Category: Culturales

  • Los Ramonenses en la Guerra contra los Filibusteros

    Fernando González Vásquez


    Apenas conocido el peligro que representaba para Costa Rica la presencia de los filibusteros en territorio nicaragüense, la recientemente fundada población de San Ramón Nonato (1844), no se quedó atrás en su activa participación en la gran proeza heroica por la libertad de las naciones centroamericanas. Luego de la primera proclama (20 de noviembre de 1855) del presidente Juan Rafael Mora Porras, advirtiendo de la amenaza del invasor y principalmente del edicto del obispo Anselmo Llorente y Lafuente (22 de noviembre del mismo año), los pioneros ramonenses reunidos en cabildo abierto el día 30 de noviembre de 1855, levantaron un acta de adhesión dirigida al presidente Mora y al obispo Llorente.

    Juan Rafael Mora Porras (dibujo de Tomás Povedano)


    Presididos por el alcalde Ramón Rodríguez Solórzano, el cura Ramón de los Ángeles Saborío y demás vecinos del pueblo, proclamaron el siguiente documento, que publicara Rafael Lino Paniagua Alvarado en sus Apuntes Históricos y Crónicas de la Ciudad de San Ramón en su Centenario (1943), y que reproducimos a continuación:


    “Excelentísimo Señor Presidente de la República, Ramón Rodríguez alcalde primero constitucional de este pueblo, certifico solemnemente, que en estos Oficios y con esta fecha, se ha levantado el acta que copio. El pueblo de San Ramón a las 10 de la mañana del día 30 de Noviembre de 1855, sus autoridades y vecinos presididos por el alcalde 1 Constitucional y con asistencia de su párroco, reunidos en Cabildo abierto y con presencia de la invasión filibustera que amenaza el país y de la proclama y pastoral del Excelentísimo Señor Obispo de la República, ha dado en lo que de un modo enérgico y altamente patriótico se llama a todo costarricense, a todo hombre honrado y de corazón a estar alerta y defender en caso necesario, aun con el sacrifico de su vida, el honor, la independencia, la religión y los intereses del país, amenazados por una turba de forajidos; ha resuelto de un modo espontáneo y unánime: 1. Ofrecer al supremo gobierno, como buenos hijos de Costa Rica, su propiedad y su vida en defensa de la religión, de la independencia y la paz amenazada, protestando solemnemente su adhesión a todas aquellas providencias y medidas que se tomen en contra del bandolerismo arrojado sobre la tierra centroamericana, para esclavizarla y hacerla presa de la voracidad y capricho de unos hombres sin religión, sin patria y sin ley. 2. Elevar copia certificada de este acuerdo al Excmo. señor Presidente y al Ilustrísimo señor Obispo de la república, dándoles las gracias por la fineza, patriotismo y abnegación que en la presente crisis han mostrado, con lo que concluye esta acta. Firman Ramón Rodríguez, Ramón A. de los Saborío, Daniel Castillo, José Merino, Fruto Mora, Manuel José Mora, Lorenzo Molina, Manuel Montoya, Joaquín Salazar, Félix Hidalgo, Manuel Palma, Juan Manuel Carrillo, Hermenegildo Alvarado, Manuel Castro, José Manuel Cruz, Santiago Palma, Dionisio Rodríguez, Rafael Orozco, Feliciano Martín Soto, Juan María Quesada, Procopio Gamboa, José Zamora, Jesús Paniagua, Vicente Fernández, Rosa Cervantes, Ramón Jiménez, José María Barrantes, Juan María de los Ángeles Quesada, Procopio Zamora, Miguel Carrillo, Ramón Carrillo, Ramón Zamora, Juan José Otárola, Julián Jiménez, José Rojas, Joaquín Jiménez, Darío Zeledón, Tomás Zeledón, Sunción Zamora, Manuel Rodríguez, Rafael Cambronero y José Simón Castro. Tengo el honor de poner en conocimiento de V.E. San Ramón Noviembre, 30 de 1855. Ramón Rodríguez.” (págs. 22-23).


    Aunque en la época no se solía utilizar el segundo apellido en muchos documentos, es posible reconocer claramente a algunos de los firmantes. Cabe considerar, como lo hace Eduardo Fournier en su libro “Orígenes de los Ramonenses” (1994), que la esperanza de vida en aquel entonces era de apenas 38 años -con sus lógicas excepciones- por lo que “muchos de los fundadores de la población habían muerto en la década de los años cincuenta”.


    Encabeza el acta transcrita, Ramón Norberto Rodríguez Solórzano (1818-1893) uno de los protagonistas más importantes de la fundación de San Ramón. Le sigue el presbítero Ramón de los Ángeles Saborío, quien sirvió en el curato ramonense en seis ocasiones entre noviembre de 1851 y enero de 1862. Daniel Castillo, primer jefe político de San Ramón, nombrado en dicho cargo el 3 de diciembre de 1855, quien desafortunadamente murió en La Garita de Alajuela el 12 de enero de 1857 (Arturo Moncada G., Historia de San Ramón, 1917). Continúan, José Merino, posiblemente se trata de José Ignacio Merino, salvadoreño radicado en San Ramón. Fruto Mora, primo del presidente Juan Rafael Mora, quien residía en San Ramón. Santiago Palma, bien podría ser el abuelo materno del gran poeta Lisímaco Chavarría; Dionisio Rodríguez a quien agregaremos el apellido Cruz, sería uno de los hermanos del escultor imaginero Manuel (Lico) Rodríguez Cruz; José Darío Zeledón Porras (1805-1880) es otro de los longevos firmantes. José Zamora Solórzano, quien donó un sagrario de plata a la antigua parroquia en 1890 y su hermano Ramón Zamora Solórzano, suegro de Francisco Orlich Ziz. Procopio Gamboa Rodríguez, tronco de una extensa familia, producto de sus dos matrimonios, el primero con María Clemencia Pérez Trejos y el segundo con María Josefa Villalobos. Tan solo para hacer mención de algunos de los más conocidos.


    Está claro que quienes firmaron el acta no son todos los pobladores ramonenses de ese entonces, ni todos los que participaron en la Campaña Nacional. Esto nos lo corrobora la lista de muertos y heridos en Rivas, donde figuran otros nombres y otros personajes que sabemos fueron protagonistas la guerra, como es el caso de Gabino Araya Blanco, Alejandro Cardona Llorens, Rafael Acosta Chaves y José Cabezas Alfaro, este último, abuelo materno del gran poeta Félix Ángel Salas Cabezas. Después de los triunfos en Santa Rosa y Rivas el 20 de marzo y 11 de abril de 1856, se reunieron el jefe político y los alcaldes ramonenses en sesión extraordinaria, para enviar un escrito al presidente Mora, en estos términos:

    “Excelentísimo señor, San Ramón es uno de los pueblos acaso más insignificante de vuestro dominio; pero no será el menos sensible a la obligación que reconoce acerca de vuestra sombra paternal, y hoy el que menos parte se apropie de la deuda universal que Costa Rica ha contraído con V.E. que habéis salvado del enemigo tirano e injusto que ocupaba sus fronteras, con intenciones hostiles y que exponiendo la vida más cara de la patria, inminentemente amenazada más de una vez así en los peligros del combate, como en la fatídica epidemia que os obligó súbitamente a abandonar con vuestro ejército aquel clima mortífero y más que la guerra destructora, habéis salvado la vida e intereses de todos, aunque con algunos sacrificios que habríais deseado evitar. …Gracias muy expresivas y respetuosas os ofrece esta población y os suplica aceptéis sus fervientes y rendidos votos por vuestra importante administración.” El acta la firmaron Daniel Castillo, jefe político; Frutos Mora, Sixto Ugalde, Manuel Vargas y Manuel Montoya, alcaldes constitucionales. (Paniagua, págs. 27-28).


    Ambos documentos ponen en evidencia el profundo afecto que sentían los ramonenses por don Juan Rafael Mora Porras, a cuyas órdenes estuvieron siempre dispuestos a servir como patriotas y buenos hijos de Costa Rica.

  • Historia del Hospital Carlos Luis Valverde Vega

    Por Fernando González.

    El 1 de marzo de 1955 tuvo lugar la inauguración del hospital de San Ramón, que por acuerdo de la Junta de Protección Social de la localidad del 5 de julio de 1953, fue bautizado con el nombre del médico, mártir de la guerra civil de 1948 y benemérito de la patria. Reza parte del acuerdo: “…que el cantón de San Ramón tiene al Dr. Carlos Luis Valverde Vega como uno de sus más preclaros hijos, que es justo y conveniente que el nombre del distinguido ciudadano se perpetúe en la memoria de los hombres para ejemplo y enseñanza de los que vendrán después…”

    El hospital Carlos Luis Valverde Vega de San Ramón fue inaugurado el primero de marzo de 1955.


    La construcción del moderno edificio, diseñado por el ingeniero Lenín Garrido Llovera, dio inicio en abril de 1953 y concluyó en febrero de 1955, con un costo total de 1.313.352 colones, que incluía además los terrenos, la capilla y casas para el director, las religiosas y enfermeras y casa de máquinas. Su equipamiento costó, hace cincuenta años, 236.691 colones.


    ANTECEDENTES HISTÓRICOS


    La preocupación por la salud pública en la comunidad ramonense se remonta a la época de la fundación del poblado en 1844. Los conocimientos y prácticas de parteras, sobadores y los llamados curanderos o médicos empíricos, fueron los únicos recursos que en un inicio dieron alivio a las necesidades de la naciente población. Los nombres de Valeriano Miranda y Rudesindo Lobo figuran en esta etapa. En 1875 se nombró como primer médico del pueblo al Dr. Mariano Sanetti y poco después al galeno de origen cubano José Ramón Boza.


    En 1886, los vecinos toman la iniciativa de construir un hospital y envían un escrito a la municipalidad, la cual nombra una comisión integrada por los presbíteros Manuel Hidalgo y Pedro Sandoval, Pedro Urrutia, José Carvajal, Miguel Zamora y Mercedes Quesada, quienes recogen contribuciones voluntarias para tal efecto. Sin tener ese nombre, fue la primera junta de caridad que tuvo San Ramón. En los años siguientes, es de destacar el papel del ayuntamiento en la subvención de médicos ocasionales y medicinas para la población. Para 1896 se nombró la primera Junta de Caridad de la Villa de San Ramón, integrada por Francisco Orlich Ziz, Miguel Zamora y Rodolfo Gamboa. En este año, con el esfuerzo comunal, en particular el de Jeremías Salas, funcionó la primera casa-hospital frente al actual Colegio Patriarca San José, con tres cuartos y camas donadas por los vecinos. Allí fueron enfermeras Ermelinda Mora y Rita Campos. En 1899 se trasladó a otra casa más amplia con corredores, situada diagonal a la esquina noreste de la iglesia parroquial (donde hoy se ubica un supermercado). Esta casa-hospital tenía cuatro cuartos y quince camas; era atendido por las mismas enfermeras, el médico del pueblo y Gregorio (Lolo) Miranda como enfermero. También colaboraban el presbítero José Piñeiro, Gerardo Carvajal y Rudesindo Lobo.


    El 5 de agosto de 1906 se inauguró el hospital San Vicente de Paul, construido en terreno que donó Francisco Orlich al sur de la ciudad (donde funcionó luego la Escuela Normal). Este fue el primer hospital, propiamente dicho, con que contó San Ramón. En 1909 se nombró una nueva Junta de Caridad (Fausto Montes de Oca, Jeremías Salas, Alfredo Rodríguez y Nautilio Acosta) y se contaba con un policía de higiene (Ceferino Rodríguez). En 1914, un numeroso grupo de mujeres constituyen una Sociedad de Beneficencia para efectuar recolectas y así solventar las necesidades del hospital. Ante la carencia de instrumental y menaje, el Dr. Mariano Figueres Forges, entonces médico del pueblo, solicita a la municipalidad los fondos para adquirirlos.


    Un impuesto al licor establecido en 1920 durante la administración de Julio Acosta García, ayudó a mantener este hospital. Tenía un carácter regional, ya que acudían a éste pacientes de Palmares, Naranjo, Zarcero, Villa Quesada y Esparta. Desafortunadamente, el terremoto del 4 de marzo de 1924 destruyó la mayoría de edificios públicos de San Ramón, incluyendo su hospital. La comunidad ramonense emprendió de inmediato la reconstrucción de una edificación en bahareque en el mismo lugar, la cual recibió el nombre de Hospital Nicolás Orlich; con el paso del tiempo el inmueble se fue deteriorando.


    EL NUEVO HOSPITAL


    El diputado Eliseo Gamboa gestionó en 1938 la ampliación del presupuesto de Salubridad para construir un salón de maternidad y un pabellón para niños, partida que fue ampliada por el gobierno para levantar un nuevo hospital en San Ramón. Fue entonces demolido el viejo Hospital Nicolás Orlich; sin embargo al terminar la administración Cortés Castro, la obra se paralizó, quedando en funcionamiento solo un ala del edificio.


    En Julio de 1948, Romano Orlich como presidente de la Junta de Protección Social de San Ramón realizó gestiones ante el gobierno para finalizar el edificio inconcluso. En marzo del año siguiente se constituye una nueva Junta presidida por Rodrigo Valverde Vega e integrada por Trino Echavarría, Ernesto Caballero, Ramón Herrera y Juan Rafael Zúñiga, siendo suplentes Jorge Mora Bustamante y Teodoro Barrantes Villalobos. Entre 1949 y 1957 es de destacar la labor en la Junta de los señores José Alpízar B., Arnulfo Carmona B., Alaín García G., Dagoberto Salas G., José Valenciano M., Mario Salazar M. y Rafael Caballero M.
    Invaluable fue el apoyo al proyecto de construir un moderno hospital que tuvo San Ramón de parte del entonces ministro de Salubridad Pública Dr. Rafael Blanco Cervantes y del director general de Asistencia Médico Social Dr. Fernando Escalante Pradilla, en 1949. Como ministros de gobierno, los ramonenses Fernando Valverde Vega y Francisco Orlich Bolmarcich jugaron también un papel clave, según consta en actas de la Junta de Protección Social de San Ramón. En particular se destaca el empuje y empeño del Dr. Escalante Pradilla en la consecución de fondos hasta ver terminada la obra, que siempre concibió como un hospital de carácter regional.


    Desde hace medio siglo, el Hospital Carlos Luis Valverde Vega brinda sus nobles servicios a una amplia población que se encuentra en su radio de influencia. Para muchos ramonenses, esta institución siempre estará asociada a la figura de su primer director, quien sirvió durante muchos años en ese cargo y fue el creador del famoso programa “Hospital sin paredes”: el doctor Juan Guillermo Ortiz Guier, ya retirado de la actividad profesional.


    NOTA:


    El presente artículo se realizó con base en el trabajo de Arnulfo Carmona Benavides “Reseña de la historia hospitalaria de San Ramón”, publicado a polígrafo en 1957 y reeditado en 1991.

  • Semana Santa en San Ramón

    José Gamboa Alvarado (1894-1978)

    Tomado de: El Hilo de Oro (Imprenta Trejos Hermanos, San José, 1971

    Digitalizado por Fernando González.

    Llegó la Semana Santa que todos esperábamos ansiosos. Desde el martes dejamos en la casa de hacer trenza para los sombreros y mamá guardó su máquina de coser.


    El miércoles, por la mañana, temprano, llegó a la casa Nino [Rafael Lino] Paniagua, mi primo. Me dijo mamá:


    -Ahora que está Nino, vayan los dos en una carrerita a San Rafael donde Camilo Hernández y le dicen que me mande las hojas de plátano para los tamales, y no olviden traer las cáscaras para las amarras.


    Tomamos el camino y nos detuvimos un ratito en la casa de Tinina y de Tía Marta, a las que encontramos haciendo los ricos tamales, famosos como los mejores de San Ramón.


    Nos dijo Tinina:-Vengan a la nochecita, que les voy a dejar la costra. Era ésta el resto de la masa de los tamales que quedaba adherido a la olla donde se había cocinado.


    Poco después pasamos por la esquina de don Macario [Valverde] en la calle ronda. Ya en el camino de San Rafael, Nino comenzó a hablarme de Franca, de quien estuvo siempre enamorado. Sacó un papel de la bolsa del pantalón diciéndome:


    -Mirá, hice un soneto que voy a publicar dedicado a Franca en el día de su cumpleaños. Le llevé a Lisímaco [Chavarría] los versos y me les dio una arregladita: ¡Mirá qué lindos me han quedado ahora!


    Lisímaco, que vivía por ese tiempo en San Ramón se ocupaba en hacer versos y santos de madera.


    Me leyó Nino el soneto del que recuerdo la primera estrofa:

    Es la primicia de mis pobres versos
    como un manojo de silvestres lilas,
    vaya su aroma hasta tus labios tersos
    mientras la luz fulgura en tus pupilas.

    Le dije:
    -Nino, esos versos son muy bonitos, pero no podés firmarlos porque están hechos por Lisímaco.


    Él me contestó:
    -Callate, no digás nada, los voy a publicar con mi firma para que vea Franca, tal vez así logre que me quiera.


    Por fin volvimos de donde Camilo con las hojas para los tamales.
    Adelaida, la cocinera, las soasó en las llamas; Angélica les quitó las venas mientras Nino y yo dividíamos las cáscaras en tiritas. Mamá, que ya tenía lista la masa, envolvió los tamales. Estos eran tamales bastos, de masa con sal, no como los que hacía Tinina con chicharrones, arroz amarillo y carne de cerdo. Eran muchos, pues desde el Jueves Santo hasta el Sábado de Gloria no se volvería a prender el fuego, y en lugar de pan y tortillas, comeríamos los tamales bastos en rebanadas blancas y redondas. También hacía mamá para esos días unos deliciosos tamalitos de frijoles negros.


    De San Rafael vendrían a pasar con nosotros para asistir a los oficios del Jueves y Viernes Santo, los abuelos tatita Manuel [Gamboa] y mamita Rafaela [Rodríguez], el manco Gabriel y Zoila, la buena tía.


    Yo saldría de apóstol. Mamá con la ayuda de Angélica y de tía Zoila me había hecho una túnica amarilla con muchos pliegues, un cordón blanco para la cintura, una capa de raso verde y unas sandalias. Tatita Manuel me había labrado el cayado de madera. Naturalmente, salir de apóstol era una de mis mayores dichas.


    Blanca [Mora], que había sido novia mía y de Luis Estrada saldría de Samaritana. Sería la mejor en las procesiones porque era muy linda. Por cierto que por esa niña habíamos sido rivales Luis y yo. Nos daba cuerda a los dos. Un día muy valientes llegamos ambos a su casa. Yo le dije:
    -Se queda con Luis o conmigo; hoy tiene que decidirlo.
    Se chilló toda, y al fin, dijo:


    -Chepe, yo quiero más a Luis.


    Me fui con mis calabazas pensando que de seguro prefería a Luis porque tocaba el pistón en la filarmonía.

    Por la tarde del Miércoles Santo los apóstoles desfilamos hacia el altar mayor: nos sentaron en grandes sillones formando un semicírculo. Llegó el padre Piñeiro [José]. En una jofaina grande empezó a lavarnos los pies; nos secó con un paño y luego nos regaló a cada uno una moneda de un cuatro que para mí fue lo más importante.


    Al otro lado de la baranda que separaba el altar del resto de la iglesia, estaba una gran mesa tendida con un mantel blanco bordado y alumbrada con candelabros de plata. Frente a cada silla había una copa de cristal alta y redonda, llena de vino y una bolla de pan. Nos sentamos: el padre Valverde [Juan José] ocupó una silla más alta: se puso de pie, de espaldas al altar, rezó algo en latín y después bendijo el vino y el pan. Levantamos las copas, tomamos el vino y comimos el pan.


    Mis compañeros los apóstoles comentaban que el vino y el pan eran del cielo por ser el cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo. A mí el pan me supo igual al que hacía tía Chepa. En esa cena no estaba Judas; nos dijeron que se había ido a jugar las monedas que le pagaron los judíos por vender a su Maestro.


    El Jueves Santo por la mañana se callaron las campanas y en el campanario empezó a sonar la matraca grande de madera. Miguelín Castro, Paco Bermúdez, Carlos García y yo subimos para ayudar al campanero: trac-tararac-trac-trac.


    Llegó el Viernes Santo, día de las procesiones más solemnes. Al toque pausado de las matracas empezó el desfile: adelante las Siete Palabras vestidas de blanco; seguían las tres Marías, la Samaritana, la Verónica, la Magdalena y los Ángeles en sus andas. Luego el padre Piñeiro con el incensario, detrás Jesucristo con la cruz a cuestas y ayudándole el Cirineo. Atado con cintas moradas llevaban los judíos al Señor. En dos filas seguíamos los apóstoles. Al llegar a una esquina nos topamos con la procesión de la Virgen María y San Juan. Después del encuentro de Jesús con su madre, seguimos a la iglesia.


    Por la tarde fue la procesión triste del Sepulcro. La filarmonía tocaba el Duelo de la Patria. Los fieles se arrodillaban con reverencia.


    Cuando oímos de nuevo las campanas el Sábado de Gloria por la mañana, corrimos a escarbar la tierra para encontrar carbones. En ese momento todas las cosas de la tierra estaban benditas. Guardamos algunos carboncillos que nos servirían para aplacar las tormentas.


    Por la tarde estuvimos los muchachos en el paseo de Judas, al que llevamos en un desventurado caballo, piojoso y alunado que recogimos en la calle ronda. En cada esquina nos parábamos, y uno de la comisión se subía a un banco y leía escrito en verso el testamento de Judas. Era éste una crítica festiva y punzante para autoridades, comerciantes y otras personas de la localidad. Acompañados de las risas y gritos de las gentes desfilábamos por todas las calles para llevar a Judas finalmente a casa de Patrocinio [Ugalde], el polvorista, quien tenía el encargo de alistarlo con bombas y bombetas para la quema del día siguiente.


    La diversión no terminó con el paseo de Judas. Ya muy tarde de la noche, los jóvenes y viejos más bromistas se distribuyeron por el pueblo para traer a la plaza las cosas que pudieran recoger: muebles, carretas, escaleras, rótulos. Hasta una gran olla llena de tamales se trajeron esa noche.


    A la mañana siguiente, después de la procesión del Resucitado y de la quema de Judas se llenó la plaza de curiosos. En el centro se encontraba la olla de tamales, ya sin tamales, y haciéndole rueda en posiciones divertidas, sillas, mesas, mecedoras, bancos, carretas, escaleras, y en los árboles, rótulos de pulperías y tiendas. Entre ellos se hallaba el de la barbería de tío Ricardo [Vargas].

  • Ascendencia de la Familia Quirós Paniagua y Quirós Ugalde

    Autor: Henry Quesada Pineda

    1939, Santiago, San Ramón. En la fila del frente y de izquierda a derecha los adultos son: Joaquina Ugalde Salazar, Rosendo Quirós Quesada, Catalina Pineda Arias e Irma Quirós Ugalde. En los regazos están los trillizos de Catalina y Rufino Quirós Paniagua. En los regazos de Irma, su primogénita, Luz Mery Pineda Quirós. El niño a la izquierda de Irma es Ignacio Quirós Ugalde.

    Detrás y de pie de izquierda a derecha: Victor Quirós Ugalde, Auria Quirós Ugalde, Dora Quirós Ugalde, Eduvina Gamboa, Manuel Quirós Paniagua, Rufino Quirós Paniagua y Arturo Quirós Paniagua con su hija Beatriz en brazos. Foto de Nereida Quirós.

    Las familias ramonenses Quirós Paniagua y Quirós Ugalde fueron fruto del matrimonio de Rosendo Quirós Quesada con Francisca Paniagua Ugalde en primeras nupcias (en 1899) y en segundas (en 1909) con Joaquina Ugalde Salazar.

    Estas familias descienden de la línea paterna del Sargento Lucas de Jesús quién casó con Gregoria Varela alrededor de 1707 en Cartago y de la línea materna del matrimonio de José de Quirós y Ana Teresa Mora Barquero. Aunque no se tiene evidencia directa, se cree que José de Quiros fue bisnieto de Don García de Quirós, fundador de la primera cepa o casa de Quirós en Costa Rica. En la sección de Preguntas Frequentes ,al final del documento, se explica esta hipótesis.

    La ascendencia paternal de Rosendo es la siguiente:

    • Padres:
      • Guadalupe Quirós Castillo (1830-1922), casó con Sinforosa Quesada Umaña (1843-1922) en Alajuela
    • Abuelos:
      • Manuel Modesto Quirós Rojas (1796-1886), casó con Gregoria Castillo Alfaro (1817-1887) en Alajuela en 1828.
    • Bisabuelos:
      • José Francisco Quirós Morera (1767-), casó con María Asunción Rojas (-1807).
    • Tatarabuelos:
      • Luis de Jesús Quirós (x-1777) casó con Francisca Simona Tadea de Morera Segura (-1803) en 1758 en Heredia.
    • Abuelos cuartos:
      • José Antonio de Jesús Quirós (1707-x) casó con María de Quirós Mora en Cartago.
    • Abuelos quintos:
      • Lucas de Jesús (x-x) casó con Gregoria Varela (1690-x)
      • José de Quirós Gónzalez (1675-x) casó con Ana Teresa Mora Barquero (1684-1769).
    • Abuelos sextos:
      • Capitán José de Quirós Guevara (x- m. ya 1701) casó con Mariana Antonia González*.
    • Abuelos sétimos:
      • Sebastián (Francisco) de Quirós Chinchilla (1625- m. ya 1668 ) casó con Isabel de (Acuña) Guevara.
    • Abuelos octavos:
      • García de Quirós (x-m. ya 1632) casó alrededor de 1590 con Juana Chinchilla.

    *Este vínculo es basado en evidencia secundaria.

    Seguidamente se hace un repaso genealógico y de otros documentos históricos de estas familias siguiendo la línea paterna, de la cual se tiene las pruebas documentales hasta los abuelos quintos. Las fechas entre paréntesis corresponden al año de nacimiento y el año de defunción. En muchos casos los nacimientos, defunciones o matrimonios tienen un hipervínculo para acceder el correspondiente documento o partida parroquial.

    Las fuentes de información primaria son los protocolos históricos de Costa Rica de Cartago, Heredia, Alajuela y San José (ANCR 1908, ANCR 109, ANCR 1913 y ANCR 1952) y los registros parroquiales disponibles en Family Search (2020). La fuente de las partes anecdotales y fotografías es de entrevistas y aportes de familiares, a los cuales se les agradece mucho por su colaboración en este trabajo.

    Se empieza con Lucas de Jesús y siguiendo en orden cronológico hasta la familia de Rosendo Quirós Quesada.

    Lucas de Jesús (x-x), abuelo quinto.

    Del testamento de Lucas de Jesús se indica que los hijos con su esposa Gregoria Varela de Santiago fueron:

    • José Antonio (1707-x), bautizado en Cartago. Casado con María de Quirós Mora, ver Figura 1.
    • Isabel, casada con el Álferez Francisco Granados
    • Pablo

    El registro más antiguo que se ha encontrado de Lucas de Jesús en Costa Rica corresponde a una entrada en los protocolos de Cartago del año 1704, donde se hace una venta de ganado al Sargento Francisco Gutiérrez. En esta transacción se indica que Lucas de Jesús era uno de los diputados de la Cofradía de la Vera Cruz. Ver Figura 1.

    Figura 1. Venta al Sargento Francisco Gutiérrez por parte de Lucas de Jesús y otros en 1704 (ANCR 1909).

    Las Cofradías de la Vera Cruz existían en varios lugares de España (Andalucía, Castilla y León, País Vasco) y en el continente Americano (Perú y México). Pudiera ser que en Costa Rica ya hubiera una. Las Cofradías eran grupos religiosos donde sus miembros se disciplinaban públicamente en las procesiones. Muchas veces también llamadas “cofradías de los disciplinamentes”.

    Sobre Gregoria Valeria de Santiago (1690-x), la esposa de Lucas de Jesús, se sabe que los padres fueron Antonio Varela y Maria de Santiago. Gregoria fue bautizada en 1690 en Cartago. Antonio Varela testó en 1684 (ANCRb 1909) y dice lo siguiente:

    Ene. 20- “Testamento de Antonio Varela, natural del lugar de Chantada reino de Galicia hijo legítimo de Antonio Várela y de Dominga. Casado hará 14 años con María de Santiago, hija de Diego Santiago, y viuda de Juan Guillen. Su mujer tenia del primer marido tres hijos llamados Domingo, María y Sebastián. Hijos del testador con su esposa: Francisco, Diego, Blas, Julián y Angela.”

    Nótese que Antonio Varela testó 6 años antes de nacer su hija Gregoria.

    Se sabe también que el Sargento Lucas de Jesús era un maestro carpintero en Cartago y usualmente recibía aprendices para que fueran enseñados en la profesión. Por ejemplo, en los protocolos de Cartago tomo III del año 1713, se indica lo siguiente:

    Jn. 12—El Gobernador don José Antonio Lacayo de Briones entrega al maestro carpintero Lucas de Jesús un huérfano llamado José de Ortega, de unos 12 años, por el término de 6, para que le enseñe dicho oficio.”

    En el año 1735, el Sargento Lucas de Jesús decide hacer la partición de bienes entre los hijos de su primer matrimonio. Según ANCR (1913), se protocolizó lo siguiente:

    “—Partición de los bienes que se hará á solicitud del Alférez Lucas de Jesús entre los hijos de su primer matrimonio, por haber casado otra vez. Isabel de Jesús, casada con el Alférez Francisco Granados; José Antonio y Pablo de Jesús—sus hijos.

    Una casa valorada en 300 pesos por el Capn. Feo. Barquero, maestro mayor de carpintero. Corre agregado un recibo del Padre Antonio Raimundo de Estrada, de su compadre Pablo de Jesús por 126 pesos por otras tantas misas rezadas.

    José Antonio de Jesús (1707-x), abuelo cuarto.

    Los hijos de José Antonio de Jesús (1707-) y de María de Quirós (1708-) fueron:

    • Luis, casó con Francisca Simona Tadea de Morera en 1758 en Cartago. Ver Figura 2.
    • Magdalena
    • María Francisca
    • Juana Josefa.

    Al igual que su padre, José Antonio también se desempeño como carpintero. Estas citas del 10 de Enero y del 16 de Diciembre ambas de 1738 en los protocolos de Cartago tomo III (ANCR 1913), así lo demuestran:

    “En. 25—La justicia pone por asiento á José Felipe Quirós, muchacho huérfano de padre é hijo de Angela Quirós—de 12 á 13 años de edad —con el Alférez José Antonio de Jesús, maestro de carpintero, por 6 años.

    Dic. 16—La justicia pone por asiento á José Nicolás de Rojas, de unos 12 años, huérfano de padre y madre, con el Alférez Antonio de Jesús, maestro de carpintero, por 6 años.”

    El 15 de Febrero de 1742, José Antonio de Jesús hizo su testamento, el cual dice lo siguiente:

    Feb. 15.-Testamento del Alférez José Antonio de Jesús, hijo legítimo del Sargento Lucas de Jesús y de Gregoria Várela. Casado con María de Quirós, hija legítima de José de Quirós, finado y de Teresa Mora. Hijos: Luis, Magdalena, María Francisca y Juana Josefa. Albaceas su padre el Sargento Lucas de Jesús y su hermano Pablo de Jesús. Herederos sus hijos.”

    De este testamento, se tiene que los padres de María de Quirós (1708-x), esposa de José Antonio de Jesús, fueron José de Quirós (x-x) y Ana Teresa Mora Barquero (1684-1769).

    Luis de Jesús Quirós (-1777), tatarabuelo.

    Luis de Jesús fue el hijo mayor de José Antonio de Jesús y María de Quirós. Luis se casó con Francisca Simona Tadea de Morera (-1803) en 1758 en Heredia. La Figura 2 muestra el matrimonio de Luis y Francisca. Los padres de Francisca fueron el Capitán George Morera y María de Segura (ver Figura 2). George testó en Heredia en 1772 (ANCR 1904, pág. 173).

    Nótese que Luis al casarse usa el apellido de Jesús, pero en la documentación siguiente a su matrimonio; como los protocolos legales y registros religiosos aparece como Luis de Quirós, usando el apellido de su madre María. Esto solía ser una práctica común donde la gente adoptaba otros apellidos o cambiaba el orden de los mismos.

    Figura 2. Matrimonio de Luis de Quirós con Francisca Simona Tadea de Morera en 1758 (Family Search 2020)

    El 22 de Noviembre de 1776 Francisca Simona de Morera, la esposa de Luis de Jesús Quirós, se obliga en favor de sus hijos. La Figura 3 muestra esta obligación:

    Figura 3. Obligación de Francisca Morera para con sus hijos menores (ANCR 1952, página 282).

    De este documento se desprende que los hijos de Luis de Jesús Quirós y Francisca Simona de Morera fueron:

    • Paula
    • Manuel (1763-), bautizado en Heredia. Sus padrinos fueron sus abuelos George Morera y María Segura. Casó con Marcelina Ramos Ugalde en 1786 en Heredia.
    • Timoteo (1765-), bautizado en Heredia. Su madrina fue María Quirós
    • Francisco Javier (1769-1781), bautizado y sepultado en Heredia. Su madrina fue María Quirós y se indica que era español.
    • José Francisco (1767-), bautizado en Heredia, casó con María Asunción Rojas (-1807).
    • Lorenzo (1774-), bautizado en Heredia. Su madrina fue María Quirós, muy posible su abuela.
    • Manuel José (1776-), bautizado en Cartago. Indica que los padres eran mestizos. La madrina fue María Quirós, muy posible su abuela.
    • Idelfonso (-1834). La hipótesis es que Idelfonso se casó con Manuela Lara en primeras nupcias y en segundas con Juana Salazar en 1810 en Alajuela.

    José Francisco Quirós Morera (1767-), bisabuelo.

    En 1814 Pío Rojas decide ofrecerle tutela a José Francisco y este le da 70 reses y una caballería de terreno en garantía (ANCR 1908). José Francisco y su esposa vivían en Alajuela.

    José Francisco se casó con María Asunción Rojas (-1807). Tuvieron los siguientes hijos:

    • Antonia (1790-x), bautizada en Heredia.
    • Bárbara Isabel (1796-), casó con Cipriano Rojas en 1818 en Alajuela
    • Manuel Modesto (1796-1881), casó con Gregoria Castillo Alfaro (1817-1887) en Alajuela en 1828. Ver Figura 4.
    • María (-1800), sepultada en Alajuela
    • Juan Francisco (-1806), sepultado en Alajuela. Murió soltero
    • Andres (1825-), bautizado en Heredia

    Manuel Modesto Quirós Rojas (1796-1881), abuelo.

    Modesto y su esposa Gregoria Castillo Alfaro vivían en Alajuela. Este registro de los protocolos de Alajuela (ANCR 1908) muestra una fianza de 1837 que Modesto extendió a uno de sus cuñados en Alajuela:

    “Jun 12- Juan Quesada se obliga á favor de Ramón y Guadalupe, hijos del finado Camilo Castillo y de su actual· esposa. Fiador, Manuel Modesto Quirós, ·hermano político de dichos menores.”

    Este otra cita de 1849 en el mismo protocolo de Alajuela (ANCR 1908), muestra otra obligación de fianza de Manuel Modesto:

    “Jun 4-Manuel Modesto Quirós fia á Salvador Rojas, en la administración de su haber paterno, que pára en manos de su tutor Rafael Villalobos, de quien la recibe.

    A finales de la década de 1850, Modesto y Gregoria deciden mudarse a San Ramón con algunos de sus hijos. Según parece, el objetivo de la mudanza era seguir hasta Esparza pero al llegar a Santiago de San Ramón no pudieron cruzar el río Grande ya que viajaban con varias carretas de bueyes por lo que la familia entera decidió quedarse en esa zona. Escogieron para vivir un lugar al lado del río Grande donde hicieron su casa. Esta casa tenía un empedrado al frente que era bastante extenso y lo usaban para parquear carretas y caballos (Quesada 2020d).

    Cuentan que con la familia que hizo el viaje a San Ramón venía una gata con tres gatitos. La gata no se sintió a gusto en Santiago y se regresó hasta Alajuela con todo y sus gatitos (Quesada 2019).

    Figura 4. Acta matrimonio de Manuel Modesto Quirós Rojas y Gregoria Castillo Alfaro. Alajuela, 1828 (Family Search 2020) .

    El primer testamento de Modesto y Gregoria fue hecho en 1860 (ANCR 2020) y producido por la Alcaldía Constitucional de San Ramón. La primera compra de tierras que hizo Modesto en San Ramón fue en 1872 a Cruz Guevara Zeledón.

    Otras compraventas en que intervino Modesto en San Ramón fueron:

    • A Miguel Zamora, 1873
    • De Josefa Quirós, 1874
    • A Santos Cruz Ramírez, 1875
    • A sus hijos: Macedonia, María del Rosario, Venancio, Desideria, Silverio, Dominga, Guadalupe en 1880
    • A Francisco Ruíz Castillo, 1880
    • A Prudencia Alfaro Quirós, 1880
    • A Rediciado González Fuentes, 1880
    • A Leandro Quesada Benavidez, 1881

    Modesto parece tuvo una deuda con el Tesoro Nacional por $300 (pesos) en 1879. Según se indica (ANCR 1879), Modesto negocia para pagar su deuda en en dulce a la Fábrica Nacional de Licores. El gobierno acepta, y le indica a Modesto que le recibirá cada quintal de dulce a $5, para un total de 60 quintales requeridos para la cancelación de la deuda. En el mismo año, vuelve a solicitar al Tesoro Nacional que le den más tiempo para pagar dicha deuda y en Agosto del mismo año, ya se indica que la deuda fue cancelada.

    También aparecen otros documentos relacionados con otras transacciones de terrenos en que intervino Modesto en San Ramón:

    • Escritura de compraventa judicial a favor de Modesto, 1881
    • Adjudicación de terreno a favor de Modesto, 1882

    El segundo testamento de Modesto y Gregoria lo hacen en 1879. El último documento oficial que aparece Modesto fue en la escritura de participación de los bienes de su murtual en 1882. De estos documentos históricos queda claro que Modesto y Gregoria fue una pareja que poseían extensos terrenos en San Ramón y Esparza.

    Los hijos de Manuel Modesto y Gregoria fueron:

    • Macedonia (1841-1924) casó con Norberto Castillo. Sepultada en Alajuela, murió de ataque cardiaco.
    • Trinidad (1841-1901). Sepultado en San Rafael de Atenas.
    • José María (-1859), sepultado en Alajuela en el Pilar
    • Guadalupe (1830-1922), casó con Sinforosa Quesada y fue sepultado en San Ramón
    • Rosario (1836-1896), vivió en Santiago del Oeste de Alajuela, sepultada en Alajuela.
    • Venancio (1838-1893) casó con Canuta Rojas. Sepultado en Alajuela, murió de calentura.
    • Silverio (1843-1917) casó Ramona Rodríguez. Sepultada en Alajuela.
    • Desideria (1853-), casó con José Barrantes Arguedas. Sepultada en Alajuela
    • Francisca (1857-1913), casó con Salvador Arrieta. Sepultada en Alajuela
    • Joaquina (1839-1920), casó con Modesto Quirós. Vivió en Zapotal de San Ramón, murió de gripe a la edad de 81 años.

    José María, uno de los hijos de Modesto y Gregoria, fue soldado en la guerra de 1856. Participó en la batalla de Rivas y luego murió de cólera (Arias Sánchez 2007).

    Modesto falleció en San Ramón a los 85 años. Según el acta de defunción “murió de repente”. Ver Figura 5.

    Figura 5. Acta de defunción de Manuel Modesto Quirós Rojas en 1881. Murió a las 85 años en San Ramón (Family Search 2020).

    Guadalupe Quirós Castillo (1830-1922) , padre.

    Guadalupe Quirós Castillo (1830-1922) casó con Sinforosa Quesada Umaña (1837-1922 ). Sepultado en San Ramón, murió por enfermedad de los riñones a la edad de 92 años.

    Los padres de Sinforosa fueron Pedro Quesada y Dolores Umaña.

    Hijos de Guadalupe y Sinforosa fueron:

    • María Josefa (1862-), bautizada en San Ramón
    • Ricardo (1862-), bautizado en San Ramón y casó con María Rodríguez Madrigal en 1899
    • Benancia del Rosario (1864-), bautizada en San Ramón
    • Juan María (1866-), bautizado en San Ramón
    • María Felipa (1868-1894), sepultada en el cementerio de San Ramón. Casada con Pedro Campos
    • Rosendo Pascual de Jesús (1870-). Bautizado en San Ramón y casó con Francisca Paniagua Ugalde en 1899 y con Joaquina Ugalde Salazar en 1909 en Alajuela.
    • Modesto Simón de Jesús (1872-). Bautizado en San Ramón y casó con Belarmina Ugalde Rojas (1886-) en Alajuela
    • José Dimas de las Mercedes (1878-), bautizado en San Ramón y casó con Delfina Villalobos Castro en 1911 en Puntarenas.
    • Bernabé María de Jesús (1882-), bautizado en San Ramón y casó con María Romelia Chávez Villalobos en 1908. Bernabé es recordado con mucho cariño por sus sobrinos nietos. Cuentan que al salir de misa de nueve en San Ramón, sacaba un pañuelo y les daba un cinco a cada sobrino nieto que lo llegaba a saludar, así como la bendición a la cual debían responder “Amén”. Bernabé era un señor alto de sombrero que usaba pañuelo en la garganta.
    • Ruben María de Jesús (1884-). Bautizado en San Ramón y casó con Ramona Jiménez Alvarado en 1926 en Alajuela
    • Manuel de la Trinidad (1887-), bautizado en San Ramón
    • Leonarda (1873-) casó con José María Zeledón Rojas en 1905 en Alajuela
    Asunción Zeledón Rojas y su esposa Leonarda Quesada Quirós. Crédito de fotografía: José María Zeledón.

    Guadalupe y Sinforosa Quesada Umaña se casaron muy jóvenes en Alajuela. Él tenía 16 años y ella 14 (Quesada 2020). Ambos murieron en 1922.

    La familia Quirós Quesada eran dueños de muchas propiedades entre Santiago de San Ramón, La Angostura de Esparza, y en la Tigra de San Carlos. La primera transacción legal de Guadalupe en San Ramón fue en 1870 (ANCR 1870) donde se hace un reconocimiento de crédito entre Guadalupe y Liverio Quirós. La primera compraventa que extendió Guadalupe en San Ramón fue en 1874 a Pío Ignacio Fernández Hidalgo.

    Otras compraventas de terreno en que participó Guadalupe en San Ramón fueron:

    • A Jesús Ugalde Monge, 1874
    • De Silverio Quirós Castillo, 1875
    • A Ignacia Monge Rodríguez, 1875
    • A Vicente Castro González, 1875
    • De Soledad Saborío Villegas por dos fincas, 1877
    • A Ignacio Monge Rodríguez, 1880
    • A Casimiro Varela, 1880
    • A Vicente Castro González, 1881 y 1882
    • A Juan del Carmen Valerio Hernández, 1885
    • A Dolores Badilla Hernández, 1885
    • A José Carmona Vargas, 1887
    • A Benita Benavidez González, 1895
    • A Mercedes Cambronero Céspedez, 1898

    En 1875, Sinforosa, la esposa de Guadalupe le otorga una escritura de poder. En 1880 se da una escritura de fianza entre Guadalupe y el señor Eustaquio Robles Robles en San Ramón.

    En 1884 Guadalupe y su hermano Silverio hacen un denuncio de tierras en San Carlos, Alajuela en el Juzgado Contencioso Administrativo de San José. Sin embargo se indica que en 1896 este denuncio caducó. En 1891, el señor Pedro Fonseca Flores cede los derechos de dos denuncios que había hecho en Esparta en la Legua Nueva de Esparta a Guadalupe, según consta en el Juzgado de Civil y del Crimen en Puntarenas (ANCR 1891).

    Como consta por la cantidad de terrenos que Guadalupe y Sinforosa tenían poseían, era una pareja de mucho dinero. De sus fincas producían mucho ganado bonivo y porcino. En Santiago tenían una fábrica de teja y ladrillo. Esa fábrica estuvo donde estaba la casa del nieto de Guadalupe, Manuel Quirós Paniagua. Las tejas las vendían a 5 céntimos la unidad. Además de vender en San Ramón, iban a entregar teja a la estación de Río Grande en Atenas para distribuir a otras partes del país. Según se sabe, Guadalupe también daba servicio de transporte en carreta (Quesada 2020d).

    Según cuentan sus descendientes, la pareja mantenía en la casa dos cofres de aproximadamente 50 y 30 kilogramos llenos de oro. Hay anécdotas que dicen que Guadalupe sacaba la plata a asolear para evitar daño por humedad. Con estas riquezas y cantidad de terrenos también habían algunos problemas legales, como se muestra en varios expedientes en el archivo nacional. Por ejemplo, en 1901, se extiende una demanda de desalojo en contra del señor Gabriel Solís Rodríguez para que salga de una de las propiedades de Guadalupe en Santiago de San Ramón. Gabriel presenta también una demanda contra Guadalupe por injurias en el mismo año. En 1903, el señor Juan Esquivel Camacho demanda a Guadalupe por lesiones.

    Según relata uno de los bisnietos de Guadalupe (Quesada 2020), Ricardo era una de los hijos mayores y le administraba los negocios. Al pasar el tiempo Ricardo toma confianza y en una ocasión tomó tres yuntas de bueyes, las enyugó, tomó el oro y dinero de Guadalupe y Sinforosa y se fue a la Tigra de San Carlos a hacer su vida con el dinero de su papá. En uno de sus viajes a Alajuela que hacía para vender ganado Ricardo conoció a su primera esposa. Tuvieron un hijo pero apenas al año y medio de nacido, éste se ahogó en San Carlos. Un año después de este incidente, muere también su esposa. Ricardo conoce otra mujer en Alajuela y decide casarse con ella. Pero el matrimonio no duró mucho y apenas meses después de casados la segunda esposa tomó un caballo y se llevó la fortuna de Ricardo con ella y nunca más se volvió a ver.

    En 1905, Guadalupe y Pantaleón Castro Cambronero son demandados por el delito de fabricación clandestina de aguardiente pero ambos son absueltos. En 1908 Guadalupe es embargado por $600 (pesos) por una fianza que hizo a Mariano Camacho Zamora y Zenón Campos Morales y que no pudieron pagar.

    La última transacción legal de Guadalupe fue en 1917 en la Alcaldía Única de Esparta, donde Baltazar Madrigal Cambronero habré juicio ordinario contra él, no se indica la causa.

    Rosendo Pascual de Jesús Quirós Quesada (1870-1946).

    Familia de Rosendo Quirós Quesada con Joaquina Ugalde Salazar. Alrededor de 1935. Santiago, San Ramón. de Izquierda a derecha: Victor, Vidal, Hernán, Auria, Rosendo, Joaquina, Irma, Ignacio, Dora, y Albino.
    Figura 6. Acta matrimonio de Rosendo Quirós Quesada y Francisca Paniagua Ugalde. San Ramón 1899 (Family Search 2020) .

    Rosendo se casó con Francisca Paniagua Ugalde en 1900. Con Francisca, Rosendo tuvo los siguientes hijos: Rufino, Manuel, Arturo, Venancio, Guadalupe, y Rigoberto.

    Francisca muere en 1909 de una enfermedad no conocida pocos días después de haber dado a luz a un niño. Cuentan que cuando estaban velando el recién nacido, Francisca se empezó a sentir mal. Decían que se le había pasado el pasmó del niño que estaban velando y días después murió también (Quesada 2020d). Al enviudar Rosendo, decidé casarse con la prima hermana de Francisca, Joaquina Ugalde Salazar.

    Rosendo al igual que sus hermanos heredaron las tierras de su padre Guadalupe, que iban desde Santiago hasta la Angostura de Esparza. Donde hoy está Guadalupe de Esparza se le conocía como Maratón y esas fincas también pertenecían a Rosendo y sus hermanos. Quizás es por eso que este lugar se llama hoy Guadalupe en honor a su padre. Es muy probable que Rosendo hiciera una partición de bienes antes de su segundo matrimonio. Por esto es quizás que los hijos de Rosendo del primer matrimonio tuvieron de herencia más tierra que los hijos que tuvo con Joaquina.

    Rosendo solía ir todos los Sábados a San Ramón. Antes de ir, tenía como costumbre mandar a Rigoberto, su hijo, a pedirle 20 pesos a su anciano padre Guadalupe, que ya en sus últimos años estaba ciego. Guadalupe siempre se los mandaba, pero le decía a Rigoberto:

    dígale a Sendo que ya me debe 20 pesos de la semana pasada. Ya con esto son 40” (Quesada 2020b).

    Una de las fincas que Rosendo heredó a sus hijos del primer matrimonio, era llamada la Piedra del Fuego que estaba localizada en la Angostura donde se encontró un yacimiento de oro. Se cree que esta finca era parte del denuncio que fue cedido a Guadalupe, el padre de Rosendo, en 1891. Este yacimiento fue inicialmente explotado por los hermanos José y Santiago de Rey, de origen español, quienes lograban sacar de 15 a 20 gramos de oro por día (Quesada 2020). Al poco tiempo de empezar la operación una terciopelo mordió a Santiago. Su hermanó lo llevó hasta Esparza para curarlo pero no fue posible. José regresó a la mina con el cadáver de su hermano y lo enterró ahí mismo con todo y las herramientas de trabajo y decidió regresar a España para nunca más saber de la mina. Este mismo yacimiento fue también explotado por los Uribe y por el señor Estano Stevanovich. Con el tiempo el yacimiento volvió a la familia Quirós, específicamente a Rufino Quirós Paniagua, hijo de Rosendo, quién finalmente heredó estas tierras de la Piedra del Fuego.

    A diferencia de su padre, Rosendo apenas realizó dos compraventas de terrenos. La primera que se tiene registrada en su nombre y en San Ramón fue en 1910 junto con el señor José Araya Cascante. En 1928 se da la segunda; una compraventa entre Leonarda Quirós y Rosendo en San Ramón.

    También a diferencia de su padre Guadalupe, Rosendo se vió envuelto en muchos problemas legales y demandas. Aquí una lista de diligencias judiciales promovidas por y en contra de Rosendo:

    • En 1901, Expediente del juicio civil ordinario sobre la nulidad de un título supletorio y para que se mande cancelar la inscripción en el Registro. Seguido por Rosendo contra Gabriel Solís Rodríguez.
    • En 1903 Rosendo denunció a Próspero Castro Murillo por hurto.
    • En 1914 Rosendo denunció a Juan Arce Núñez y Roberto Arce Palma por robo de una yegua.
    • En 1920 el señor José Badilla Castro abre juicio ejecutivo contra Rosendo por un embargo de 50 colones.
    • En 1921, Rosendo abre un proceso de información posesoria.
    • En 1923 Rosendo abre juicio ordinario contra Rufino Alvarado Paniagua en Esparta. Este mismo año, el señor Julio Hernández Ugalde abre un caso de reconocimiento de documento por 350 colones contra Rosendo.
    • Embargo a Alberto Zarate por 20 colones en 1923. Terminó y se pagó la deuda.
    • Juicio ejecutivo del Fiscal Específico de Tributación contra Rosendo, en 1924
    • En 1927, expediente de interdicto de restitución de Abel Cambronero Elizondo contra Rosendo
    • 1928, reunión de fincas e hipótecas entre Rosendo y el Crédito Hipotecario de Costa Rica.
    • En 1930, expediente de juicio ordinario de Rufino Alvarado Paniagua contra Rosendo.
    • Crédito Hipotecario de Costa Rica, se ejecutó embargó en 1932 por la hipoteca de 1928.
    • 1940, expediente de juicio ejecutivo promovido por Romano Orlich Zamora Romano contra Rosendo.

    Los enrededos económicos de Rosendo tuvieron muchas consecuencias negativas para la familia. En 1930, Rosendo hipóteca una de sus propiedades a la Sociedad Cafetalera Industrial Orlich y Compañía (ANCR 1930). Y como no pudo pagar la deuda, en 1933 el señor José Orlich Zamora, representante de la Sociedad, le embarga. Según se indica uno de sus bisnietos (Quesada 2020c), Rosendo llegó de madrugada a la casa y le comunicó a sus hijos, que aun estaban jovencitos, que había tenido una gran pérdida y que de ahí en adelante iban a tener que cambiar su estilo de vida. Uno de sus nietos (Quesada 2020) cuenta que la propiedad embargada correspondía a 7 hectáreas localizadas a la salida de Santiago con la carretera interamerica. Este terreno lo recuperaron los hijos de Rosendo Arturo, Manuel y Rufino quienes pagaron 2,500 colones.

    En otra ocasión Rosendo y uno de sus hermanos lograron hacer una venta de una propiedad y tuvieron que ir a San José a hacer el traspaso. Estando en San José y con la plata en la bolsa, casualmente se encontraron otro moncheño conocido como Loli Estrada y este los invitó a irse a tomar un trago para celebrar la venta. Cuando estaban disfrutando el trago, Loli les dijo que el conocía un inversionista por ahí cerca que les podía duplicar el dinero que andaban. Rosendo y su hermano ni lo pensaron y se fueron a reunir con este inversionista. Les entregó el dinero y por supuesto, nunca más lo volvieron a ver (Quesada 2020b).

    A Joaquina Ugalde, la segunda esposa de Rosendo, sus nietos la reguardan con mucho cariño. Era una mujer muy buena y bondadosa. También cuentan que Rosendo la trataba muy bien y le tenía sirvientes para ayudarle en todos los deberes de la casa.

    En 1948 la Dirección General de Tributación Directa, abre un expediente de avalúo de Sucesión Rosendo en San Ramón. Este es el último documento legal sobre Rosendo que se conoce.

    Rosendo Pascual de Jesús (1870-1946). Bautizado en San Ramón y casó en primeras nupcias con Francisca Paniagua Ugalde en 1899 en San Ramón. Ver Figura 6. Hijos fueron:

    • Victor Rufino del Socorro (1900-), bautizado en San Ramón. Casado con Catalina Pineda Arias.
    Casa del finado Arturo Quirós Paniagua en Santiago. Aun se conserva como galera. La niña enfrente es una nieta de Arturo, Xinia Barrantes Quirós. Crédito de León Victor Barrantes.
    • Manuel (1901-) se casó con Berta Chavez Gamboa (1904-) en 1926 en San Ramón
    Manuel Quirós Paniagua. Muy problema en la década de 1960. Crédito Paul Brenes Cambronero.
    • Arturo Asarias del Carmen (1903-), bautizado en San Ramón. Casado con Eduvina Gamboa.
    Arturo Quirós Paniagua con su esposa Eduvina Gamboa Chaves y su hija Beatriz en regazos. Crédito de León Victor Barrantes.
    • Juan Bautista Venancio de los Dolores (1905-1929), bautizado en sepultado en San Ramón. Venancio murió a causa de una enfermedad no conocida. Cuentan que días antes de morir Venancio venía con sus hermanos de trabajar en la finca de la Piedra de Fuego y decidió refrescarse en la famoza Poza Azul (tiene más de 14 metros de profundidad). Venancio salió del chapuzón como siempre, feliz y positivo. Días después, le empezaron a aparecer por toda la piel unas pelotas. Su hermano Arturo decía que la sangre se le había vuelto pus, pocos días después murió (Quesada 2020d). Tenía 24 años.
    • Guadalupe Amadeo (Abel) de las Piedades (1906-)
    • Ramón Rigoberto del Socorro (1908-), bautizado en San Ramón.
    Figura 7. Acta matrimonio de Rosendo Quirós Quesada con Joaquina Ugalde Salazar. San Ramón 1909 (Family Search 2020) .

    Rosendo Quirós casó en segundas nupcias con Joaquina Ugalde Salazar en 1909 en Alajuela, ver Figura 7. Hijos fueron:

    • Victor Erminio del Socorro (1909-), bautizado en San Ramón.   
    • Irma Ramona del Rosario (1912-2011) bautizada en San Ramón. Casó con Clementino Pineda Arias. En esta página se puede ver parte de la historia y ascendencia de familia Pineda Arias en San Ramón.
    Irma Quirós Ugalde.
    • Albino Uribe del Socorro (1913-), bautizado en San Ramón
    • Anibal Sixto (1915-), bautizado en San Ramón
    • Angelina Aurea del Socorro (1917-), bautizada en San Ramón
    • Vidal Efrian Ángel de las Piedades (1919-), bautizado en San Ramón
    • Aurora Primitiva de las Piedades (1921-), bautizada en San Ramón
    • Ramón Victor (1924-), bautizado en San Ramón
    • José Ignacio (1926-), bautizado en San Ramón
    • Hernán Daniel de Jesús (1930-), bautizado en San Ramón.

    Preguntas frequentes

    ¿Cúantas cepas o casas Quirós hubieron en Costa Rica?

    Los Quirós de Costa Rica desciende mayoritariamente de dos troncos.

    La primera cepa fue fundada por Don García de Quirós (x-m. ya 1632) y Juana Chinchilla. Tuvieron tres hijos: Francisco, Sebastían Francisco, y Lorenza. La primera mención de García de Quirós en documentos legales históricos de Costa Rica se da el 2 de Abril de 1607 en Cartago cuando fue nombrado como albacea (ANCR 1909b, pág. 4). García de Quirós fue una persona muy influyente en la sociedad, economía y política en la Costa Rica del siglo XVII. García de Quirós estuvo casado también con María de Ortega (ANCR 1909b, pág. 28).

    La segunda cepa fue fundada por José Francisco de Quirós quién aparece por primera vez en 1703 en documentos legales en Cartago cuando hace su carta de dote para casarse con María de la Rosa Chávez Solís (ANCR 1909, pág. 53). José Francisco era natural del puerto de Santa María en España.

    ¿De qué cepa de Quirós se cree que Rosendo Quirós Quesada desciende?

    Antes de 1703, el origen del apellido Quirós en Costa Rica viene de Don García de Quirós. La hipótesis es que Rosendo es descendiente del lineaje fundado en Costa Rica por García de Quirós.

    Como se indica al inicio de este documento, el apellido Quirós de la ascendencia de Rosendo viene de la línea materna del matrimonio entre José Antonio de Jesús (1707-x) con María de Quirós Mora (1708-x). María fue hija de José de Quirós (x-x) casado con Ana Teresa Mora Barquero (1684-1769). El Capitán José de Quirós (x-m. ya 1701), nieto de don García de Quirós y quién casó con Mariana Antonia González, tuvo un hijo llamado José (ANCR 1909, página 131), bautizado en 1675.

    La hipótesis es que este podría ser el José de Quirós casado con Ana Teresa Mora Barquero, ya que María, la hija de este matrimonio; se indica que es Española al ser bautizada. La interpretación de esta anotación en el bautizo de María es que José y Ana Teresa, sus padres, eran también de origen español. Por lo tanto es muy poco probable que sus padres fueran de origen esclavo, mulato o mestizo.

    Desafortudamente no se han podido encontrar documentos que indiquen quiénes fueron los padres de José, esposo de Ana Teresa. Ana Teresa fue hija de Jacinto de Mora Salado y Francisca Hernández Barquero (ANCR 1909b, págs. 217 y 431), nieta de Pedro de Mora Salado y Margarita de Flores (ANCR 1909b, pág. 464) y bisnieta del Sargento Juan de Mora quién casó con María de la Portilla.

    ¿Cuál es la descendencia de Don García de Quirós y Juana Chinchilla hasta José de Quirós González (1675-x)?

    García de Quirós (m. ya 1632) cc Juana Chinchilla 1. Alférez Miguel Calvo y Juana de Chinchilla (ANCR 1909b, pág. 59). García de Quiros casó también con Maria de Ortega (ANCR 1909b, pág. 28). Hijos con Juana Chinchilla:

    • A.1. Francisco de Quirós (1621-m. ya 1702) casó con María Angulo Gascón (m. ya 1702). Testó en 1682 en Cartago (ANCR 1909b, pág. 266), tenía por albaceas a su hermano (Francisco Sebastían)
    • A. 2. Capitán Sebastián (Francisco) de Quirós (1625-m. ya 1668, ANCR 1909b, pág. 190) casó con Isabel de (Acuña) Guevara, obligan a favor de cofradía en 1661 in Cartago (ANCR 1909b, pág. 119). En 1638 testó Alférez Miguel Calvo, abuelo de Sebastián (Francisco) (ANCR 1909b, págs. 59-60).
    • A.3. Lucrecia de Quirós (m. ya 1680) casó con Juan Murillo Campos. Testó en 1680 (ANCR 1909b, pág. 249). Juicio sucesorio en 1680. No se pudo encontrar prueba independiente de que fuera hija de Garcia de Quiros pero De la Goublaye de Menorval (2007) así lo indica.

    Hijos A.2. Capitán Sebastián (Francisco) de Quirós (1625-m. ya 1668) (ANCR 1909b, pág. 190) casó con Isabel de (Acuña) Guevara:

    • A.2.1. Teodora (1646-) casó en 1676 con Juan Patricio de Sandoval (1676-). Juan testó en 1717 ( ANCR 1909, pág. 350)
    • A.2.2. (José) García de Quirós (m. ya 1713) casó con 1680 Josefa Machado (m. ya 1713). Josefa fue hija de Antonio Machado y Magdalena Milanes. Carta dote en 1680 ( ANCR 1909b, pág. 251). Juicio sucesorio en 1686.
    • A.2.3. Sebastiana de Quirós casó en 1683 con Diego de Quesada (m. ya 1746). Diego testó en 1720 ( ANCR 1909, pág. 427). Sebastiana testó en 1746 ( ANCR 1952, pág. 415), murieron tres hijos y cinco vivas.
    • A.2.4. Nicolas de Quirós (m. ya 1688, ANCR 1909b, pág. 306) casó con María de Guevara. No se pudo encontrar prueba independiente de que fuera hija de Garcia de Quiros pero De la Goublaye de Menorval (2007) así lo indica.
    • A.2.5. Teniente y Capitán José de Quirós (m. ya 1701) casó con Mariana Antonia Gónzalez. Mariana fue hija de Sargento Juan Gonzalez y María de Espinoza. Juan testó en 1695 ( ANCR 1909b, pág. 399). Juan González testó en 1708 ( ANCR 1909, pág. 155). No se pudo encontrar prueba independiente de que fuera hija de Garcia de Quiros pero De la Goublaye de Menorval (2007) así lo indica.

    Hijos de A.2.5. de Teniente y Capitán José de Quirós (m. ya 1701) cc Mariana Antonia Gónzalez:

    • A.2.5.1. María (1694-) casó con Pedro Salas Chacón. María testó en 1716 ( ANCR 1909, pág. 323), hijos: Andrés y Josefa.
    • A.2.5.2. Juan Miguel (1682-)
    • A.2.5.3. Clara casó en 1696 con Juan de Vida Martel (m. ya 1709) y también casó con Marcos Daniel natural del Callao, Peru ( ANCR 1909, pág. 366)
    • A.2.5.4. Sebastian (1673-)
    • A.2.5.5. José (1675-X) ( ANCR 1909, pág. 131) se presume que casó con Ana Teresa de Mora Barquero
    • A.2.5.6. Alferez Nicolas ( ANCR 1909, págs. 131, 330, 423) casó con Francisca Martínez ( ANCR 1909, pág. 257) . 2da c.1724.c Antonia Pelaez.

    ¿Son Marita Camacho Quirós, esposa de Francisco Orlich, y Daniel Odúber Quirós, expresidente de Costa Rica, de la misma cepa de Quirós de Rosendo?

    No. Marita y Daniel descienden de la cepa de Quirós fundada por José Francisco Quirós y María Rosa de Chávez. En el testamento de José Francisco de 1724 (ANCR 1904), se indica que sus padres fueron Gregorio Quirós casado con María Guerrero quienes eran vecinos del puerto de Santa María en España.

    Referencias

    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1870. Escritura CR-AN-AH-LYCH , 000731.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1874. Compraventa CR-AN-AH-LYCH, 000668, tomo 003, folio 126 .
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1891. Cesión de derechos de denuncio. CR-AN-AH-CSJ-EXPJU, 000127.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1930. Hipoteca. CR-AN-AH-PROTO-PROTONOT, 002162, tomo 014, folio 050, escritura 00123.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1908. Protocolos de Alajuela: 1793-1850. Tipografía Nacional.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCRb). 1909. Protocolos de Cartago Tomo I: 1607-1700. Tipografía Nacional.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1909. Protocolos de Cartago Tomo II: 1700-1725. Tipografía Nacional.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1913. Protocolos de Cartago Tomo III: 1726-1750. Tipografía Nacional.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1952. Protocolos de Cartago Tomo IV: 1751-1784. Tipografía Nacional.
    • Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). 1904. Protocolos de Heredia 1721-1851. Tipografía Nacional.
    • Archivo Nacional de Costa Rica. 1879. CÓDIGO: CR-AN-AH-MH. SIGNATURA INICIAL: 002429. Fecha FECHA INICIAL: 1879-02-24.
    • Arias Sánchez, F. 2007. Los Soldados de la Compaña Nacional (1856-1857). Editorial UNED. San José, Costa Rica.
    • de La Goublaye de Menorval y Rodriguez-Quiros, Y. 2007. Descendencia del Alcalde Ordinario de Cartago D. García de Quirós. Revista de la Academia Costarricense de Ciencias Geneológicas. No.1. Marzo
    • Family Search. 2020. Registros parroquiales de Costa Rica: 1595-1992. Disponible en https://www.familysearch.org
    • Quesada, H. 2019. Entrevista a Hernán Quirós Ugalde. Santiago, San Ramón.
    • Quesada, H. 2020. Entrevista por teléfono a Félix Pineda Quirós. 28 de Marzo.
    • Quesada, H. 2020b. Entrevista por teléfono a Diego Quirós. 1 de Abril.
    • Quesada, H. 2020c. Entrevista por teléfono a Heriberto Soto Pineda. 17 de Marzo.
    • Quesada, H. 2020d. Entrevista a Heriberto Quirós Gamboa. 6 de Mayo.

  • Algo Histórico

    Los fundadores de San Carlos venían directamente de Palmares, San Ramón y Grecia, desde donde viajaban en incluso tenían otra residencia en la Unión (Pérez Yglesias y González García (1995). .

    La señora Ramona Quesada Quesada escribió en 1917 las vivencias de su hermano Teófilo de como acontecieron los hechos de denuncio y colonización a principios de la década de 1880 de lo que se llamó la Unión (hoy Ciudad Quesada). Este documento histórico es un tesoro desde todo punto de vista.

    Teófilo fue hijo de Joaquín Quesada Rodríguez y María Quesada Ugalde. Tuvo como hermanos a Gabriela, Mercedes (varón), Ramona y Lupicio.

    Luisa Cordero Quesada y su esposo Manuel Quesada Cabezas. Luisa fue hija de Gabriela Quesada Quesada, hermana de Téofilo quién es el personaje principal de este relato. Fotografía de Rebeca Quesada Cruz.

    Joaquín, su hermano Baltazar, José María Quesada Ugalde (cuñado de Joaquín) y Mercedes Quesada Quesada (hermano de Teófilo) son oficialmente los fundadores de Ciudad Quesada ya que en 1884 hicieron los primeros denuncios según lo indican la Municipalidad de San Carlos y documentos históricos (MSC 2019).

    Mercedes Quesada Quesada, hermano de Teófilo y uno de los 4 fundadores de San Carlos oficialmente reconocidos por las autoridades. Una de las dos Escuelas de Concepción lleva su nombre.

    Este documento ha sido conservado por más de 100 años por los descendientes de Joaquín Quesada Rodríguez y María Quesada Ugalde.

    Muchas gracias a la señora Rebeca Quesada Cruz, bisnieta de Gabriela Quesada Quesada, por revelar este tesoro.

    El relato original se puede ver aquí.

    La transcripción del documento es la siguiente. Se respeta la ortografía y estilo original.

    Algo histórico

    6 de Abril de 1917

    Página 1 del relato de Teófilo Quesada Quesada

    Me paro en la raíz del árbol de naranjo que está en la plaza pública, fijo la vista en esa calle tan larga y tan recta que de Norte a Sur con 2 grados de diferencia marcamos mi padre y yo cuando aquí no había más que dos habitaciones de José Meza Mora y la mía. Esa calle la demarcamos con dificultades porque eran desmontes nuevos y era indispensable pasar por sobre grandes garrotes y rompiendo charrales. El objeto era y asi fue romper una calle maestra para formar el cuadrante de la población.

    Sigo haciendo recuerdos del pasado, doy una mirada para la altura de el Porvenir, me fijo en un terreno desmontado que se ha llamado el desmonte de Barahona, recuerdo que alli estube el año 1883 cuando yo era muy joven acompañado de mi abuelo Manuel María Quesada Benavides, mi padre Joaquín Quesada Rodríguez, mi tío José María Quesada Ugalge y un peón Frutaoso Solórzano visitamos aquél lugar con el objeto de comprar aquellos terrenos a don Adolfo Bonilla, pero aquellos viejos llenos de esperiencia no les gusto, recuerdo que mi bisabuelo me dijo ¡muchacho, ¡buscame un bledo! Yo impaciente andube buscando en el único pequeño desmonte donde nos encontrábamos y no encontré, le dije que no había. Me dijo ¿lechillo si hay, verdad? Mucho, le contesté, a pués a tiempo estos terrenos no me gustan.


    Mi Tío y mi padre fijaban la vista para estos lugares y decian, en esa laguna deben ser planos y aí debe de ser el clima más cálido que aquí y por lo mismo más fértil los tres nos debemos de hacer la travesía de aquí a los bajos, hoy Florencia, pasar por esos terrenos que se divisan, se presentaba la dificultad que debia de ser apie y dejar las bestias, ir rompiendo picada y mi abuelo que era muy anciano no soportaría la jornada, resolvieron regresar a Palmares, dejar a mi abuelo y hacer una segunda excursión, en Mayo 1884 en esa segunda, vino mi Papá, mi tío José María, mi hermano Lupicio, fue cuando encontraron esta llanura y se hospedaron en un ligero rancho a la orilla de la quebrada de San Isidro, que ahí lo improvisaron. Ahí estuvieron el 15 de Mayo del mismo año y siguieron su marcha a salir donde hoy es Florencia, aquí no había huella humana ninguna. Apenas salieron y fueron los tres Joaquín, José María y Baltazar Quesada a denunciar cada uno 600 manzanas.

    En Junio del mismo año se bino mi tío José María con sus peones y sus fierros a principiar, a trabajar, combenidos con mi Papá para que se viniera enseguida con más peones y provición por Buena Vista de allí venir con las cargas a la espalda, venir buscando los mismos terrenos y encontrar a mi tío.

    A mi me tocó traer un quinto sal y haci todos los demás de la comisión menos mi Papá que traía un guapil muy pesado y el cuchillo habriendo picada por donde nunca había pasado persona alguna. Por fin llegamos el 29 de Junio a la quebrada de San Pedro como bautizaron la de San Isidro por haber estado alli la primera comisión el 15 de Mayo. Recuerdo que cuando llegamos después de la quebrada de San Pedro a la de San Isidro dijo mi Padre, descansemos un poco para que enseguida busquemos a José María que debe de estar a orillas de esta quebrada.

    Me senté en la gamba de un árbol a sacarme espinas que se me habían metido en mis descalzos pies, seguimos aguas abajo y en una islita que existe en medio seguimos aguas abajo y en una islita que existe en medio de la quebrada ya nombrada y otra que caé a esta que oy es propiedad de Juan Chávez. Allí encontramos derribados los primeros árboles que aquí se botaron, allí mi tío con sus peones aguardándonos desbasinando ciertos lugarcitos del desmonte y sembrando maíz.

    Al dia siguiente salimos a cazar y estubimos perdidos por seguir unos monos más de cuatro horas, los cazadores eramos Anselmo Zumbado, Nicanor Salazar y yo. A la cabeza iba Anselmo más nervioso y comprendió que estabamos extraviados, se agitó mucho y andaba muy ligero, no encontraba rumbo recto, hacia bueltas y bueltas en una de esas encontramos una enorme culebra negra Mica y la mató; seguimos caminando, media hora después estábamos donde estaba la culebra, por lo que echó de ver que estabamos extraviados, entonces me excedió la delantera, salimos a la picada hecha por la primera expedición, enseguida al rancho.

    Al día siguiente salimos a Buena Vista, mi Papá mi tío y yo siempre mi Padre con el guapil, mi tío con una arguenilla a la espalda y yo con otra, con poca carga dejando los peones con un encargado trabajando. Pasado el río de la Vieja mi padre, mi tío iban agotados se acostaron en el suelo mojado, pidieron biscocho y comieron, después ensendieron un puro por primera vez, me fumé uno otro mi padre, porque él me lo obsequió, en agradecimiento les quité las cargas y me adelanté, pronto me alcanzaron.


    En 1884 hicieron algunos desmontes y en 1885 se hicieron trabajos grandes y formales, en las tres propidades ya formadas, ya nombradas de Joaquín, José María y Baltazar. Hubo un contratiempo porque en ese año se desarroyo la guerra de Barrios y se llevaron todos los peones, yo estaba recien casado pude esconderme aquí con cuatro peones a trabajar, saliendo el Miércoles santo cuando la guerra terminaba, haci es que en esta fecha hace 33 años se principió a trabajar en este lugar, oy consta de Escuela, casa Cural Jefatura Política alcaldia -Telégrafo, Correo; hay en el Cantón 800 sufragantes, ¿Como sera dentro de 30 años? cuando algun curioso lea esto y yo ya no lo veré.


    Teófilo Quesada Quesada
    Villa Quesada

    Referencia

    • Municipalidad de San Carlos (MSC). 2019. Reseña Histórica. Disponible en https://www.munisc.go.cr/Paginas/Visitantes/Historia.aspx. Último acceso Octubre 2019.
    • Perez Yglesias, M. y González García, Y. 1995. UN PROCESO DE COLONIZACION TARDIA Y DISPERSA: EL VALLE DE LOS PALMARES. Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 21(12): 141-164.

  • Josefa Pineda y sus descendientes Ramonenses

    Por Henry Quesada Pineda y Javier Villalobos Pineda

    El presente trabajo se realizó gracias al esfuerzo de muchas personas interesadas en documentar el origen de los Pineda de San Ramón.

    La información aquí presentada se recopiló utilizando las siguientes técnicas: entrevistas, análisis de partidas de bautismo, matrimonio, y defunción. Además se utilizaron documentos legales depositados en el Archivo Nacional de Costa Rica y los protocolos coloniales de Costa Rica. Se utilizaron también artículos en revistas de genealogía y libros de historia para validar la información en algunos casos. Muchas de las personas entrevistadas aportaron una gran cantidad de fotografías de las distintas generaciones de Pineda. Por último se hicieron visitas de campo a los principales lugares históricos donde los Pineda residieron desde su llegada a Atenas alrededor de 1835.

    En la mayoría de los casos la información anecdótica no tiene respaldo documental pero se logró recoger anécdotas e historias similares de diferentes entrevistados sirviendo esto para validar los datos.

    Orígenes de Josefa Pineda (1822-1870).

    Una gran mayoría de los Pineda ramonenses son descendientes de Josefa Pineda (1822-1870). Documentación existente indica que Josefa era de origen Salvadoreño, vivió en Atenas, y nunca se casó pero tuvo un solo hijo varón llamado Matilde (1837-1903).

    La historia del origen de Josefa ha sido contada por cuatro generaciones. Félix Quirós Pineda (Quesada 2019), tataranieto de Josefa, relata que los padres de Josefa eran un matrimonio judío de Israel que emigró a España. Esta pareja eran considerados patriarcas o rabinos pero en España no los aceptaron y los mandaron al nuevo mundo, específicamente a Guatemala. Al momento de llegar a Guatemala, el matrimonio tenía cuatro hijos: tres niñas y un niño. Las niñas crecieron y una de ellas, Josefa, se enamoró de un nativo de origen Maya y le mandó una carta a sus padres indicándoles que se marchaba con el nativo. Sin embargo, el nativo la abandonó y ella al estar embarazada decidió no regresar con su familia e irse a El Salvador. El embarazo de Josefa era algo que su familia no perdonaría por lo que decidió hacer vida por su propia cuenta. Una vez en El Salvador Josefa, embarazada, tomó un bote que hacía servicio de cabotaje entre El Salvador, Costa Rica, Panamá y Perú; quedándose en Costa Rica.

    La evidencia documental más cercana que se ha podido encontrar relacionada con esta esta historia es sobre la familia de Juan de Labayru de Azara y su esposa Josefa Pineda quienes emigraron a Guatemala en 1786 provenientes de Cádiz con sus cuatro hijas Tadea, Rafaela, Estefania y Joaquina y su hijo Manuel (AGI 2019). La Figura 1 muestra el registro de embarque de la familia Labayru Pineda.

    FIgura 1 Documento de embarque de la familia Labayru Pineda en 1786 (AGI 2019).

    Una hipótesis es que Josefa pudo haber sido hija o nieta de una de las niños Labayru Pineda. La familia Labayru Pineda era de origen Vasco y militar. Como se puede ver en el documento de embarque (Figura 1), Juan de Labayru de Azara era Capitán de Artillería. Al buscar registros puntuales de esta familia en Guatemala sólo se pudo encontrar que Rafaela se casó con Pedro de Ariza Rubio (Azcona Pastor 2014) y que Tadea se casó con Francisco Arze y que tuvieron un hijo llamado Joaquín que a su vez se casó con Dolores Palomo en 1818 en el Espíritu Santo, Quezaltenango, Guatemala (Family Search 2019b).

    Según Azcona Pastor (2014), hubieran alrededor de unas 30 familias Vascas que emigraron a las Indias y específicamente a Centro América, la mayoría a Guatemala. Estas familias de origen Vasco formaron alianzas y círculos de poder a través de negocios y matrimonios entre sus hijos de manera que se pudiera mantener el acceso de los Vascos al poder por varias generaciones. Los Vascos llegaron a controlar las asambleas religiosas, gobiernos locales, asociaciones culturales y el poder judicial.

    Como se puede ver en la partida de defunción de Josefa en la Figura 2, ella muere adulta y soltera. En la transcripción de esta partida tomada del sitio www.familysearch.org, se transcribe la edad de Josefa al morir como de 98 años pero se cree hay un error de transcripción o indexación. Si esto fuera así, Josefa hubiera tenido 65 años cuando nació Matilde. Haciendo un análisis de la taquigrafía de este documento se puede ver claramente que la interpretación de la palabra que se transcribió como noventa (en rojo en la Figura 2) realmente no corresponde a esta palabra. Alternativamente al comparar los trazos del escritor de otras letras (v, c, u y r específicamente) existentes en el mismo documento se puede ver que en realidad parecer ser cuarenta en lugar de noventa. Haciendo esta corrección, entonces Josefa murió a los 48 años, naciendo en 1822. Es decir, Josefa tuvo a Matilde a los 15 años de edad.

    Figura 2. Partida de defunción de Josefa Pineda (Family Search 2019a)

    Tampoco se ha encontrado evidencia documental de la inmigración de Josefa Pineda a Costa Rica. Tampoco si lo hizo sola, con algún familiar, las fechas, o el modo de transporte. La versión anecdótica de Félix Quirós Pineda indica que ella lo hizo vía marítima, sola y estando embarazada. Sin embargo la señora Hilda Chavarría Agüero (Quesada 2019a) indica que Matilde, hijo de Josefa, “venía de otro país junto con la familia López”. Estos llegaron a Atenas y empezaron a hacer denuncios principalmente en lo que hoy se conoce como San José Norte y alrededor de la calle Vainilla en Atenas. Desafortunadamente no se han encontrado registros del nacimiento de Matilde que ayuden a esclarecer el lugar donde nació.

    En el Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR 1832) existe documentación sobre inmigraciones desde el Salvador a Costa Rica. Por ejemplo, en 1832 se registró el arribo de 12 Salvadoreños a Puntarenas:

    Con pasaporte:

    • José Carmen Salazar y su hijo
    • Benito Benavente y su esposa
    • Feliz Zapata
    • José María Meléndez
    • Juan Bautista Hondo

    Sin pasaporte:

    • Manuel Revelo, Teniente General de las Tropas
    • Mariano Quezada
    • Juan Córdoba y críado
    • Mariano (José) Campos, exdiputado de la asamblea de El Salvador
    • Vicente Villaseñor, Jefe Político del Departamento
    • Rafael Barahona
    • Tomas Fernández
    Figura 3. Lista de 12 inmigrantes Salvadoreños a Puntarenas, Costa Rica en 1832. ANCR 1832

    Interesante es resaltar que Vicente Villaseñor fue quién en 1842 haría el famoso pacto del Jocote con Francisco Morazán en Alajuela. Villaseñor fue enviado por Braulio Carrillo con 700 hombres a repeler a Morazán que había desembarcado en Caldera y venía a derrocar a Carrillo pero al final el general Villaseñor termina uniéndose a Morazán. Así fue entonces proclamado Morazán como jefe de estado (Creedman 1991).

    Dos hipótesis se pueden formular para justificar la llegada de Salvadoreños a Costa Rica. Una es que entre 1830 y 1840 El Salvador se encontraba en medio de dos guerras civiles y esto pudo ocasionar que Josefa huyera de estas tragedias, junto con otros salvadoreños. Los salvadoreños que arribaron a Costa Rica en 1832 y cuyos nombres se muestran en la Figura 3, parece ser que vinieron escapando de este conflicto. La segunda hipótesis es que en 1842 el general Francisco Morazán llegó a Costa Rica con 500 soldados Salvadoreños con el propósito de derrocar a Braulio Carrillo y Josefa pudo haber sido parte del grupo como ayudante o cocinera. Claro, con esta segunda hipótesis ya Matilde tendría al menos 5 o 6 años pero encaja con la versión de Hilda Chavarría Agüero, quién dice que Matilde venía de otro país.

    Sobre la vida de Josefa en Costa Rica no hay muchos registros. Uno en particular indica que una mujer llamada Josefa Pineda tuvo una niña quién murió al nacer en 1841 en Alajuela (Family Search 2019). Si esta fuera la madre de Matilde, tendría entonces 19 años cuando esta niña nació.

    Matilde Pineda (1837-1903)

    Sobre Matilde, el hijo natural de Josefa, no hay registros de la partida de bautismo por lo que no se sabe donde nació Matilde. Pero si se tiene la partida de defunción de Matilde quién muere en 1903 y se indica que tenía 66 años al morir. Además en esta partida se indica que la madre de Matilde era Josefa, de origen salvadoreño. Ver Figura 4. Este registro es clave para demostrar la maternidad y origen de Josefa.

    Figura 4. Partida de defunción de Matilde Pineda (Family Search 2019) .

    Matilde se casó con Petronila Trejos González (1845-1915). Su descendencia fue: José Gonzalo de la Asunción (1871-), Feliz Alberto de Jesús (1873-1948), Ysabel Silvina (1875-1941), Elena de la Natividad (1877-1944), Manuela de Jesús Ester (1879-), Ramona Pascuala de la Natividad (1883-), Juana Etelvina de los Ángeles (1885-), José Miguel Seledonio (1887-), María Matilde Delfina (1890-), María Joaquina (1891-), María Isabel Amalia –Mariquita- (1893-) y Rafael María (1895-).

    María Joaquina Pineda Trejos (1891-) . Hija de Matilde y Petronila (Quesada 2019d)
    A la izquierda Rafael María Pineda Trejos (1895-), hijo de Matilde y Pretronila. A la derecha José Manuel Mora Paniagua (Quesada 2019d).

    Matilde fue soldado en la guerra de 1856 contra los Filibusteros a la edad de 19 años. Según la Revista del Archivo Nacional (1945) Matilde le vendió sus boletos de paga como soldado a Francisco María Fuentes por tres pesos. Ver Figura 5. En el mismo artículo se aclara que había incertidumbre entre los exsoldados por la falta de fondos del gobierno después de la guerra, por lo tanto mucho soldados terminaron vendiendo estos boletos a mitad de precio a intermediarios. En este caso Fuentes se dedicó a especular con estos billetes y compró un total de 98 billetes por un monto de 477.20 pesos.

    Figura 5. Boletos comprados a soldados de la Guerra de 1856 (RAN, #11-12,594-597, 1945)

    Matilde participó en actividades municipales. Fue parte de la Juntas de Instrucción como miembro propietario del distrito 3 de Atenas, según se publicó en la Gaceta del 19 de Enero de 1897. Aquí se puede ver este nombramiento en la página 51.

    Nombramiento de Matilde Pineda como miembro propietario de la Junta de Instrucción del distrito 3 de Atenas en 1897 (Gaceta 1897).

    Matilde y Petronila eran dueños de un sesteo o estación de descanso para los viajeros en mula y carreteros que viajaban entre Atenas y San Ramón. Ahí mismo vivían con su familia. Este sesteo estaba ubicado en San José Norte de Atenas en la Puebla, en calle Vainilla (Quesada 2019).

    El camino principal entre San José y Puntarenas existió desde el siglo XV y pasaba por Atenas y de ahí a Desmonte, San Mateo, Orotina y Esparza. Sin embargo y con la colonización del valle de los Palmares entre 1830 y 1850 se abrió otro camino hacia lo que luego sería San Ramón saliendo de Atenas y es posible que a lo largo de esta ruta también hubo sesteos para el descanso de los viajeros. El camino se utilizó aun más con la llegada del ferrocarril al Pacífico a finales del siglo XIX. La estación del tren No. 19 en Río Grande fue el punto de llegada de las exportaciones de café de Palmarés y San Ramón y asimismo, los productos que llegaban del extranjero salían de esta estación hacia el Valle de los Palmares (Rodríguez Sancho 2014).

    Figura 6. Expansión de caminos a finales de la década de 1880. Hall (1975)

    La Figura 6 muestra un mapa de Costa Rica a finales de la década de 1880 con los principales caminos que existían en ese entonces. En este mapa se puede apreciar que entre Atenas y San Ramón ya existía un camino de carretas.

    Según relato de Felix Quirós Pineda (Quesada 2019), el sesteo de Matilde era atendido por las hijas de Matilde. Por una peseta (25 centavos) le daban al huésped alimentación para él y sus animales. En el sesteo había trapiche, vendían rosquete, melcochas, sobado y perico. La alimentación incluía frijoles majados, queso, huevo frito, bizcocho, rosquete, tamal, pan casero, chorreadas, puros, café o aguadulce. Además le daban una carga de comida a los bueyes para que comieran de camino. Como se puede ver era una familia muy trabajadora. Las hijas de Matilde enyugaban bueyes, sacaban achiote, ensillaban caballos, trabajaban en el trapiche, sembraban caña, maíz, y café. Eran muy valientes. En ese entonces, la ropa se enjuagaba, se ponía al sol y se la ponían al otro día. No había jabón. Eran tiempos en que habían niguas, totolates, y alepates.

    En el libro “Cubaces Tiernos en Abril” del tres veces expresidente de Costa Rica Jose Figueres Ferrer se menciona el sesteo de las Pineda. La madre de Figueres por su edad no podía viajar a caballo pero si en carreta, y este sesteo era usado para tomar un descanso en ruta a San Ramón (Figueres Ferrer 1977).

    La señora Hilda Chavarría Arguello (Quesada 2019a), relata con vivos detalles este sesteo, la casa de las Pineda y las actividades que ahí se realizaban todos los días. Doña Hilda decía que era el sesteo donde “paraban los ramonenses”. Era un caserón largo, grande con corredores de piedra. Había un gran galerón donde estaba el trapiche, el área de descanso y la casa donde se crío la familia de Matilde. A un costado de la propiedad había un gran árbol de Higuerón que se convirtió junto con el trapiche, en uno de los símbolos más vistosos del sesteo.

    Figura 7. Localización del sesteo de las Pineda (globo rojo). Dirección es 300 al norte de la Escuela de Alto López, Calle Vainilla, San José Norte, Atenas. Actualmente propiedad de familia Arroyo

    La finca donde estaba el sesteo de “las Pinedas” es hoy propiedad de la familia Arroyo. José Pineda Trejos, hijo mayor de Matilde, la vendió al señor Adilio Arroyo. Hoy en día viven en la finca Pipo Arroyo, nieto de Adilio, y su madre. La propiedad es de 110 hectáreas y las coordenadas donde estaba el sesteo de los Pineda son 10°00’30.2″N 84°23’52.9″W. El punto rojo en la Figura 7 muestra la propiedad. Quedan apenas los restos de las bases del galerón del trapiche (Ver Figura 8).

    Figura 8. A la izquierda la casa de los Arroyo. A la derecha se ve la hilera de mojones que quedaron donde estaba el galerón del trapiche que era parte del sesteo de las Pineda

    Según la sucesión de Matilde Pineda y Petronila Trejos (ANCR 1925), la familia tenía tres fincas colindantes en San José de Atenas y en una de estas estaba el sesteo (ver Figura 9). Las tres fincas juntas median aproximadamente 25 manzanas. Son las siguientes:

    • Num. 18351, tomo 290, folio 181, asiento 1. Qué es terreno de caña, plátano y pasto con una casa que es actualmente de madera, techada con teja y un galerón para trapiche. Cita en Barrio San José de Atenas.
    • Num. 6024, tomo 95, folio 455, asiento 1. Terreno de superficie llana y laderosa
    • Num. 25301, tomo 482, folio 278, asiento 1. Terreno de superficie plana cultivada de pastos en parte y el resto dedicado a la agricultura.

    En el mismo sucesorio se indican otras propiedades que pertenecían a Matilde Pineda y Petronila Trejos (Ver Figura 9):

    • Num. 9669, tomo 149, folio 255, asiento 1. Restrojo y montes en Santa Eulalia de Atenas
    • Num. 9670, tomo 149, folio 257, asiento 1. Terreno inculto cita en Santa Eulalia de Atenas

    Según la sucesión estas dos fincas medían juntas 42.5 manzanas. Adicionalmente esta otra finca propiedad de Matilde y Pretronila estaba también incluida en el sucesorio:

    • Num. 25311, tomo 482, folio 278, asiento 1. Terreno de superficie plana, cultivado de pastos en parte y el resto de agricultura, cita en Santa Eulalia de Atenas
    Figura 10. Descripción e identificación de propiedades de Matilde Pineda y Petronila Trejos en el sucesorio abierto por sus hijos en 1916 (ANCR 1925).

    Un dato curioso que apareció en la Gaceta de 1870 indica que Matilde fue multado con un colón por ir montado en la carreta (Gaceta 1870). Ver Figura 3, No. 69. Ya para ese entonces el gobierno había pasado como ley que los conductores de carretas no podían subirse a la carreta al conducir. Esto para evitar accidentes. Solía pasar que después de ir a dejar café a Puntarenas o Limón, a la vuelta los conductores se embriagaban.

    Figura 11. Multas por subirse a la carreta (La Gaceta 1870).

    Existe también en el Archivo Nacional el testamento de Matilde y Petronila (ANCR 1903) y un documento sobre la sucesión de Matilde y Petronila de 1925 (CÓDIGO: CR-AN-AH-CSJ-EXPJU y SIGNATURA: 003410). La transcripción del testamento es la siguiente:

    Número ciento cuarenta y siete. Ante mi Vinicio Alvarado Lépiz notario público con oficina en la Villa de Atenas y en tránsito en el barrio de San José de la misma Villa presentes los señores don Matilde Pineda único apellido agricultor y doña Petronila Trejos González de oficios domésticos ambos casados mayores de edad y de este vecindario a quiénes conozco y doy fe están legal moralmente capaces para testar dijeron: que otorgan su testamento de acuerdo con las siguientes disposiciones: Primera: declaramos que somos cónyuges y de las demás calidades atrás dichas. Segunda: Declaramos por nuestros bienes todos los que a nuestra muerte aparezcan legalmente pertenecernos. Tercera: Declaramos por nuestras deudas igualmente lo que a nuestra muerte aparezcamos deber. Cuarta: Declaramos por nuestros único y universal heredero al cónyuge sobreviviente. Quinta: Nombramos para primer albacea a nuestro hijo José Pineda Trejos soltero, mayor de edad agricultor y de nuestro mismo vecindario y para segundo el cónyuge sobreviviente. Sexta: Dejamos a juicio de nuestro albacea los gastos de funeral y entierro. Sétima: Mandamos que a un año después de la fecha de la muerte de cualquiera de ambos se den cincuenta colones para la construcción de la nueva iglesia de Atenas y veinticinco colones para la hechura del nuevo cementerio, advirtiendo que si a la fecha del pago de estas sumas no se han principiado los trabajos en las obras dichas, se depositen las sumas referidas a juicio del albacea, en lugar seguro o los coloque a interés con buena garantía y en este caso se guarden estas sumas junto con sus intereses  para las construcciones ya mencionadas el día que se principien los trabajos. Octava: Mandamos que se distribuyan a juicio de nuestro albacea, veinticinco colones entre los pobres vergonzantes. Cobro doce colones por este trabajo y no extiendo testimonio por manifestar los interesados que no lo desean siendo esta escritura por mi a los testantes a virtud de comunión suya la aprobaron todo ante los testigos instrumentales Manuel Barrantes Barquero casado, Liborio Zuñiga Ramírez viudo ambos de este vecindario y Juan Mata Meneses casado vecino de Grecia todos agricultores y mayores de edad a quienes conozco con capacidad legal para serlo. Firmo con los testigos y el testador Matilde Pineda; no lo hace la testadora Pretronila Trejos por manifestar que nos sabe en el barrio de San José de Atenas a las nueve y media de la noche del día primero de mayo de mil novecientos tres.

    Figura 11. Testamento de Matilde y Pretronila (ANCR 1903).

    Un aspecto interesante de este documento que en ningún momento los testadores hablan de como se repartirían los bienes a sus hijos. Esto pudo haber si la razón de que en 1916 (ANCR 1925) se abriera una mortual para decidir sobre los bienes de Matilde y Petronila.

    Félix Pineda Trejos (1873-1948)

    Nació en Atenas en 1873 y se casó con María de la Trinidad Arias Vargas (1873-) en 1891 en Alajuela. Su casa estuvo al lado de la casa de su padre Matilde en San José Norte en la calle Vainilla en Atenas donde estaba el sesteo llamado de las Pineda. Sus hijos fueron: Lidia (1892), José Victor Francisco (1894-), Juan Rafael María (1896-). Vicente Juvenal Francisco María (1899-), Tomás Luis de las Piedades (1900-1969), (Coya) Maclovia (1903-), María Catalina (1905-), (Cheva) María Eusebia de los Ángeles (1907-), (Tino) Clementino Serapio Lorenzo del Rosario (1909-), Justa Adela (1912-1914) y (Nina) María Adela Rosalina del Carmen (1917-).

    Según Emilio Pineda González (Quesada 2019b) Félix era un hombre de carácter fuerte e inflexible. Tanto que su hijo Rafael María al cumplir 16 años se fue de la casa y no volvió hasta 40 años después. Otros hijos varones como Luis y Tino se llevaban bien con Félix aunque la relación era basada en seguir instrucciones y trabajo de campo fuerte (Quesada 2019).

    Cerca del año 1900, Félix empezó a tener problemas con la familia López en San José Norte de Atenas, donde vivían ambas familias. Aparentemente unos cerdos de Félix se metieron a la propiedad de los López e hicieron unos daños. Aunque Félix ofreció pagar los daños, los problemas no pararon ahí y en un momento determinado alguno de los López disparó contra Félix hiriéndolo en la cabeza. Esto sucedió el 10 de Febrero de 1901. La herida no fue mortal y Félix se pudo recuperar. Félix y su padre, Matilde, presentaron la denuncia respectiva contra los señores Wenceslao, Manuel López y Nazario Mora. En las gacetas médicas de Junio y Agosto de 1901 los médicos Lachner Sandoval y Fonseca Calvo comisionados por una Junta de Gobierno, presentaron el reporte de las heridas de Félix Pineda causadas por el impacto de bala. Aquí se puede ver el acta presentada por los médicos y una ampliación de la misma ( Picado y Lachner Sandoval 1901a and 1901b).

    Después de que Félix se recuperó, la familia convence a Félix de lo que mejor es mudarse a otro lugar para evitar más tragedias y así, la familia de Félix y María se muda a San Ramón, probablemente alrededor de 1915 (Quesada 2019).

    Al irse Félix para San Ramón, decide también venderle sus derechos en la sucesión de la mortual de sus padres al señor Juan Campos Morera. Se indica en este documento que Félix vende estos derechos en 600 colones y además los materiales de su casa en 200 colones al señor Campos Morera. Esta casa se indica en la sucesión que era de madera y medía 13 metros de frente y 11 de fondo (ANCR 1925).

    En San Ramón, Félix compra una propiedad de 28 manzanas en Santiago de San Ramón, detrás de la Iglesia (Quesada 2019b y Quesada 2019c). En esta propiedad, Félix construyó Félix su casa que tenía forma de L o escuadra, con un corredor a lo largo de todo el perímetro de la parte frontal (Figura 5). La cocina estaba en el lado largo de la estructura con un pozo en el centro, el fogón hacia una pared de la cocina, y en diagonal, un molendero grande para preparar alimentos. La cocina tenía una ventana circular sin vidrio del lado del corredor que se usaba para ver quien pasaba a caballo o en carreta. Seguido de la cocina en la misma sección, estaba la sala, y seguido en la esquina el cuarto principal de la casa. En la otra sección estaban las habitaciones secundarias que sólo tenía entrada por el corredor. El piso de la casa era de tierra que mantenían bien apelmazado. El techo era de tejas a dos aguas. Las paredes eran de madera y se pintaban de arcilla blanca al igual que el fogón (Quesada 2019c). Detrás de la casa había dos estructuras. A la izquierda a 10 metros de la casa, había una galera donde mantenían a los terneros y detrás de la casa otra estructura que servía de bodega para granos, bananos, verduras y leña. El frente de la casa se usaba para estacionar carretas y caballos.


    Figura 12. Croquis de la casa de Félix Pineda y María Arias en Santiago, vista superior (Quesada 2019b).

    Félix y su esposa María tenían un terreno en Aguas Agrías, por Jesús María. Posiblemente este terreno fue una herencia que le dejaron a María sus padres. Este terreno lo usaba Félix para tapar frijoles, haciendo la caminata desde Santiago con dos a tres peones, su hijo Luis y su hija Catalina, la cual ayudaba con la preparación de alimentos. Estos viajes a Aguas Agrías podían durar hasta una semana, teniendo que dormir en ramadas en lugares abiertos donde habían muchos peligros como las serpientes terciopelo (Quesada 2019b).

    Los últimos años de vida de Félix los pasó en compañía de su hija Cheva y su nieta Dinora en su casa en Santiago de San Ramón. Cheva nunca se casó pero adoptó a Dinora ya que su madre murió en el parto. Los hijos de Luis Pineda Arias, hijo de Félix y María, le llevaban el diario todas las semanas. Dentro de sus gustos más particulares era fumar. Además del diario semanal, le llevaban a Félix unos 100 puros por semana.

    La bala incrustada en el cráneo parece que interfería con el comportamiento de Félix. A veces se mostraba muy callado y tímido. En ocasiones cuando se iba al cafetal a trabajar dejaba olvidados sus zapatos o las herramientas y mandaba a alguno de sus hijos a buscarlos. Cuando los nietos lo visitan, era uno de los pocos momentos de felicidad para Félix. Cortaba caña y la pelaba usando la rodilla como apoyo, partía los pedacitos y los repartía. Cosechaba naranjas y las pelaba perfectamente con un cuchillo y les hacía la tapita, listas para chuparse el jugo. Cosechaba vainicas y maíz y los empacaba usando tiras de hoja de itabo para mandarlo a sus nueras. Según Dinora Pineda Núnez (Quesada 2019c) cuando nacía algún animal de granja, Félix se los regalaba a sus nietos. Dinora recuerda una ternerita muy linda que Félix le regaló y la bautizó con el nombre de Bartola.

    Félix vivió en San Ramón cerca de 33 años y murió en 1948 a la edad de 75 años. Ver Figura 12. Falleció en el hospital Nicolás Orlich de San Ramón que estaba donde hoy está el Instituto Julio Acosta García, en medio de la revolución costarricense que puso en el poder a José Figueres Ferrer. Su entierro fue complicado debido al conflicto militar que había en ese entonces (Quesada 2019b).

    Figura 12. Registro de defunción de Félix Pineda Trejos y su hijo Juan Rafael Pineda Arias en 1948 (Family Search 2019).

    Lidia Pineda Arias (1892-)

    Partida de matrimonio de Lida y José Porras en 1913 (Family Search 2019)

    Lidia fue la hija mayor de Félix y María. Su nacimiento se registró en Alajuela. Lidia se casó con José Porras Sibaja (1888-) en 1913 Alajuela (ver Figura 7). Sus hijos fueron: Luis Antonio del Carmen (1914-), Ramón Ernesto Elpidio (1916-), Jovita Ana María del Rosario (1917-), Ramón Custodio de Jesús (1918-), Jose Samuel Ahías (1919-), Luis Ofortunado del Socorro (1921-), Tobías Socorro (1922-), Amelia Rosalina de Jesús (1924-), María Marta Adelina (1925-), Victor Manuel de las Piedades (1927-), Rafaela Cecilia (1928-), Francisco Napoleón Hernán (1929-), María Teresa de Jesús (1933-) y Ema.

    Inicialmente Lidia y su esposo José vivían en Río Jesús. Lidia era morena y de contextura gruesa. Lidia murió después de que nació Ema y su esposa José Porras se fue para Guanacaste con todos los hijos pero no le fue muy bien y tuvo que regresar a San Ramón muy pobre (Quesada 2019).

    José Porras era de Atenas, un hombre muy valiente. Cuentan que se iba para la montaña de San Ramón con sólo un hacha y regresaba a la 1 de la tarde con con 6 o 8 cabos de hacha hechas de lagarto colorado que luego los vendía por 1 colón en el mercado de San Ramón. Siempre anduvo descalzo pero se cree que calzaba como 46 (Quesada 2019).

    Sus hijas Ema y Teresa vivieron con su tío Tino en Santiago de San Ramón después de morir Lidia. Ema vive actualmente en Palmares con unos sobrinos, Ema nunca se casó.

    (Victor) José Victor Francisco Pineda Arias. (1894-)

    Partida de matrimonio de Victor con Olivia en 1915 en San Ramón (Family search 2019).

    Casado con Olivia Núnez Alvarado (1899-) en 1915 en San Ramón, hijos fueron: María Adilia (1916-), Emerita María de las Piedades (1917-1917), Emérita Ramona Dilia (1918-), Ramona Jobita del Socorro (1921-), Juan María del Rosario (1920-1930), Germán Pedro Trinidad (1923-), José Joaquín de las Piedades (1925-), Elisa del Carmen Pineda (1926-), Dulcina María Francisca (1928-), Victor Manuel Francisco (1929-), Orlando José de la Trinidad (1931-), Oki María del Carmen (1933-) y Dinora (1937-).

    Victor fue un emprendedor que por circunstancias de la vida tuvo que hacer su capital tres veces. Primero como comerciante donde era dueño de prácticamente toda la manzana donde está hoy la parada de Buses de San Ramón. Según Emilio Pineda Gónzalez (Quesada 2019b), los días Martes era el día de mercado en San Ramón y Victor prácticamente lo cambio a Viernes. El primer camión que llegó a San Ramón con mercadería fue para el negocio de Victor Pineda. Además del comercio, Victor tenía también una fábrica de candelas (Quesada 2019c). Según Adrian Pineda Chávez (Quesada 2019d), Victor salía los martes a repartir mercadería a Palmares y Naranjo y regresaba los Viernes.

    Cuando muere su esposa Olivia, Victor cayó en depresión y alchoholismo que lo llevó prácticamente a la bancarrota. Su hija Dinora era una bebé y Victor empieza a buscar entre los vecinos a alguna familia que se hiciera cargo de ella. Después de tres intentos, Dinora termina viviendo con Cheva, hermana de Victor. Él se muda a Montezuma, Puntarenas con sus hijos pequeños donde empieza de nuevo a hacer un segundo capital a través de agricultura y ganadería. Sin embargo algunos vecinos lo denuncian por maltrato a sus hijos y el PANI interviene.

    Cuenta su nieta Heidy Araya Pineda (Quesada 2019e) que el PANI fue hasta Moctezuma a recoger a los niños pequeños y nada puede hacer Victor que desde la playa venía como sus hijos eran transportados en bote hasta la lancha que hacía el recorrido entre Montezuma y Puntarenas. Esto incide en que Victor de nuevo pierda su enfoque y llega a perder sus propiedades en Montezuma. Victor sin embargo no se da por vencido y gracias a más trabajo, logra de nuevo hacerse de propiedades en la zona sur de Costa Rica.

    Victor Pineda Arias fue un hombre muy trabajador y con una visión de negocios que muy pocos tenían a principios del siglo XX en San Ramón.

    Fue su socio en su etapa de comerciante su hermano Luis Pineda. Cuando Victor parte a Montezuma sumido en depresión y tristeza por la muerte de Oliva su esposa, deja como responsable del comercio a Luis. Sin embargo, algunos de sus empleados se aprovecharon de la situación y el comercio se empezó a caer. Victor culpó a Luis de la caída del negocio y se enemistaron amargamente, incluidas amenazas de muerte (Quesada 2019e). No fue sino hasta el mismo día de su muerte que Victor se reconcilió con Luis, en un acto de humildad y perdón humano que muy pocos habían visto (Quesada 2019b).

    Juan Rafael María Pineda Arias (1896-1948)

    Juan Rafael María se marchó de su hogar aproximadamente a los 16 años. No soportó el trato que le daba su padre Félix y decidió irse de la casa a muy temprana edad.

    Estuvo primero trabajando en la bananera en Limón y luego se fue a Panamá a trabajar en la zona del Canal. Ahí obtuvo su nacionalidad estadounidense. Luego inició carrera militar participando en la segunda guerra Mundial como transportista de municiones. Rafael María fue una persona aventurera que estuvo en muchos lugares del mundo, aprendiendo varios idiomas.

    Durante su exilio de 40 años, nunca tuvo comunicación con sus padres excepto con su hermana Catalina. Después de 40 años de vida fuera de Costa Rica decide regresar a buscar a sus padres pero estos ya habían fallecido lo que lo hizo entrar en depresión y alcoholismo hasta que fallece.

    Muere en San José en 1948. Tiempo después un hijo aparente de Rafael María de nacionalidad panameña viene con su propia familia a buscar a su padre pero se entera que esté ya había fallecido (Quesada 2019 y Quesada 2019b).

    Vicente Juvenal Francisco María Pineda Arias (1899-)

    Partida de matrimonio de Juvenal con María en 1926 en San Ramón (Family Search 2019).

    Juvenal fue bautizado en Atenas y se casó con María (Urania) Chávez Villalobos (1903-) en 1926 en San Ramón. Los padrinos fueron Luis y Catalina Pineda Arias, hermanos de Juvenal que en ese entonces estaban solteros (Figura 9). Sus hijos fueron: Aurora Gregoria de Jesús (1927-), Enar Josefa de Jesús (1928-), Sergio de José de Jesús (1928-1929) y Francisca (-1942).

    Juvenal Vivió en Río Jesús pero luego se fue a vivir a Pérez Zeledón desde muy temprano y se convirtió en comerciante. Era un hombre aventurero que decidió irse de San Ramón una vez que se casó. En ese entonces era muy difícil el transporte y la comunicación y por estas razones se supo muy poco de Juvenal y su familia una vez que se fueron para Pérez Zeledón (Quesada 2019).

    Tomas Luis de las Piedades Pineda Arias (1900-1987)

    Partida de matrimonio de Luis y Maria que se casaron en 1931 en San Ramón (Family Search 2019).

    Luis nació en barrio San José en Atenas. Se casó con Ana María González Fernández (1905-) en 1931 en San Ramón, ver Figura 10. Tuvo los siguientes hijos: Teresa, María Eugenia, Félix, Noemy, Ana Isabel, Doris, Miriam, Magda, Arnoldo, Roy, Sonia y Emilio.

    Luis Pineda Arias (foto de Javier Villalobos Pineda).

    Luis nació en Atenas pero luego se mudó a San Ramón con su padre Félix. Luis le encantaban los bueyes. Una vez en Atenas había un señor que presumía mucho de su yunta de bueyes. Un día alguien le preguntó al señor que cuánto valían los bueyes, y el señor respondió: ”2 onzas y media”. Esto equivalía al peso en oro. Estas monedas estaban certificadas por el banco. Luis, quién era un jovencito en ese entonces, escuchó lo que el señor cobraba y Luis le dijo al señor: “yo se les compró”. Luis fue a la casa a buscar el oro y le compró los bueyes. El dueño de los bueyes no le quedó otro remedio que vender los bueyes, tenía que cumplir su palabra. En otra ocasión Luis consiguió prestados 5000 pesos de Gerardo Badilla. Como garantía del préstamo Luis se arrancó un pelo del bigote y se lo dio a Gerardo y lo envolvió en un papel como garantía. Cuando Luis le pagó la deuda, Gerardo le devolvió el pelo del bigote. En ese entonces la palabra valía por encima de cualquier documento (Quesada 2019b).

    Luis no sabía leer ni escribir, tampoco conocía de matemáticas básicas. Sus hijos lo enseñaron cuando ya era adulto y desarrolló una afición grande para la lectura. Compraba libros para él y para sus hijos. En una ocasión Luis se fue a San José a comprarle los útiles de la escuela a Teresa, su hija. Ahí le compró una pluma en oro, pero desafortunadamente la pluma se la robaron en la Escuela (Quesada 2019b).

    Luis se llevaba muy bien con Tino, su hermano. Le tenía un cariño muy especial y en muchas ocasiones lo tenía que regañar. Tino era un hombre de carácter fuerte, muy bravo; pero siempre fue muy apegado a Luis quien fue su consejero. La familia de Luis también le tenía mucho cariño a Tino. Duración la revolución de 1948, Luis y Tino fueron muy cercanos colaboradores de Chico Orlich y José Figueres. En la reseña de Tino Pineda Arias se profundiza más esta relación. A Luis también le gustaba mucho ir a pasear donde su hermana Nina en Montezuma. Para llegar ahí, tenían que tomar una lancha desde Puntarenas hasta la playa de Montezuma. En una ocasión Luis hizo el viaje donde Nina con su hijo Emilio. Al llegar a Montezuma el transbordo a la playa desde la lancha se hacía en un bote pequeño. Ese día el oleaje estaba muy bravo y la lancha volcó con todos los pasajeros. Luis llevaba unas alforjas que le sirvieron de flotador y agarró bien a Emilio y lograron salir a la playa ya que Luis era muy buen nadador. Lamentablemente uno de los pasajeros no aparecía. Los encargados de la lancha lo buscaron por horas pero al encontrarlo era demasiado tarde, ya había fallecido. Después del incidente Luis y Emilio llegaron a una pulpería pequeña aledaña al lugar. El dueño de la pulpería le dijo a Luis: “¿y por qué no se viene para acá? Todo eso que usted vé atrás de la pulpería está libre, cójalo, cójalo”. Y la respuesta de Luis después de haber presenciado el accidente en el bote fue: “ni loco” (Quesada 2019b).

    Luis Pineda tuvo una pulpería al frente del Palacio Municipal, en la cuadra donde está hoy en día la parada de San Ramón. Antes de esto, Luis fue socio de Victor, su hermano, en el comercio que estaba en la misma cuadra, aunque después tuvieron desacuerdos sobre este negocio como se explicó anteriormente. Luego la familia de Luis se pasa a vivir donde estuvo la pulpería de Hernán Vázquez.

    La descendencia de Luis ha tenido tuvo mucha influencia en la sociedad de San Ramón de la segunda mitad del siglo XX. Por ejemplo, su hija Miriam se convirtió en una de las más prominentes historiadoras de la zona de Occidente. Su hijo Emilio tuvo varios cargos públicos en administración educativa en Palmares, San Ramón y San Carlos. Magda trabajó por muchos años como asistente administrativa en el Colegio Patriarca San José. Félix fue empleado de la Municipalidad de San Ramón por muchos años.

    (Coya) Maclovia (1903-) Pineda Arias.

    Coya fue bautizada en Atenas y se casó con Carlos Barrantes Quirós en 1920 en San Ramón. Sus hijos fueron: José María del Socorro (1921-), María Clemencia del Socorro (1923-), Luis Carlos del Socorro (1924-), María Aurelia del Socorro (1926-), Ramona Marina del Rosario (1928-), José Ramón Julian (1930-), Carmen Lidia del Socorro (1938-), Francisco Tobías (1941-), Gilda Marta del Socorro (1943-) y Adrián Bolívar de la Trinidad (1945-).

    Coya era una mujer de contextura baja. Su padre Félix no quería que Coya se casará con Carlos porque él ya tenía 40 años pero al final se casaron. Aun así, Félix les dio un terreno en Santiago para que pudieran hacer su casa. Carlos era un hombre pobre pero muy valiente y decidió vender el terreno donde vivían para irse a Guanacaste a buscar fortuna pero no les fue muy bien y se regresaron a San Ramón. Después Coya y su familia vivieron en Santiago muy cerca de la carretera a Puntarenas. Finalmente estuvieron viviendo en San Ramón por el lado de emergencias del hospital de San Ramón.

    Partida de matrimonio de Maclovia (Coya) con Carlos en 1920 en San Ramón (Family Search 2019)

    Coya y Catalina tenían una relación muy cercana. Catalina y su esposo Rufino le prestaban vacas para ordeñar a Coya. Y cuando Catalina tuvo sus trillizos, Coya se fue a vivir con Catalina para ayudarle a lactar a los niños hasta que Catalina ya pudo hacerlo por su propia cuenta.

    Coya murió primero que Carlos cuando vivían en San Ramón, fue algo inesperado. Después de morir Coya, Carlos siempre iba a Santiago a pie desde San Ramón a comer donde Cheva o Tino pero un día murió al ser atropellado en la carretera de Puntarenas durante su caminata.

    María Aurelia y Ramona Marina, hijas de Coya y Carlos, se hicieron monjas. María Aurelia actualmente vive en el hogar de ancianos en Alajuela. Y Ramona Marina quién vivió en Venezuela por muchos años, ya vive en Costa Rica, es una mujer muy inteligente (Quirós Pineda 2019). Adrián fue profesor en la Universidad de Costa Rica pero terminó suicidándose en el cerro del Tremedal. El hijo de María Clemencia del Socorro, Carlos (1956-), vive por el cerro de la Muerte y trabaja en acuacultura. Carlos fue hijo de Victor Quirós Ugalde pero su padre no le dio sus apellidos (Quesada 2019f).

    (Nina) María Adela Rosalina del Carmen (1917-) Pineda Arias.

    Nina se casó con Mario Steller y tuvo los siguientes hijos: María Cecilia del Socorro (1939-), Alicia María del Socorro (1942-), Mario Luis del Carmen (1943-), Bettina María del Carmen (1945-), Elizabeth María (1947-), Felix Francisco (1950-), Carlos Alberto de la Trinidad (1955-), Leonardo Antonio de la Trinidad (1959-) y Juan Diego Francisco (1962-).

    Nina se mudó con su familia a Montezuma, a la zona de las Delicias. Su esposo Mario Steller le pidió prestado a Luis, hermano de Nina, 2000 colones para mudarse ahí. En esos tiempos la gente que llegaba a esa zona tenía la opción de reclamar tierras libre o hacer denuncios. Mario hizo varios denuncios y pronto tuvo una gran finca en la zona. Además, cuando llego a Montezuma tuvo la suerte de que lo nombraron policía. En este trabajo le pagaban 30 colones por día. Por las mañanas se dedicaba a su finca y por las tardes se ponía el uniforme y su cuchillo de reglamento. Mario le daba cuatro vueltas a la pulpería por las tardes y este trabajo le ayudó mucho a hacer su finca. Sembraba arroz, tiquizque, maíz, ñampí y ganado (Quesada 2019b).

    Mario y Nina se separaron y Nina terminó viviendo en Atenas, actualmente en un terreno dónde hoy está ubicado el Pali (Quesada 2019f).

    María Catalina Pineda Arias (1905-)

    Catalina se casó con Rufino Quirós Paniagua (1900-) en 1927 en San Ramón. Tuvieron los siguientes hijos: Francisco Rodrigo Eli (1929-), Lidia Elena Francisca (1930-), María Teresa de Jesús (1934-), Rafael Abraham de Jesús (1935-), Delia Marta (1932-1936), Ruperto de Jesús Daniel (1939-), Raul Miguel (1939-), Rogelio Antonio (1939-), María Cristina (1940-), José Bolívar de Jesús (1942-), Mercedes Francisca (1943-), Virginia Bernarda (1944-), Emilio Francisco (1946-), Félix Marcelino (1949-) y Ana Catalina (1950-).

    Catalina Pineda (al centro, sentada) el día del bautizo de sus trillizos en Santiago de San Ramón en 1939. La acompañan sus suegros Rosendo Quirós y Joaquina Ugalde (a la izquierda). A la derecha Irma e Ignacio Quirós Ugalde. En los brazos de Irma, su hija mayor Luz Mery Pineda Quirós.
    Detrás y de pie de izquierda a derecha: Victor Quirós Ugalde, Auria Quirós Ugalde, Ignacio Quirós Ugalde, Dora Quirós Ugalde, Eduvina Gamboa y su esposo Arturo Quirós Paniagua, Rufino Quirós Paniagua (esposo de Catalina), y Anibal Quirós Ugalde. Foto de Nereida Quirós.

    Catalina y Rufino llegaron a ser dueños de mucha tierra. Entre San Ramón y Esparza eran dueños de más 300 hectáreas. También tenían otra propiedad en Guanacaste que Rufino y Catalina fueron formando a través de muchas compras. Rufino se iba al banco a pedir prestado y Catalina lo fiaba. Llegó el momento que llegó a tener más de 700 hectáreas. Luego le dio mucho de esta tierra a algunos de sus hijos pero no lo supieron administrar y se fue perdiendo. Catalina era una mujer muy dulce, que tenía un lugar especial en el corazón de su papá Félix y sus hermanos. Con el tiempo se convirtió en la preferida de todos y siempre fue muy visitada por sus hermanos y sobrinos. Catalina fue la única que tenía comunicación a través de cartas con su hermano Juan Rafael María. Catalina además era la preferida de su padre Félix para que lo acompañara a tapar frijoles a la finca de Agua Agría en Jesús María.

    Partida de matrimonio de Catalina con Rufino en 1927 en San Ramón (www.familysearch.org)

    Catalina tuvo trillizos en 1939, los primeros que se tiene registro en Costa Rica que sobrevivieron hasta ser adultos. Cuentan que cuando nacieron no dio tiempo de ir a buscar la partera y fue su esposo Rufino que tuvo que atender el parto de los dos primeros. Obviamente ella no sabía que estaba embarazada de trillizos.

    La casa de habitación de Catalina y Rufino en Esparza estaba ubicado a un 1 km de la carretera interamericana, lo cual era problemático para salir o entrar por lo difícil del terreno. Para llegar a la casa había que cruzar un río. En este mismo río fue que una hija de Catalina y Rufino murió al ahogarse cuando jugaba con sus hermanos. Esta finca fue por muchos años la fuente de hojas de palma para celebrar el Domingo de ramos de Semana Santa en San Ramón y otras comunidades aledañas. En los últimos años de Catalina y Rufino decidieron mover su casa de habitación más cerca de la carretera, con la finalidad de poder salir o entrar más fácilmente.

    (Cheva) María Eusebia de los Ángeles Pineda Arias (1907-2007)

    La tía Cheva nunca se casó. Según cuenta su hija adoptiva Dinora Pineda Núñez (Quesada 2019c) anteriormente se tenía por costumbre que la hija que se quedaba soltera debía quedarse así para cuidar a sus papás. Aunque esto es sólo una teoría, Cheva siguió su vida soltera. Cuando muere la madre de Dinora, Cheva decidí adoptarla. Antes de que Dinora llegará a ser la hija adoptiva de Cheva otras dos madres intentaron adoptarla pero al estar estás embarazadas decidieron que era difícil y la regresaron con su papá. Cheva dedicó su vida a criar a Dinora. Su amor por las plantas ornamentales fue también una pasión de toda su vida. La casa de su padre Félix estaba adornada de helechos y bailarinas, eran sus preferidas (Quesada 2019b).

    Cheva Pineda (a la derecha) con su hija Dinora y su esposo Carlos Víquez en Limón. Foto de Dinora Pineda Ñúnez.

    Cuando la propiedad de Félix Pineda Trejos se vende, Cheva y Dinora tienen que salir de la casa y buscar donde vivir. El señor Cecilio Quesada les da un lote y una vivienda muy humilde para vivir. En medio de la pobreza, Cheva y Dinora forman una familia muy unida. Las cogidas de café sirven para producir dinero suficiente para vivir todo el año. Dinora termina el cuarto grado de la Escuela primaria y es elegida por los maestros para continuar a sacar el sexto. Ya desde muy joven Dinora demostró un excelente perfil para el aprendizaje y la educación. En ocasiones que los maestros no llegaban, Dinora tomaba su lugar y organizaba los estudiantes para no perder clase. Al terminar la escuela primaria, Cheva le consigue a Dinora una beca de estudio en el Colegio de Monjas Sión que estaba en San José. Con mucho sacrificio, Cheva hace el viaje a San José (costaba 2 colones) y convence a las monjas administradores del Colegio que acepten y le den beca de estudio a Dinora y esta se va a San José a terminar el Colegio. Dinora se gradúa y logra certificarse como docente con mucho sacrificio.

    Dinora trabajó como maestra y Directora en la Escuela de Santiago. También en el Burial de Piedades Sur y en San Pedro. A San Pedro tenía que hacer el recorrido a pie desde Santiago por los cerros y veradas todos los días. También trabajó en Limón y el Valle de la Estrella por 10 años. Cheva siempre estuvo al lado de Dinora y se fue a vivir con ella cuando estuvo en Limón como maestra. Dinora siempre ha tenido un aprecio muy grande por la cultura afro-descendiente y su tiempo en Limón le sirvió para fortalecer este aprecio y dedicación a enseñar a niños afrodescendientes.

    La relación de Cheva con su padre Félix Pineda Trejos fue complicada. Félix fue una persona con desequilibrio mental el cual se atribuía a la bala encrustada en su cráneo. Hablaba muy poco, y cuando lo hacía hablaba solo. Nunca contó nada de su ascendencia. Según Dinora, hubo ocasiones en que Félix repentinamente se volvía violento y tomaba un machete simulando que se defendía de alguien. La gente que lo veía en este trance, le tenía mucho miedo. En una ocasión le tiro el machete a Cheva cuando ella sacaba agua del pozo. Esto obligó a Cheva a irse a vivir y trabajar en oficios domésticos en San Ramón donde Pepe Valenciano por un tiempo, pero luego volvió a la casa de su padre Félix.

    Cheva también vivió en Heredia y terminó sus días en Ciruelas, Alajuela a los 100 años en una propiedad de los suegros de Dinora. Cheva dejó en Dinora su mejor legado. Dedicó su vida a crearle oportunidad a Dinora para que saliera adelante. Cheva es quizás el mejor ejemplo de las mujeres Pineda, representando con orgullo el sacrificio y trabajo de su bisabuela Josefa Pineda y de sus tías que trabajaban sesteo de las Pineda en San José Norte en Atenas.

    (Tino) Clementino Serapio Lorenzo del Rosario Pineda Arias (1909-1969)

    Muy parecido a su padre, Tino tenía un carácter fuerte. Se casó con Irma Ramona del Rosario Quirós Ugalde (1912-2011) y tuvo los siguientes hijos: Braulio Sixto del Socorro (1938-), Luz Mery Marta (1939-), Jenny Isabel del Socorro (1940-), Juan Félix Angel (1941-1966), Claudio del Socorro (1944-), Maria Esther (1946-1947), María Esther (1949-), Eladio Gerardo, Eraida del Socorro (1951-), María Cecilia del Socorro (1952-) y Sergio del Rosario (1954-).

    Tino Pineda con su hijo menor Sergio en un paseo a Limón donde su hermana Cheva.

    Braulio, Félix y Claudio murieron de forma trágica siendo ya adultos en accidentes. Tino e Irma vivieron en Santiago. Su primera casa estuvo a unos 300 metros al norte de la iglesia de Santiago. Luego se pasaron al frente de la escuela de Santiago. Cuando Tino murió en 1969, Irma decide irse a vivir a Desamparados en San José. Las propiedades las compró su hermano Ignacio Quirós Ugalde.

    Tino fue conocido en Santiago y San Ramón como un hombre duro para las peleas. Decían que “donde Tino ponía el puño ahí no nacía pelo”.

    Su carácter y firmeza le sirvieron para conectarse y hacer amistad con personajes políticos ramonenses de la época como José Figueres Ferrer y (Chico) Francisco Orlich. Cuentan que Tino era la mano derecha de Chico durante los eventos de la guerra de 1948.

    El día que los miembros del partido de gobierno del Dr. Calderón Guardia (conocidos como mariachis) fueron derrotados en San Ramón, Tino Pineda fue el que ayudó a Chico Orlich a entrar a San Ramón sin que fuera visto. Los que apoyaban al Dr. Calderón Guardia tenían control de los principales edificios de San Ramón como el palacio Municipal y la Iglesia. Mucha gente tuvo que salir de San Ramón por las amenazas de fusilamiento. Tino y Chico junto con un grupo pequeño de hombres usaron las cloacas de San Ramón para llegar hasta la casa de Luis Pineda, hermano de Tino, que estaba a un costado del Parque de San Ramón. Ahí esperaron hasta las 4 am de la mañana cuando don Chico dio la orden de atacar. Empezaron los disparos y los aliados del Dr. Calderón Guardia respondieron con una metralleta en una de las torres de la iglesia que los opositores le decían “la tartamuda”. Los mariachis no tenían idea de cuantos hombres estaban con Chico Orlich y como era oscuro empezaron a salir de los edificios y huyeron.

    Durante los días anteriores a la caída del régimen de Calderón Guardia, Tino Pineda fue el encargado de transmitir mensajes falsos para hacer creer a los aliados del Dr. Calderon Guardia que habían reclutado hasta 5000 hombres y que se escondían en varios lugares de San Ramón. La estrategia funcionó y los mariachis se rindieron fácil el día que los aliados entraron por las cloacas a San Ramón liderados por Tino Pineda (Pineda González 2019).

    Tino tuvo una muy buena relación con su padre Félix. Así como su padre, Tino fue un amante de la agricultura. A pesar de su carácter fuerte y sus problemas de alcoholismo, Tino era muy querido en Santiago y San Ramón.

    Fue conocido como un hombre dedicado a la agricultura de hortalizas, como el tomate. Debido a esto se cree que murió de cáncer producto de los agroquímicos que aplicaba el 4 de Octubre de 1969 en la Clínica Bíblica (Pineda Quirós 2019). Antes de morir, Tino también sufrió de tuberculosis y estuvo internado por dos años en el Sanatorio Durán en Cartago.

    Referencias

    • Archivo General de las Indias. 2019. Casa de la Contratación: Pasajeros a Indias. 41091.AGI/10.42.3.325//CONTRATACION,5530,N.4,R.11. Disponible en www.pares.mcu.es
    • ANCR. 1832. CÓDIGO: CR-AN-AH-SECGYM. SIGNATURA: 008665. TEMA: Comandancia de Puntarenas. Francisco Peralta, comandante interino de Puntarenas, informa al Ministro de Estado y del Despacho General, la llegada de un bergantín con doce emigrados salvadoreños. ENTIDAD O PERSONA QUE PRODUJO EL DOCUMENTO: Secretaría de Guerra y Marina. FECHA INICIAL: 1832-04-11
    • ANCR. 1903. CÓDIGO: CR-AN-AH-PROTO-PROTONOT. SIGNATURA: 3281, TOMO: 68, FOLIO: 147, ESCRITURA: 01/05/1903
    • ANCR. 1925. CÓDIGO: CR-AN-AH-CSJ-EXPJU, SGNATURA: 003410. TEMA: Expediente de juicio de sucesión de Petronila Trejos González y matilde pineda. Cónyuges. ENTIDAD O PERSONA QUE PRODUJO EL DOCUMENTO: Juzgado Civil de Alajuela. FECHA INICIAL: 1925-10-30
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    • Family Search. 2019b. “Guatemala matrimonios, 1750-1930,” database, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:FLWC-MMK : 9 February 2018), Tadea Labeira in entry for Juaquin Arze and Dolores Palomo, 25 Dec 1818; citing El Espiritu Santo,Quezaltenango,Quezaltenango,Guatemala, reference ; FHL microfilm 796,274.
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    • Quirós, D. 2019. Entrevista a Félix Quirós Pineda. Angostura, San Ramón.
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    • Quesada, H. 2019d. Entrevista a Adrián Pineda Chávez. Paseo Colón, San José.
    • Quesada, H. 2019e. Entrevista a Heidy Araya Pineda. San Ramón, Alajuela
    • Quesada, H. 2019f. Entrevista a Cecilia Pineda Quiros. San Ramón, Alajuela
    • Revista del Archivo Nacional. 1945. No. 11-12: 594-597
    • Rodríguez Sancho, J. 2014. LOS BOYEROS EN EL NOROCCIDENTE DEL VALLE CENTRAL DE COSTA RICA ENTRE LOS SIGLOS XIX Y XX. Diálogos: Revista Electrónica de Historia. Octubre.

    Apéndice: Descendencia de Josefa Pineda y su hijo natural Matilde.

    Descendencia de Josefa Pineda (1772-1870):

    • Matilde (1837-1903) casó con Petronila Trejos González
    • Hija que murió al nacer (1841-) en Alajuela. No se menciona padre.

    Descendencia de Matilde Pineda (1837-1903) y Petronila Trejos González (1845-1915):

    • José Gonzalo de la Asunción (1871-) casó en segundas nupcias con Emilia González campos viuda en 1930 en Atenas.
      • Edwin Francisco (1930-) nació en Atenas
      • Antonio
    • Feliz Alberto de Jesús (1873-) casó con María de la Trinidad Arias Vargas (1873-) en 1891 en Alajuela. Hijos:
      • Lidia (1892-) casó con José Porras Sibaja (1888-) en 1913 en San Ramón
      • José Victor Francisco (1894-), bautizado en Atenas. Casado con Olivia Núñez.
      • Vicente Juvenal Francisco María (1899-), bautizado en Atenas casó con María Chávez Villalobos (1903-) en 1926 en San Ramón
      • Tomas Luis de las Piedades (1900-) casó con Ana María González Fernández (1911-) en 1931 en San Ramón.
      • (Coya) Maclovia (1903-) bautizada en Atenas, se casó con Carlos Barrantes Quirós en 1920 en San Ramón, que atropelló un carro en la entrada de Santiago.
      • María Catalina (1905-), bautizada en Atenas. Casó con Rufino Quirós Paniagua (1900-) en San Ramón en 1927.
      • (Cheva) María Eusebia de los Angeles (1907). Nunca se casó.
      • Clementino Serapio Lorenzo del Rosario (1909-) casó con Irma Quirós Ugalde (1912-2010)
      • Justa Adela (1912-1914), bautizada y sepultada en Atenas.
      • (Nina) María Adela Rosalina del Carmen (1917-) casó con Mario Steller, bautizada en San Ramón. Vivía en Cóbano, eran dueños de mucha tierra.
      • Juan Rafael María (1896-)
    • Ysabel Silvina Pineda (1875-1941) casó con Juan Campos Mora (1867-) en 1893 Alajuela. Hijos:
      • Federico Félix María (1900-) bautizado en Atenas
      • María Silvina (1895-1896), bautizada y enterrada en San Rafael de Atenas
      • José Napoleón Arístides de las Piedades (1898-), bautizado en San Rafael de Atenas. Casó con Zenaida Soto en 1927 en Alajuela
      • Octavio María de Jesús (1908-1910), enterrado en San Rafael de Atenas
      • María Ninfa Benigna (1904-1906), enterrada en San Rafael de Atenas
      • María Angelica Gregoria (1897-)
      • María Gabriela del Socorro (-1903), sepultada en Alajuela
      • Enriqueta Benigna del Socorro (1911-), bautizada en San Rafael de Atenas.
      • María Isabel Amalia (1893-), bautizada en Atenas.
    • Elena de la Natividad (1877-1944) casó con Demetrio Campos Morera (1875-) en 1896 en San Rafael de Atenas. Sepultada en Desmonte. Descendencia:
      • María Marcelina Ramona (1897-), bautizada en San Rafael de Atenas
      • María Luisa Angeles (1899-), bautizada en San Rafael de Atenas
      • Ramon María (1901-), bautizado en San Rafael de Atenas
      • casó con Teresa Chaverri Murillo en 1931 en Alajuela
      • María Natalia Felicitas (1903-1905), bautizada en enterrada en San Rafael de Atenas
      • María Iginia Gregoria (1905-), bautizada en San Rafael de Atenas
      • Julio Gonzalo María (1907-), bautizado en San Rafael de Atenas
      • Celino Amancio Aparicio (1909-), bautizada en San Rafael de Atenas
      • Mario Roberto Elodia del Socorro (1911-), bautizado en San Rafael de Atenas. Casó con Clodomiro Ávila en 1928 en Alajuela
      • María Silva del Carmen (1913-), bautizada en San Rafael de Atenas
      • Hilda (1914-). Casó en 1931 en Alajuela con Juan Soto Chaverri
      • Jose Antonio Jeremías (1915-), bautizado en San Rafael de Atenas
      • Jose Domingo Eli (1918-), bautizado en San Rafael de Atenas
      • Ramón Vicente Rufilo (1921-), bautizado en San Rafael de Atenas
    • Manuela de Jesús Ester (1879-) casó con José López Trejos (1880-) en 1896 en Alajuela. Hijos:
      • María Blanca Rosa (1899-), bautizado en San Rafael de Atenas
      • Jovita Raquel Josefina de los Angeles (1900-1934), bautizado en San Rafael de Atenas. Enterrada en Palmares. Casó con Aquileo Rojas Barrantes.
      • Berjita Amalia de Jesús (1902-), bautizada en San Rafael de Atenas. Casó en 1923 con Tobías Rodríguez Muñoz en Alajuela
      • Augustina Felicia de las Mercedes (1910-), bautizada en San Rafael de Atenas. Casó en 1930 con Arturo Hernández Álvarez en Alajuela
      • Consuelo María (1912-), bautizada en San Rafael de Atenas
      • Agustín Marcelino del Rosario (1914-) nació en Candelaria. Casó en 1934 con Estergine Barahona.
    • Ramona Pascuala de la Natividad (1883-) casó con Joaquín Calvo Zuñiga (1901-) en 1928 en Alajuela. No se encontró descendencia.
    • Juana Etelvina de los Ángeles (1885-) casó con Moises Porras Araya (1894-) en 1927 en Alajuela. No se encontró descendencia
    • José Miguel Seledonio (1887-), bautizado en San Rafael de Atenas. No se encontró más registros.
    • María Matilde Delfina (1890-) casó con Domingo Molina Arguello (1888-) en 1928 en Alajuela. No se encontró descendencia.
    • María Joaquina (1891-). No se encontraron más registros
    • María Isabel Amalia –Mariquita- (1893-) casó con Miguel López Trejos (1894-) viudo de Josefina Sánchez en 1924 en Alajuela. No se encontró descendencia
    • Rafael María (1895-) casó con Teresa Cháves en 1919 en Alajuela
      • Adrian de Jesús Pineda Chávez (1924-). Trabajo en el INS, vive en San José. Casó con Nora Cordera en San José en 1954
      • Fernando Arnoldo de Jesús (1929-)
      • Victor Fabián de Jesús (1930-)
      • Angel Rafael del Rosario (1920-), bautizado en San Rafael de Atenas
      • Antonio del Carmen (1922-), bautizado en San Rafael de Atenas, casado con Hilda Chavarria Arguello (1926-).
      • Matilde Ema de Jesus (1925-), bautizada en San Rafael de Atenas
    • María Ninfa (1901-) casó con Emilio Arguello Hernández (1907-) en 1929 en Alajuela. No se encontró descendencia.
  • Primera partida de nacimiento de San Ramón

    Este es la que fue la primera partida de nacimiento que se registró en la ermita de San Ramón en 1848. Corresponde al libro I, folio I, Número 1 del 4 de Diciembre de 1848. Esta corresponde a María Viviana Hidalgo Monestel hija de José Antonio Hidalgo y Rita Monestel. El padre que bautizó fue José Julián Blanco. Aquí la descripción textual, respetando la ortografía original.

    Tomado de www.familysearch.org

    Libro en que se asientan las partidas de los que se bautizan en la Sta Hermita de San Ramón en la nueva Población de los Palmares, jurisdicción de esta ciudad de Alajuela, República de Costa Rica. Bendecida la Hermita, su panteón y Pila Bautismal, hoy dos de Diciembre de mil ochocientos cuarenta y ocho años.

    En la Población de los Palmares y Hermita de San Ramón filial de esta Parroquia S.R.M (S. Ramón Nonnato) de Alaluela a los dos de Diciembre de mil ochocientos cuarenta y ocho yo el Presbo. José Julián Blanco ex Licentia Pauschí, bautizé solemnemente a M. Viviana h.l. de José Antonio Hidalgo y Rita Monestel, nació en esta localidad a ventidos del pasado. Padrinos José Ma. Rodríguez y Francisca Rodríguez, a quiénes advertí su obligación y parantezco espiritual y lo firmo.

  • Terremoto de 1924

    Author: Fernando González Vásquez

    4 de marzo de 1924: Hace 90 años se produjo el terremoto que destruyó o dañó severamente los principales edificios públicos de San Ramón, el denominado terremoto de Orotina.

    La ciudad de San Ramón que en 1924 había celebrado el ochenta aniversario de su fundación oficial, acaecida el 19 de enero de 1844, fue azotada por un terremoto de grandes proporciones. El epicentro tuvo lugar cerca de Orotina, afectando sobre todo a las ciudades circunvecinas y a las provincias de Alajuela, Heredia y San José. El primer evento ocurrió a las 4:07 am. y el principal a las 5:43 am. con una magnitud de 7.0 grados en la escala Richter, según datos del International Sismological Center. Fue originado por el choque interplacas (Cocos y Caribe) y las réplicas se prolongaron por espacio de dos meses.

    Así quedó la escuela central de San Ramón como consecuencia del terremoto acaecido el 4 de marzo de 1924, hace ochenta años. Estaba construida de calicanto (piedra con argamasa de cal y arena)

    Este ha sido quizá, el fenómeno natural que más ha marcado el destino de la comunidad ramonense. Hoy, nueve décadas más tarde, nos corresponde recordar tan relevante suceso.

    Hemos recogido algunos testimonios verbales de ramonenses nonagenarios que vivieron la terrible experiencia de ese fuerte sismo ocurrido al rayar el alba del día martes 4 de marzo de 1924. Pero una de las pocas descripciones escritas del evento telúrico con que contamos, fue consignada por el escritor e intelectual ramonense Trino Echavarría Campos (1907-1970) en su Historia y Geografía del Cantón de San Ramón (1966).

    A continuación transcribimos esa interesante crónica, aclarando entre paréntesis algunos puntos de referencia mencionados en el texto:

    “Al amanecer del 4 de marzo de 1924 un espantoso sismo agitó la ciudad de San Ramón. Los mejores edificios cayeron hechos pedazos.

    La iglesia de mampostería, orgullo de nuestros antecesores, estaba totalmente falseada, paredes enteras de la cómoda cárcel, fueron destruidas por la furia del espasmo telúrico; la preciosa escuela de Santiago…cayó en escombros.

    Quien esto escribe, recuerda como si fuera ayer aquella mañana del 4 de marzo de 1924.

    Me dirigía por la calle que desde la esquina de don Alfredo Salazar Mora conduce para traer el pan que su padre don Alfredo poseía en donde hoy está la panadería López (hoy panadería Santa Marta). Eran aproximadamente las cinco de la mañana, que no podría precisar bien, cuando se sintió el estremecer de la tierra. Recuerdo el estruendo que produjo la escuela al caer y que se encontraba exactamente en donde hoy están los estudios de Radio Sideral (en la actualidad, el sitio corresponde al edificio que ocupa la Municipalidad de San Ramón). La humareda producida por la cal, formó una densa cortina que impedía totalmente la visibilidad. Mientras los árboles del parque se agitaban, como al impulso de poderoso huracán, observé a don Fausto Montes de Oca salir a la calle desde su botica que estaba donde hoy está la cantina diagonal al parque (hoy, edificio comercial diagonal a la esquina suroeste del parque).

    Empavorecido, con el alma en suspenso regresé a mi hogar. Nosotros vivíamos en esa época en casa alquilada en donde hoy está la panadería de los Hnos. Orozco (panadería La Duquesa). Acababan de pasar las fiestas y mi recordado padre don Ramón Echavarría tenía la madera guardada que le había servido para el tablado que él con sus propias manos construyó para que su familia disfrutara de los festejos populares.

    Ese mismo material sirvió luego para hacer en el patio de mi casa una especie de chinamo largo, en el cual se congregaban en las noches los vecinos, porque la tierra no cesaba de temblar. Recuerdo la cafetera que bajo un árbol mi santa madre ponía a hervir, en pleno patio, para darle café a las amistades allí reunidas. Todas las noches se comentaba de los constantes temblores y al anochecer siempre veíamos a través de los trillos abiertos entre las cercas colindantes, a nuestros vecinos: don Alfredo Jiménez, el escultor con sus hijos, a la familia Rodríguez, a la familia de don Miguel Ñato. Era para mí motivo de alegría la llegada de tanta gente que hacía tertulia mientras la tierra continuaba estremeciéndose y yo ponía mis oídos en el duro suelo para oír el bramar interno, mientras don Moisés Guido, que en aquella época era el juez, se quedaba pálido a cada temblor y rezaba con la gente en la calle fragmentos del Trisagio. Fue muy corriente para mí, oír el SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, tened misericordia de nosotros! Se oían las campanas de la torre (del templo parroquial) cuando los temblores eran más fuertes y este tañido producía en todos una rara impresión. Nos reuníamos en el chinamo más grande que papá había hecho y tenía rótulos en sus paredes diciendo que asistieran a los toros, que los juegos de pólvora eran buenos y fragmentos, algunos rotos por el viento de los programas de las fiestas. Mi madre hacía café y obsequiaba a las visitas y luego ellas se sentaban en rueda y se ponían a contar historias de espanto entre la noche silenciosa, apenas interrumpida por los rumores de las plegarias que en las cercanías se escuchaban. Cuando el sueño ya invadía mi cerebro, me dirigía santamente a dormir en el suelo en un petate y poco a poco, mientras los ojos se me iban cerrando, empezaba a ver cómo cada una de las visitas tomaba su sitio también en el suelo alumbrados por el fogón que de rato en rato mi padre se levantaba para avivar. Luego las mañanas de la juventud, el contar de la gente que había oído esto y lo otro, las eternas historias: que la casa de don fulano de tal estaba en ruinas o se había caído. Mientras tanto, al avanzar la mañana, bien sentenciado por mi madre para que no tardara, me iba al mercado a comprar la carne que en daguillas vendía don Olivio Hernández o don Pedro Madrigal, luego el arroz y los frijoles y su buen pedazo de pellejo de chancho y chicharrones riquísimos y que mi madre echaba a la olla en la que nadaban los apetitosos plátanos de la época, los ricos currarés del bajo del Río Grande; las papas que se esponjaban y que Gerardo Artavia vendía a quince el cuartillo; el pedazo de cecina y luego el infaltable plato de frijoles negros con chicharrones gustosos y luego el huevo tierno que comíamos con plátanos cocidos.

    Los temblores continuaron durante mucho tiempo más y los muchachos muy contentos porque no teníamos que ir a la escuela en la cual nos esperaba don Florentino Lobo y mis viejos compañeros: Mino Guevara, Bolívar Salas, Pedrillo Nájera que cayó hace muchos años vencido por la muerte y mi eterno compañero de lecturas, Víctor González que hoy yace como otros de mis compañeros en tumbas ignoradas del cementerio nativo…”

    El relato de don Trino Echavarría nos da una idea plena de lo que significó este hecho de la naturaleza para el pueblo ramonense que, pronto dio inicio a la reconstrucción de su ciudad, proceso que tardaría varios años. Al parecer, no hubo pérdidas humanas que lamentar como consecuencia del sismo, al menos en San Ramón. La escuela central, construida de calicanto quedó en escombros, por lo cual debió trasladar sus funciones al edificio que había ocupado el Teatro Minerva, dañado en 1917 por un incendio. La segunda planta del antiguo Palacio Municipal (hoy Museo de San Ramón) tuvo que ser demolida pocos años después, como producto de los daños sufridos, eliminándosele el bello pórtico que poseía.

    A raíz del deterioro sufrido por las torres del antiguo templo parroquial, el cura Juan Vicente Solís decidió su demolición, no sin antes enfrentar la oposición de muchos ramonenses cuyos padres y abuelos habían edificado con grandes sacrificios una verdadera mole de calicanto. Según algunos testimonios, los daños en las torres no eran tan severos como para ameritar tal decisión, a pesar de que don Trino afirma en el escrito anterior que, en efecto, la iglesia “estaba totalmente falseada”.

    Dio entonces inicio una verdadera epopeya comunal para, primeramente derribar a base de dinamita ese magnífico inmueble. Tres años más tarde, el 26 de abril de 1927 comenzaron los trabajos de construcción de la nueva iglesia, cuya gigantesca estructura metálica fue contratada a la casa Krupp de Alemania y transportada en carretas tiradas por bueyes desde Río Grande en Atenas. Esta titánica empresa constructiva tardaría más de dos décadas, hasta que el 16 de mayo de 1954 se inauguró el templo, hace precisamente medio siglo. Hoy, San Ramón cuenta con una magnífica edificación religiosa que es orgullo de sus pobladores por ser además fruto del esfuerzo y entrega de gran cantidad de personas, muchas de ellas perdidas en el anonimato. Sin embargo, no debemos olvidar que esa relevante y colosal página de la historia ramonense tuvo su origen en un evento de la naturaleza que puso a prueba el temple de sus pobladores.

  • La Fiesta de la Entrada de los Santos hace 116 años

    La siguiente es una transcripción de un artículo sobre la entrada de los Santos publicada en el diario El Ramonense (Año 1, Número 14)  el 8 de Setiembre de 1901, hace ya 116 años. El artículo es firmado por VERCINGETORIX (se asume es referencia a un rey de la tribu de Arverni que vivió en el periodo 82-46 AC en Europa)

    Hay muchos aspectos históricos que valen la pena rescatar. 

    La Fiesta de Nonato

    Era la víspera del día en que se celebra la festividad del patrono de este pueblo.

    A las doce, pues del 30 del pasado Agosto, hora designada para la entrada de las imágenes de los santos a la Iglesia Parroquial, se presentaron a ella en hombros de fidelísimos devotos las de los barrios o distritos en que, en número de doce, está dividido actualmente el cantón de S. Ramón. Allí vimos la imagen de Santiago el Mayor ostentando en su diestra la espada del guerrero, la de Juan el Bautista con su vestido de sencillas pieles, la del santo español Isidro con los dóciles y pacientes bueyes que tiran del arado, la de Rafael el Arcángel elevando junto a sí a Tobías con el pez que curó milagrosamente la ceguera de su padre, la de San Francisco de Asís, en fin, la de la excelsa Virgen a quien el Catolicismo considera como la más alta personificación de la santidad y como la más sublime y divina mediadora entre el Creador y el hombre que es su creatura predilecta.

    A las 8 p.m. afluía a la Iglesia un número considerable de vecinos, deseosos de contemplar los hermosos jugos pirotécnicos que nuestros hábiles polvoristas don Patrocinio y don Recadero Ugalde habían al efecto preparado. Dirigida por nuestro amigo don Pedro J. Prado, la Filarmonía daba en tanto el aire sus armoniosas notas y halagaba nuestros oídos con la ejecución de bonitas y escogidas piezas. Por fin nos retiramos todos, pero dos horas antes de que el astro rey asomara por el Oriente su gigantesca é ígnea cabellera, ya los discípulos de Euterpe recorrían las calles de la población despertando con su alegre música a los soñolientos moradores que, como es natural, reposábamos entonces tranquilamente en brazos de Morfeo. Los gratos sones ahuyentaron de nosotros el sueño de tal modo que cuando las aves comenzaron a entonar sus matinales trinos, ya muy campantes muchos nos hallábamos en pie. Hermosísima estaba la mañana del 31, pues hasta las mismas nubes, cabalgando muy temprano en aéreos y rápidos corceles transmontaron con presteza las meridionales y próximas colinas y fueron ese día a derramar sus cristalinas lágrimas muy lejos del valle en que se levanta la población acariciada por los alisios regulares que nos traen la humedad y la frescura de las regiones selváticas del Norte. Como teníamos deseos de oír al ilustrado Cura de la Parroquia de Aserrí don José Añibaro, quien nos ha hecho la honra de permanecer unos cuantos días entre nosotros, dispusimos asistir a la misa solemne que debían celebrar nuestro cura Párraco Presbo. don José Pineiro, el Cura de Palmares don Manuel Gómez, y don Juan J. Valverde. Oficiaron dicha misa los señores don Vicente Castro, don Manuel Mora y las señoritas Gertrudis Valverde y Talia Araya, cuya simpática y dulce voz hemos otras veces escuchado con delicia.

    Párrafo aparte, dedicaremos al sermón del Padre Añibaro, de quien –dicho sea de paso- habíamos ya leído una oda escrita por él en honor del grande y sabio Pontífice León XIII. El panegírico que hizo de nuestro patrono gusto sobremanera a todos los que tuvimos el gusto de escucharlo. Al oír la vibrante voz del Orador sagrado, al repercutir en nuestra alma los acentos de una inspiración nacida al calor del sentimiento religioso y por el talento é ilustración del esclarecido sacerdote sostenida, al sentir la belleza de las imágenes y notar los grandieloenentes rasgos con que el panegirista realzaba y engrandecía la figura del que realizó actos de sublime caridad y dejó en la memoria de los hombres recuerdos imperecederos de sus santidad y sus virtudes, nos parecía ver a San Ramón cruzar el gaditano Estrecho para ir a derramar la semilla de la religión y de la fé en el seno de pueblos atraídos por el siniestro resplandor de la cimitarra musulmana y fanáticamente enloquecidos por las materiales recompensas y paraísos imaginarios que el árabe impostor en su Korán les prometiera. Concluida la misa fuimos varios a la casa Cural para saludar y presentar nuestros respetos al Padre Añibaro, a quien deseamos toda suerte de dichas y ventura y de quién esperamos que o no sea esta la última vez que nos dispensa el honor de visitarnos.

    A las 8 de la noche vimos también el salón “Club de Amigos” iluminado a giorno ¿Qué era aquello? Era simplemente un baile de los socios del mismo habían de un momento a otro improvisado, baile al cual no nos fue dable asistir, pero en el q’ según noticias que inquirimos al respecto, reinó la cordialidad y regocijo más completos.

    VERCINGETORIX

  • El templo fortaleza

    Por Camilo Rodríguez (#CamiloRodríguezChaverri, #ElLocodelasIglesias). Reproducido con permiso del autor.

    Fue don  Ramón Miranda el maestro de obras que estuvo al frente de la construcción del templo de San Ramón, hace casi noventa años. Ganaba 150 colones por mes. Sus peones ganaban 25 colones por mes.
    Cuentan en San Ramón que uno de sus peones, Ramón Salas, estaba subido en lo más alto de la construcción y se cayó. Rebotó en el pavimento. Se levantó, se sacudió la ropa y siguió como si nada. Desde entonces lo conocieron como “Moncho de Hule”. Su esposa, doña Rita Soto, contaba que a Ramón le habían hecho placas y supuestamente le encontraron miles de fisuras en la columna tras esa caída y era un milagro que caminara.

    El pueblo de San Ramón empezó a construir este templo en 1928, pero terminó hasta 26 años después. El templo fue consagrado hasta en 1954. Ramón Miranda se ocupó de las columnas. A este templo lo caracterizan unas columnas torneadas, únicas en el país. Son labradas. Veamos algunos detalles curiosos. La estructura metálica costó 50 mil colones. El mármol costó 200 mil colones. Todo el cemento costó 30 mil colones.
    El templo tiene un diseño eclíptico entre gótico y románico. Tiene ilustraciones en las paredes similares a las de las iglesias de Aquiares y Sitio de Mata de Turrialba, así como del templo de San Vicente de Moravia.
    Las campanas fueron traídas de España. Se llaman Aurora y Ramona. Las donó don Vicente Badilla. Una lleva el nombre de su esposa: Aurora.


    El piso vino de Alemania. El altar mayor vino de Italia. Los vitrales fueron colocados muchos años después.
    Las lámparas de cristal que adornan la nave central y las laterales fueron traídas de la antigua Checoslovaquia.
    En este templo concluye una de las más hermosas fiestas religiosas de Costa Rica: La Entrada de los Santos de San Ramón.


    El templo conserva las barandas que están alrededor del altar, algo que ya no ocurre en otros templos así de antiguos. Otro detalle es que colocaron al revés uno de los mosaicos, pero lo conservaron así como una particularidad especial.

    El ingeniero civil Henry Alfaro, propietario de la empresa Grupo Incopoás, me contó que estuvo a cargo de la reestructuración, hace pocos años. Se encontró varillas de construcción de Alemania, de hace casi un siglo.
    Este templo me parece una gran fortaleza. Y eso debe ser un templo: donde está Dios no hay fuerza que supere; donde tenemos a Dios, no caben los enemigos de la luz.