El cerro de tremedal

Crédito Trino Barrantes


¿Qué es un Tremedal papi? Pregunté hace años a mi papá.
Diay, ni sé, porque preguntas. Es que como nosotros vivimos al pie del cerro del Tremedal, quería saber que era.


Dicen que a principios del siglo, ahí por los años 1.905 o algo así, vino a San Ramón un señor de origen español, un tal Santana Orozco, que vivía allá en Europa, en un pueblito llamado Orihuela. Venía con el cuento de llenar este hermoso valle ramonense de nuevos cultivos que ayudaran al crecimiento económico de la zona. El asunto es que se instaló en unas tierras vírgenes del oeste del caserío de la villita, que era San Ramón en esos años. Le salió gratis al españolete su pericia, estas eran tierras de nadie y como era extranjero y hablaba enredado, todo el mundo como loco, nadie le puso peros… Y así se adueñó de esas hermosas tierras que mejor hubieran sido de un verdadero moncheño, pero bueno, no resultó tan malillo el tal don Santana. Con el correr del tiempo, sentado en una poltrona en el corredor de su casa, el don vio como que se levantaba un cerrillo ahí en su finca y como la gente de aquí es tan santulona, le dijeron que que bonito hacer ahí una ermita, que se viera de todo lado.


El asunto es que el cerro seguía creciendo y don Santana que convino con los vecinos en hacer la iglesita con la única condición que la llamaran “El Tremedal” en honor a la patrona de su pueblo. Les dijo, diay pero yo creo que este cerro pronto será un volcán y la iglesita no va durar nada si explota. Los moncheños, que no se nos va nada, ni lerdos ni perezosos fueron a la Municipalidad y plantearon el asunto. Llegaron a un convenio con el español, que el terreno que iba a dar para la iglesia lo cambiaran por otro más llano y que ese pasara a ser municipal. El asunto cuajó y hoy el cerro se llama Tremedal, lo mismo que la iglesia.


Como decía antes, somos gente sencilla y creyente. Dicen que todos los años en un día especial, allá en la cumbre del cerro aparece en horas tempranas un viejillo pequeño y vestido como campesino, que se sienta y sonríe viendo el pueblo de San Ramón y mirando la iglesia, todos dicen que es Santana Orozco, otros que un aparecido y también que es Garabito, que tenía su templo en ese sitio donde está el cerro y nunca lo dejará.

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