Octavio María de Jesús (1908-1910), enterrado en San Rafael de Atenas
- María Ninfa Benigna (1904-1906), enterrada en San Rafael de Atenas
- María Angelica Gregoria (1897-)
- María Gabriela del Socorro (-1903), sepultada en Alajuela
- Enriqueta Benigna del Socorro (1911-), bautizada en San Rafael de Atenas.
- María Isabel Amalia (1893-), bautizada en Atenas.
- Elena de la Natividad (1877-1944) casó con Demetrio Campos Morera (1875-) en 1896 en San Rafael de Atenas. Sepultada en Desmonte. Descendencia:
- María Marcelina Ramona (1897-), bautizada en San Rafael de Atenas
- María Luisa Angeles (1899-), bautizada en San Rafael de Atenas
- Ramon María (1901-), bautizado en San Rafael de Atenas
- casó con Teresa Chaverri Murillo en 1931 en Alajuela
- María Natalia Felicitas (1903-1905), bautizada en enterrada en San Rafael de Atenas
- María Iginia Gregoria (1905-), bautizada en San Rafael de Atenas
- Julio Gonzalo María (1907-), bautizado en San Rafael de Atenas
- Celino Amancio Aparicio (1909-), bautizada en San Rafael de Atenas
- Mario Roberto Elodia del Socorro (1911-), bautizado en San Rafael de Atenas. Casó con Clodomiro Ávila en 1928 en Alajuela
- María Silva del Carmen (1913-), bautizada en San Rafael de Atenas
- Hilda (1914-). Casó en 1931 en Alajuela con Juan Soto Chaverri
- Jose Antonio Jeremías (1915-), bautizado en San Rafael de Atenas
- Jose Domingo Eli (1918-), bautizado en San Rafael de Atenas
- Ramón Vicente Rufilo (1921-), bautizado en San Rafael de Atenas
- Manuela de Jesús Ester (1879-) casó con José López Trejos (1880-) en 1896 en Alajuela. Hijos:
- María Blanca Rosa (1899-), bautizado en San Rafael de Atenas
- Jovita Raquel Josefina de los Angeles (1900-1934), bautizado en San Rafael de Atenas. Enterrada en Palmares. Casó con Aquileo Rojas Barrantes.
- Berjita Amalia de Jesús (1902-), bautizada en San Rafael de Atenas. Casó en 1923 con Tobías Rodríguez Muñoz en Alajuela
- Augustina Felicia de las Mercedes (1910-), bautizada en San Rafael de Atenas. Casó en 1930 con Arturo Hernández Álvarez en Alajuela
- Consuelo María (1912-), bautizada en San Rafael de Atenas
- Agustín Marcelino del Rosario (1914-) nació en Candelaria. Casó en 1934 con Estergine Barahona.
- Ramona Pascuala de la Natividad (1883-) casó con Joaquín Calvo Zuñiga (1901-) en 1928 en Alajuela. No se encontró descendencia.
- Juana Etelvina de los Ángeles (1885-) casó con Moises Porras Araya (1894-) en 1927 en Alajuela. No se encontró descendencia
- José Miguel Seledonio (1887-), bautizado en San Rafael de Atenas. No se encontró más registros.
- María Matilde Delfina (1890-) casó con Domingo Molina Arguello (1888-) en 1928 en Alajuela. No se encontró descendencia.
- María Joaquina (1891-). No se encontraron más registros
- María Isabel Amalia –Mariquita- (1893-) casó con Miguel López Trejos (1894-) viudo de Josefina Sánchez en 1924 en Alajuela. No se encontró descendencia
- Rafael María (1895-) casó con Teresa Cháves en 1919 en Alajuela
- Adrian de Jesús Pineda Chávez (1924-). Trabajo en el INS, vive en San José. Casó con Nora Cordera en San José en 1954
- Fernando Arnoldo de Jesús (1929-)
- Victor Fabián de Jesús (1930-)
- Angel Rafael del Rosario (1920-), bautizado en San Rafael de Atenas
- Antonio del Carmen (1922-), bautizado en San Rafael de Atenas, casado con Hilda Chavarria Arguello (1926-).
- Matilde Ema de Jesus (1925-), bautizada en San Rafael de Atenas
- María Ninfa (1901-) casó con Emilio Arguello Hernández (1907-) en 1929 en Alajuela. No se encontró descendencia.